La falta de sueño motivada por el calor causa irritabilidad y afecta al comportamiento.

El calor produce situaciones de estrés que se pueden ver aumentadas, aunque de forma indirecta, por la dificultad de dormir cuando esas temperaturas persisten durante la noche.



Si a esto unimos las altas temperaturas y el calor que estamos sufriendo este año, la capacidad de conciliar el sueño se dificulta, pudiendo causar problemas de regeneración neuronal, según ha señalado Diego García Borreguero, responsable de la unidad de Patología General del Sueño de la Fundación Jiménez Díaz.



El sueño controla la temperatura cerebral (que puede bajar 2 grados con respecto a la que tiene a lo largo del día), cuestión "necesaria para la regeneración y recuperación neuronal", y en momentos en los que la temperatura ambiental es alta, dicha función puede verse afectada al dormir peor.



Para conciliar el sueño y que éste sea reparador, la temperatura ambiental debe encontrarse entre los 18 y los 25 grados, aunque también depende de las personas. Cuando se superan esos grados se presentan problemas para conciliar el sueño, disminuye su profundidad y nos despertamos más a menudo.



Además, la capacidad del organismo para regular su temperatura desaparece durante la fase REM del sueño (caracterizada por las ensoñaciones), en la segunda mitad de la noche, por lo que despertamos con más facilidad.



Por último García Borreguero recomienda instalar aparatos de aire acondicionado o beber mucho líquido, ya que de este modo la temperatura corporal desciende en mayor medida.