Los trastornos de estrés post-traumáticos son afecciones de la salud mental causadas por una experiencia, un evento que nos implica una amenaza para la integridad física propia y nos induce una respuesta de miedo intenso, impotencia u horror. Este suceso formado por un trauma psicológico debe entenderse a nivel orgánico, celular y molecular.
Hoy en días, hay muchas psicoterapias enfocadas en el tratamiento de este trastorno. Se considera que las más efectivas son aquellas que procesan los recuerdos y las emociones relacionadas con el evento traumático como foco primario para tratarlo.
Entre las principales psicoterapias destacan por tener mayor evidencia; la terapia de exposición prolongada, la terapia de procesamiento cognitivo, terapia cognitiva y la desensibilización y reprocesamiento por movimiento ocular.
A partir de varios estudios publicados en la revista World Psychiatry, se ha podido comprobar que las terapias en las cuales el profesional sigue un tratamiento más concentrado con el paciente, es decir, que hace sesiones durante días consecutivos o varias veces a la semana, permite que el tratamiento se complete en 2-4 semanas, en lugar de 3-4 meses que es lo habitual cuando solo se hace una sesión de terapia semanal.
Por tanto, vemos como tratamientos más concentrados y cortos tienen resultados en menor tiempo. Además, permite que los pacientes terminen su tratamiento, ya que, en muchos casos, debido a la larga duración de estos, los pacientes acaban dejando de ir a terapia porque no notan mejoras y les parece un proceso muy largo de recuperación.
Otra herramienta que se ha implementado y ha obtenido buenos resultados, es la terapia de exposición escrita, la cual consiste en pedirle a los pacientes que escriban sobre su experiencia traumática en un papel, lo que les ayuda a expresarse cuando les cuesta verbalizar con su voz las palabras.
Como podemos comprobar, tenemos a nuestro alcance muchas terapias y tratamientos diferentes que nos pueden ayudar como herramientas para trabajar con pacientes que padecen este trastorno. Pero es importante, saber que cada paciente es individual y tiene unas características únicas, por lo que antes de elegir el tratamiento que vamos a utilizar, debemos ver las características de cada paciente para optimizar adecuadamente el tiempo y la herramienta adecuada.
Además, se ha visto, que para que haya un buen seguimiento y práctica del mismo, debe hacerse una decisión conjunta entre el paciente y el profesional, es decir, haciendo participe al paciente de la terapia que se va a llevar a cabo como tratamiento explicándole en que consiste para que sea consciente, ya que esto favorece una mejor adherencia por parte del paciente al tratamiento.
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