“No somos espectadores, sino que somos capaces de decidir sobre nuestro futuro y nuestra evolución”, explica Christian, usuario del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos Los profesionales destacan que tener discapacidad intelectual no es una enfermedad, sino una condición que no imposibilita para hacer cosas, sólo requiere de más apoyos Christian, Ra&uac...
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“No somos espectadores, sino que somos capaces de decidir sobre nuestro futuro y nuestra evolución”, explica Christian, usuario del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos
Los profesionales destacan que tener discapacidad intelectual no es una enfermedad, sino una condición que no imposibilita para hacer cosas, sólo requiere de más apoyos
Christian, Raúl, Alejandro, Jesús, son sólo algunos residentes del Centro San Juan de Dios (CSJD) de Ciempozuelos que forman parte del programa de Autogestores. Todos ellos son usuarios con discapacidad intelectual y graves trastornos de conducta pero, como señala Carlos de Pablo-Blanco, psicólogo y coordinador facultativo del área de Personas con Discapacidad Intelectual y/o del Desarrollo del CSJD, “tener una discapacidad no es una enfermedad, sino una condición que les limita para hacer determinadas cosas pero no les imposibilita. Sólo necesitan más apoyos”.
Una máxima del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos y de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, es tener siempre, como centro, a la persona.
Ese cuidado humanizado y no perder de vista el fin último del trabajo asistencial, ha posibilitado que los profesionales del área de discapacidad intelectual, en este caso, fueran conscientes de que las personas de estas unidades eran capaces de tomar sus propias decisiones y participar activamente en las actuaciones tomadas para su futuro.
Esta observación constante es lo que impulsó a los profesionales del Centro San Juan de Dios a crear el grupo de Autogestores en el año 2019, cuyo objetivo no era otro que los propios usuarios sean capaces de organizarse para defender sus derechos y los de su colectivo. Y dichos derechos se han ido ampliando con sus actuaciones con el paso de los años.
Como señala Eduardo Guevara, psicólogo responsable de esta iniciativa “en sus reuniones debaten sobre los obstáculos que se encuentran en su día a día y que les dificultan tener una vida lo más independiente y autónoma posible.
También reivindican que su voz y sus opiniones se tengan en cuenta y tratando de influir en la toma de decisiones tanto de aquellas cuestiones que les afectan por su discapacidad, como aquellas otras que lo hacen por su condición de ciudadanos de Pleno derecho.
Se trata de conseguir su inclusión en la comunidad y para ello la mejor forma es darse a conocer y mostrar de lo que son capaces”.
Las acciones que realizan son muchas y variadas, destacando algunas como la recogida de sugerencias y quejas de mejora de sus compañeros que luego son trasladadas al equipo directo y la dirección del centro; la propuesta de actividades formativas o lúdicas; diferentes acciones de sensibilización y concienciación (charlas, mesas informativas, lectura de manifiestos, seminarios formativos, etc); la organización y el desarrollo de diferentes Jornadas y eventos del área.
Como explica Guevara, “La autodeterminación es el requisito previo que posibilita la autogestión, que a grandes rasgos sería trasladar al plano social los conceptos y habilidades que la autodeterminación conlleva en el plano individual: participar, opinar y ejercer la defensa de los derechos propios en el grupo social de referencia y en las instituciones correspondientes.
En este contexto, la autogestión incluye necesariamente la noción de representatividad, esto es, que la participación social a la que se refiere el concepto de autogestión se realizaría a través de representantes cualificados para tal empresa”.
“Todos somos iguales”
Christian, usuario del CSJD desde hace 13 años, tiene muy claro que “todos somos iguales”. Él es muy consciente de que tiene unas limitaciones, a las que se une una discapacidad física, pero también sabe bien lo que quiere y lo que no, lo que le gusta y lo que no. “En Autogestores, nosotros decidimos qué cosas nos gustan, qué actividades de ocio queremos hacer y para qué trabajos nos vemos más capacitados”, explica.
“En el Centro San Juan de Dios nos están dando la oportunidad de expresarnos. Nos tienen en cuenta en la toma de decisiones, nos escuchan y atienden a muchas de nuestras peticiones. Nosotros nos formamos parte importante del centro. No somos espectadores, sino que tenemos voz y voto, porque podemos decidir igual que tú”, enfatiza. Jesús, vive en pisos tutelados por el Centro San Juan de Dios.
Éstos son recursos externos que suponen el paso previo al alta. Compartiendo piso con otros compañeros, es capaz de tener una vida autónoma.
Gracias al grupo de Autogestores, ha aprendido tomar conciencia de sí mismo y trabajar el autoconocimiento. También es capaz de identificar metas personales, deseos y perseguir unos objetivos para su vida. En este tiempo, ha conseguido ser capaz de solucionar problemas, tomar sus propias decisiones y mejorar su autoestima.
“Todo esto me ha ayudado muchísimo a dar el paso de vivir fuera del CSJD. Soy capaz de poner en práctica todo lo aprendido en este grupo, ya que lo hemos practicado e interiorizado y soy cada vez más consciente de lo que me pasa, de cómo solucionarlo y de controlar mis impulsos”, aclara orgulloso.
Sobre el Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos
El Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos pertenece a la Provincia San Juan de Dios de España de la Orden Hospitalaria. Con más de 1200 usuarios, desde 1872 hemos sido un referente en salud mental, atención a las personas con discapacidad intelectual y en los campos de la psicogeriatría y los cuidados somáticos. Y todo ello con una forma de ser y de actuar basada en los principios y valores que nos legó San Juan de Dios, que fue el precursor de nuestra gran misión: evangelizar el mundo del dolor y del sufrimiento a través de la prestación de una asistencia integral a los enfermos y necesitados.
La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios es una institución sanitaria y social sin ánimo de lucro y de carácter internacional con la misión de curar, cuidar y acompañar a colectivos que atraviesan por situaciones de vulnerabilidad, situándolos en el centro, velando por su dignidad y atendiendo la dimensión física, psicológica, social y espiritual de las personas.
Con casi 500 años de experiencia en el cuidado y protección de las personas enfermas y en exclusión social, la Orden Hospitalaria continúa su compromiso sanitario, sociosanitario y social inspirándose en los mismos valores que llevaron a su Fundador, San Juan de Dios, a revolucionar la atención hacia las personas que más lo necesitaban, dignificando al ser humano, sea cual sea su condición.
El concepto de Hospitalidad de San Juan de Dios ha traspasado todas las fronteras. En nuestro país, la Provincia San Juan de Dios de España cuenta con una red de 80 centros sanitarios, sociales, sociosanitarios, docentes y de investigación que atendieron en 2022 a 2.778.062. Dispone de más de 12.200 camas o plazas distribuidas en sus centros hospitalarios y asistenciales y está integrada por 178 Hermanos, 17.492 profesionales, cerca de 3.000 personas voluntarias y numerosos donantes y bienhechores.
La presencia y actividad internacional de San Juan de Dios se lleva a cabo en los cinco continentes a través de 412 centros en los que se ofrecen 39.048 camas o plazas. Para ello, son 65.080 profesionales los que prestan más de 35 millones de atenciones cada año. Además, cuenta con 981 Hermanos y más de 23.000 personas voluntarias.
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