ong>Investigadores del Centro Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC) de la Universidad de Granada han analizado el cerebro de los agresores contra la pareja a través de Resonancia Magnética Funcional, en el que supone uno de los tres únicos estudios de este tipo realizados a nivel mundial
14/04/2016 Un estudio liderado por un grupo de investigación de la Universidad de Granada ha comparado por primera vez en el mundo cómo funciona el cerebro de los hombres que han maltratado a su pareja o expareja en comparación con el de otros delincuentes, cuando son expuestos a imágenes relacionadas con diferentes tipos de violencia.
Esta investigación, cuyos hallazgos acaba de publicar la prestigiosa revista Social Cognitive and Affective Neuroscience, ha evidenciado las diferencias que existen en el funcionamiento cerebral de los maltratadores ante imágenes relacionadas con la violencia contra la pareja, y se trata de uno de los tres únicos estudios que se han realizado en el mundo para analizar el cerebro de los maltratadores a través de Resonancia Magnética Funcional.
En concreto, el trabajo realizado en la UGR ha revelado que los maltratadores, en comparación con otros delincuentes, mostraron una mayor activación en la corteza cingular anterior y posterior y en la corteza prefrontal medial, y una menor activación en la corteza prefrontal superior ante imágenes de violencia de género con respecto a imágenes de contenido neutro.
Además, la comparación directa entre imágenes con diferente contenido violento apoyó también un perfil de funcionamiento cerebral propio en maltratadores, con una implicación de la corteza prefrontal medial así como una gran participación de la corteza cingulada posterior y el giro angular izquierdo ante imágenes de violencia contra las mujeres.
Estos hallazgos podrían explicar algunas de las alteraciones psicológicas que describen los maltratadores cuando se enfrentan a su compañera sentimental, como estrategias de afrontamiento desadaptativas, problemas en la regulación emocional en forma de obsesiones sobre la pareja, estados de ánimo como miedo, ira o rabia, miedo a ser abandonados, e inestabilidad afectiva repentina en forma de aumento de la ansiedad.
El catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada y responsable principal de esta investigación, Miguel Pérez García, investiga desde hace años el funcionamiento mental y cerebral de los maltratadores, así como el perfil de reincidencia de los mismos. A su juicio, los resultados de estos estudios podrían tener implicaciones importantes para una mejor comprensión de la violencia contra las mujeres, así como de las variables que se relacionan con la reincidencia de los maltratadores.
Las secuelas neuropsicológicas de las víctimas
Los estudios anteriormente reseñados forman parte de una línea de investigación más amplia en Neuropsicología de la Violencia de Género. Dentro de la misma, la investigadora de la
UGR Natalia Hidalgo Ruzzante lidera un proyecto que aborda el estudio de las secuelas neuropsicológicas presentes en las mujeres víctimas.
Las mujeres que han sufrido violencia de género por parte de su pareja (o expareja) padecen una multitud de problemas físicos, psicológicos, neurológicos y cognitivos como consecuencia del maltrato. La afectación se puede producir a través del daño directo consecuente con los golpes en la cabeza; pero también de los efectos del daño indirecto en el cerebro, a través de las alteraciones cerebrales producidas por las secuelas psicológicas (especialmente el estrés postraumático) y del efecto que el cortisol, segregado en situaciones de estrés crónico, explica Hidalgo.
La mayoría de la investigación existente se centra en los trastornos de la salud física y psicológica, pero existen muy pocos trabajos que hayan estudiado cómo el maltrato puede afectar al cerebro en mujeres que han sufrido violencia de género. Aún así, parece evidente que dichas alteraciones cognitivas pueden traer asociadas otras dificultades en el funcionamiento social y laboral de las mujeres afectadas, señala la investigadora de la UGR.
Una adecuada evaluación neuropsicológica podría objetivar las posibles alteraciones cognitivas, emocionales o conductuales producidas por dicho daño cerebral. En la actualidad, las mujeres maltratadas no son rutinariamente evaluadas para el diagnóstico de posible deterioro neuropsicológico, y menos aún cuando sólo existen antecedentes de haber sido víctimas de maltrato psicológico (y no físico), explica.
Actualmente, los esfuerzos de este grupo de investigación de la UGR están centrados en el desarrollo de baterías de evaluación cognitiva y programas de rehabilitación específicos para dichas secuelas en mujeres víctimas de violencia.
Este proyecto cuenta, además, con el apoyo del Mecenazgo de la UGR, que busca financiación de particulares para que los investigadores puedan continuar con esta línea de trabajo. Los interesados en colaborar pueden hacer sus aportaciones económicas en la cuenta corriente ES48 0049 0004 95 2814499711.
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