La leptina, una hormona clave producida por el tejido adiposo y fundamental para regular la ingesta de alimentos y el equilibrio energético, también tiene un papel importante en varias funciones neurofisiológicas, como el desarrollo cerebral, la neurogénesis y la neuroprotección.
Debido a estos efectos, estudios recientes están explorando la posibilidad de que esta hormona sea un vínculo entre la obesidad y la demencia.
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En un esfuerzo por profundizar en esta conexión, investigadores del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio realizaron un estudio para investigar la relación entre los marcadores de leptina, la función cognitiva y los signos de atrofia cerebral y lesión vascular. en adultos de mediana edad mediante resonancia magnética.
Este estudio, publicado en la revista Alzheimer's & Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association ,Los resultados mostraron que niveles más altos del receptor soluble de leptina se asociaban con una menor anisotropía fraccional, un indicador de la integridad de la materia blanca cerebral, y con una mayor difusividad media, un marcador de daño en dicha materia blanca.
En contraste, un índice de leptina libre más elevado se vinculaba con una mayor anisotropía fraccional, lo que sugiere mejor integridad según Claudia Satizabal, profesora asociada del Instituto Glenn Biggs para el Alzheimer y Enfermedades Neurodegenerativas de UT Health San Antonio, estos hallazgos apoyan el papel de las variaciones de leptina en el riesgo de desarrollar demencia en la vejez.
En particular, su deficiencia parece estar relacionada con cambios en la estructura de la materia blanca, un signo temprano de deterioro cognitivo en enfermedades como el Alzheimer o la demencia.
Los autores concluyen que hay crecientes indicios de que la obesidad en la mediana edad desempeña un papel importante en el riesgo de desarrollar demencia más adelante en la vida.
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