La psicopatía es un trastorno antisocial de la personalidad, caracterizado por la falta de afecto y empatía, así como un exceso de impulsividad y manipulación hacia el otro. Este artículo nos muestra la influencia de la genética en esta alteración, concretamente del polimorfismo (alteración frecuente en el código genético del ADN) del gen HTR1B, combinada con factores ambientales, en este caso el maltrato por parte de los padres. Como veremos a continuación, el polimorfismo del genotipo HTR1B, encargado de codificar el receptor de la serotonina, predijo la psicopatía y la vulnerabilidad al maltrato parental.
En el proceso se recogieron muestras de saliva de los participantes y se realizaron encuestas sobre los estilos parentales. Se obtuvieron también muestras de los genes 5-HT o serotonina, encargada de modular las emociones y la cognición, ambas perturbadas en la psicopatía.
En esta alteración, al igual que en muchas otras, existe un peso genético que llamamos heredabilidad y un peso debido a factores ambientales. La heredabilidad de la psicopatía, es decir, la variación que podemos atribuir a los factores genéticos es alrededor del 35%.
Los resultados del presente estudio proporcionan evidencia para el polimorfismo del genotipo HTR1B en el aumento del riesgo de la psicopatía. La importancia del sistema serotoninérgico del SNC recae en la regulación del estado de ánimo, el pensamiento y el comportamiento. El efecto de este genotipo fue aún más evidente en el grupo más joven de participantes. Curiosamente, en el grupo de adultos encarcelados, observamos que el genotipo HTR1B en interacción con las puntuaciones de malos cuidados paternos era un predictor aún más fuerte de niveles más altos de psicopatía que el factor genético o ambiental tomado individualmente, reforzando así la idea de que un entorno infantil negativo ejerce en la predisposición al comportamiento desviado.
Este estudio sugiere que el genotipo HTR1B podría representar un correlato biológico de vulnerabilidad a la psicopatía, útil para identificar a los jóvenes con un comportamiento desviado particularmente sensible al maltrato de los padres, que podrían beneficiarse de las intervenciones tempranas destinadas a mejorar su entorno familiar, con el fin de reducir el riesgo de desarrollar psicopatía.
En general, estos hallazgos destacan una vez más la importancia de las interacciones génicas ambientales para modular el comportamiento humano.
