En la posmodernidad se produjo un quiebre respecto a prácticas sociales y culturales que tuvieron su vigencia durante varias generaciones.
Hoy día, a diferencia de anteriores momentos históricos, tenemos una sociedad que reclama por la igualdad de los géneros, por el respeto a las diversidades y el derecho a una sexualidad plena.
Sin embargo, pareciera que la ampliación de derechos ha sido apropiada únicamente por las jóvenes generaciones, que muestran activamente su posición frente a ello.
Es pertinente señalar que la ampliación de derechos sexuales no es equitativa a todas las etapas etarias del ser humano, sino por el contrario, y al menos en el imaginario social, las y los adultas/os medios y mayores no gozan de los mismos derechos sexuales, no son tenidos en cuenta como sujetos con pleno derecho al despliegue de la sexualidad y al placer erótico. Se espera, que al llegar a cierta edad se “jubilen” sexualmente.
Muchas/os pacientes adultas/os expresan con pudor su oposición a dar por terminada su vida erótica, pero sienten gran temor de quedar desestimadas/os por la pareja o criticadas/os por las jóvenes generaciones.