Antes de su intervención, la doctora remarcó que el problema del autismo es que no solo hay un profesional que está a cargo de la aplicación del tratamiento, sino que hay muchos profesionales (del ámbito de la educación, salud, bienestar social...) que intervienen. Por esta razón, Hervás insistió en que «la planificación y la aplicación para atender a las personas con TEA tiene que ser integral». En cuanto a los recursos necesarios para atenderlos, la doctora aseguró que «la clave es utilizarlos y combinarlos de forma efectiva. Para ella, lo más importante es reunir a todos los profesionales que atienden a personas con TEA (del ámbito de la salud, pediatría, educación, bienestar social...) y que vean cuál es la situación en la que se encuentran, los recursos con los que cuentan, cómo se están utilizando y sus necesidades y, por último, cómo se consiguen especialistas altamente cualificados y formados en TEA. «La prioridad es unir a todos los profesionales, ver lo que hay y optimizar los recursos existentes», sostuvo Hervás, que concluyó la segunda edición de estas jornadas que se celebran en Sa Residència, en Jesús.
Entre las prioridades que deben afrontar las sociedades para tratar a este colectivo, la especialista hizo hincapié en la importancia de desarrollar «carteras de servicios para las diferentes necesidades», ya que no es lo mismo la necesidad de un niño con pequeños signos de autismo a la de un adolescente que padece un TEA que presenta problemas de conducta y que necesitará una intervención más específica. «Es importante desarrollar recursos específicos para diferentes tipos de necesidades y para determinados tipos de situaciones», señaló Hervás. Respecto a la situación actual en España, la doctora explicó que se ha evidenciado que la intensidad del tratamiento, sobre todo en las primeras edades, es «muy relevante». En su opinión, esto supone «un desafío enorme para todos», ya que la sociedad ha comprobado que se pueden desarrollar programas de tratamiento que sean viables dentro de los gastos de salud y, por otra parte, aplicarlos de forma equitativa. Esta aplicación equitativa significa que personas sin recursos económicos puedan acceder a tratamientos efectivos.
Finalmente, la doctora consideró que las instituciones tienen que facilitar y asumir el coste de la formación de los profesionales porque el autismo es «un problema complejo».