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Mejorar la respiración nasal y adelgazar facilita el tratamiento de apnea del sueño, según un estudio de UPV/EHU

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Noticia | 14/04/2015
BILBAO, 13 Abr. (EUROPA PRESS) -

Mejorar la respiración nasal y adelgazar facilita el tratamiento de la apnea del sueño, según las conclusiones de un estudio desarrollado por el investigador del Departamento de Dermatología, Oftalmología y Otorrinolaringología de la UPV/EHU Jesús Antonio Hueto Prado, que propone fórmulas para predecir el tratamiento que necesitan los pacientes con apnea severa.

Hueto ha estudiado a personas con síndrome de apnea del sueño (SAHS) que siguen un tratamiento con CPAP, considerado estándar para los pacientes con apnea del sueño de grado moderado a severo. En este tratamiento, una máquina expulsa aire a presión y se introduce en el paciente mediante una mascarilla para, de este modo, evitar el colapso de la vía aérea característico de esta dolencia.

El investigador ha analizado los factores que pueden afectar a la presión necesaria en el tratamiento, teniendo en cuenta que la tolerancia al tratamiento es "un factor determinante para garantizar la mejoría de los síntomas relacionados con este trastorno", ha explicado la universidad.

El síndrome de apnea del sueño es el más frecuente de los trastornos respiratorios que se producen durante el sueño. Las personas que lo sufren presentan paradas respiratorias por colapso de las vías aéreas superiores mientras duermen. Como consecuencia de estas paradas, se producen disminuciones del nivel de oxígeno en la sangre, así como despertares, que hacen que el sueño no sea reparador.

"Todo ello provoca que estas personas tengan somnolencias durante el día, lo que afecta al rendimiento en el trabajo, aumenta el riesgo de quedarse dormido mientras se conduce, etc.", indica Hueto. También causa problemas en el aparato circulatorio "porque favorece la hipertensión, e incluso aumenta la incidencia de infartos e ictus".

En los casos de apnea del sueño de grado moderado a severo, el tratamiento estándar que se aplica a los pacientes es la CPAP (presión positiva continua en la vía aérea), que consiste en introducir aire a presión, a través de una mascarilla, para evitar que se produzca el colapso de la vía aérea y que, por tanto, haya paradas respiratorias. "Dependiendo del grado de gravedad del síndrome, hay que introducir el aire a mayor o menor presión", detalla el investigador.

Uno de los factores considerado "con frecuencia" como potencial factor de riesgo para padecer apnea del sueño es la resistencia nasal. Cuanto mayor es esta resistencia, más dificulta el paso del aire por la nariz, debido, principalmente, a desviaciones del tabique nasal, obstrucciones, rinitis crónicas y otras afecciones.

Jesús Antonio Hueto investigó la posible existencia de una correlación significativa entre el nivel de resistencia nasal y la presión necesaria en el tratamiento con CPAP, así como entre esa presión y otro tipo de características anatómicas. Para ello, estudió a dos grupos de pacientes: unos que utilizan la CPAP con presiones más bien altas y otros que la utilizan con presiones más bien bajas.

Los resultados de su investigación confirmaron que las resistencias nasales eran significativamente mayores en los pacientes tratados con presiones de CPAP altas. "Aunque la obstrucción nasal y el flujo nasal disminuido son obstáculos obvios para el tratamiento con CPAP, hasta ahora no ha habido estudios que clarifiquen dicha relación", apunta el investigador.

LA OBESIDAD

Otro parámetro que, según comprobó, tenía una correlación "muy importante" con la presión de CPAP necesaria en el tratamiento fue el índice de masa corporal, es decir, el grado de obesidad de las personas. En palabras de Hueto, "el índice de masa corporal es significativamente mayor en los pacientes con presiones de CPAP altas que en los que precisan presiones menores".

Además de corroborar estas correlaciones, el investigador obtuvo dos fórmulas de regresión (fórmulas matemáticas que permiten realizar predicciones y extrapolaciones "de forma fiable"). Una de ellas permite predecir la presión de CPAP que va a necesitar esa persona (actualmente, la presión se determina realizando pruebas con los pacientes), teniendo en cuenta el valor del índice de masa corporal y la resistencia nasal.

Asimismo, obtuvo otra fórmula que determina las probabilidades de necesitar una presión u otra, dependiendo de los valores de resistencia e índice de masa corporal.

"Puesto que el índice de masa corporal, junto con la resistencia nasal, es un factor fundamental en las fórmulas obtenidas, podemos afirmar que la reducción de la resistencia nasal y del peso contribuye a disminuir la presión de CPAP necesaria", concluye la investigación. La reducción de la resistencia nasal se consigue, en algunos casos concretos, mediante intervención quirúrgica.

Según indica Hueto, "el objetivo final de las investigaciones es mejorar la tolerancia a la máquina de CPAP, puesto que las presiones menores son mejor toleradas por los pacientes, y por tanto, ayudan a no abandonar el tratamiento".


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