Resumen
Objetivo: Este estudio se refiere a la medida en que las definiciones del DSM-IV y del DSM-5 del trastorno por estrés agudo (TEA) predicen el trastorno de estrés postraumático posterior (TEPT) y los trastornos psiquiátricos relacionados que siguen al trauma.
Método: Pacientes con ingresos aleatorios en 5 hospitales de Australia (N = 596) fueron evaluados en cada hospital y reevaluados para el TEPT a los 3 (n = 508), 12 (n = 426), 24 (n = 439) y 72 meses (n = 314) utilizando la Escala Administrada por Clínico para el TEPT; la definición del DSM-IV del trastorno de estrés postraumático se utilizó en cada evaluación y la definición del DSM-5 se utilizó a los 72 meses. La Mini Entrevista Internacional Neuropsiquiátrica (MINI) se utilizó en cada evaluación para evaluar la ansiedad, el estado de ánimo y los trastornos por consumo de sustancias.
Resultados: 45 pacientes (8%) cumplieron con los criterios del DSM-IV y 80 pacientes (14%) cumplieron con los del DSM-5 para el TEA. El TEPT fue diagnosticado en 93 pacientes (9%) a los 3, en 82 pacientes (10%) a los 12, en 100 pacientes (12%) a los 24 y en 26 pacientes (8%) a los 72 meses; 19 pacientes (6%) reunieron los criterios del DSM-5 para el TEPT a los 72 meses. Se obtuvieron proporciones comparables en los diagnosticados con TEA que desarrollaron TEPT utilizando las definiciones para el TEA del DSM-IV (3 meses = 46%, 12 meses = 39%, 24 meses = 32%, y 72 meses = 25%) y del DSM-5 (43%, 42%, 33%, y 24%). La sensibilidad se mejoró en el DSM-5 con respecto al DSM-IV para la depresión (0,18 vs 0,30), el trastorno de pánico (0,19 vs 0,41), la agorafobia (0,14 vs 0,40), la fobia social (0,12 vs 0,44), la fobia específica (0,24 vs 0,58), el trastorno obsesivo-compulsivo (0,17 vs 0,47) y el trastorno de ansiedad generalizada (0,20 vs 0,47). Más de la mitad de los participantes con TEA definido según DSM-5 tuvieron un trastorno posterior.
Conclusiones: Los criterios del DSM-5 para los resultados del TEA obtuvieron una mejor identificación de las personas que posteriormente desarrollaron TEPT u otro trastorno psiquiátrico, con relación con los criterios del DSM-IV. Aunque la predicción es modesta, sugiere que el nuevo diagnóstico de TEA puede cumplir una función útil en la configuración del trauma agudo para la elección de aquellos que pueden beneficiarse de cualquier de intervención temprana o de un posterior seguimiento.
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