La Fundación Española del Corazón (FEC) ha avisado de que el aumento del consumo de alcohol en verano, especialmente por parte de los jóvenes, puede provocar el llamado 'síndrome del corazón en vacaciones', es decir, una aceleración del ritmo cardiaco.
Este trastorno se diagnosticó por primera vez en el año 1978 y está relacionado con el consumo excesivo de alcohol en un día determinado. Se observó en primer lugar en fiestas como Navidad o Año Nuevo y ahora también se ha diagnosticado en periodos largos de vacaciones, como el verano.
"Son diversos trabajos, como 'The Holidays as a Risk Factor for Death' realizado por la Universidad de Duke (Estados Unidos), los que han demostrado que el Día de Navidad es el que registra más muertes por fallo cardiaco de todo el año, seguido del 26 de diciembre y del 1 de enero", ha explicado el secretario general de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y miembro de la FEC, Miguel Ángel García-Fernández.
En concreto, el 'síndrome del corazón en vacaciones' es una arritmia supraventricular que se da generalmente en las aurículas y suele producirse en personas sanas, jóvenes y sin historia previa de arritmias, como consecuencia de la ingesta de altas cantidades de alcohol en un periodo corto de tiempo.
En general, la manifestación suele estar acompañada por palpitaciones, falta de aire, dolor torácico o mareo. Aun así, en la mayoría de los casos estos síntomas remiten sin necesidad de tratamiento una vez que el cuerpo ha metabolizado todo el alcohol consumido.
"No obstante, en algunos casos la arritmia puede derivar en fibrilación auricular o ser indicativo de algún evento cardiovascular grave como un infarto, por lo que desde la FEC recomendamos que se pida atención médica cuando notemos estos síntomas", ha advertido García-Fernández.
Por todo ello, y con el objetivo de disfrutar de las vacaciones con una buena salud cardiovascular, la FEC ha aconsejado evitar el consumo brusco y excesivo de alcohol; no fumar; no consumir alimentos grasos ni comidas copiosas; practicar deporte de forma progresiva y sin grandes esfuerzos si no se ha habituado al cuerpo el resto del año; realizar actividad física en las horas más frescas del día y manteniendo una hidratación adecuada; y seguir correctamente la medicación en el caso de aquellas personas que se encuentren bajo tratamiento.