Psicología.com. 2018 VOL 22
Artículo de investigación
Análisis de patrones de personalidad, síndromes y variables
clínicas en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria
Alicia Pérez Rodríguez
Doctora en Psicología por Universidad Complutense de Madrid y Psicóloga Especialista en
Psicología Clínica en el Hospital Universitario de Guadalajara
Correspondencia
Hospital Universitario de Guadalajara. Centro de Salud "El Ferial Gu-Sur". Calle Ferial s/n.
Guadalajara. Castilla la Mancha. España. alpero@secam.jccm.es
Contribución de los autores
Dra. Alicia Pérez Rodríguez. Elaboración y revisión del manuscrito.
Resumen
Existen muchos estudios empíricos que establecen relación entre los patrones de personalidad
y los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Además, en consonancia con estos trastornos
se han relacionado otras variables clínicas. De este modo, y partiendo de la información recogida
por la bibliografía revisada se ha procedido al análisis de los patrones de personalidad y variables
clínicas relacionadas con el TCA en un grupo de pacientes del programa de TCA del Hospital
Universitario de Guadalajara. La muestra se compone de 118 pacientes, todas ellas mujeres, con
edades comprendidas entre los 18 y los 59 años, y una edad media de 31,90 (DT = 10,23). Para
la recogida de información clínica y diagnóstica se utilizó la entrevista clínica, así como el
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Inventario clínico multiaxial de Millon (Millon Clinical Multiaxial Inventory-III, MCMI-III) y el
Inventario de Trastornos Alimentarios-2 (Eating Disorders Inventory-2, EDI-2).
En relación con los tres grupos diagnósticos, no se encontraron diferencias significativas en
cuanto a edad, encontrando diferencias significativas únicamente en las siguientes variables:
patrón evitativo (F(2,115)= 3,57, p<.05) y patrón histriónico (F(2,115) = 4,75, p<.01) del MCMI; escala
bulimia (F(2, 115)= 10,65; p<.001) y escala insatisfacción corporal (F (2, 115)= 7,3, p<. 001) del EDI-2.
Los datos encontrados son congruentes con estudios previos, pero no permiten llegar a
conclusiones claras, de modo que es necesario continuar profundizando tanto sobre la relación
entre los TCA y los patrones de personalidad, cómo sobre el tipo de vinculación existente.
Palabras clave: patrones de personalidad, síndromes clínicos, variables clínicas, análisis de
varianza, trastornos de la conducta alimentaria.
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Abstract
There are many empirical studies that establish a relationship between personality patterns and
eating disorders (ED). In addition, other clinical variables have been related to these disorders. In
this way, and starting from the information collected by the reviewed bibliography, we have
proceeded to the analysis of the personality patterns and clinical variables related to the ED in a
group of patients of the ED program of the University Hospital of Guadalajara. The sample
consists of 118 patients, all of them women, aged between 18 and 59 years, and an average age
of 31.90 (SD = 10.23). For the collection of clinical and diagnostic information, the clinical
interview was used, as well as the Millon Multiaxial Clinical Inventory (Millon Clinical Multiaxial
Inventory-III, MCMI-III) and the Inventory of Eating Disorders-2 (Eating Disorders Inventory-2,
EDI-2). In relation to the three diagnostic groups, no significant differences were found in terms
of age, finding significant differences only in the following variables: avoidant pattern (F (2,115)
= 3.57, p <.05) and histrionic pattern (F ( 2,115) = 4.75, p <.01) of the MCMI; bulimia scale (F (2,
115) = 10.65; p <.001) and body dissatisfaction scale (F (2, 115) = 7.3, p <. 001) of EDI-2. The data
found are consistent with previous studies, but they do not allow us to reach clear conclusions, so
it is necessary to continue deepening both the relationship between the ED and the personality
patterns, as well as the type of linkage that exists.
Key Words: personality patterns, clinical syndromes, clinical variables, analysis of variance,
eating disorders..
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INTRODUCCIÓN
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son uno de los problemas de Salud Pública más
graves de nuestros días, tanto por su prevalencia y necesidad de tratamiento especializado,
como por su tendencia a la cronicidad y la gravedad (Oliva et al., 2012).
En los TCA, existen diferentes subgrupos con cursos y desenlaces variados, además, la
inestabilidad diagnóstica abarcó la gran mayoría de los pacientes sugiriendo que una integración
de las aproximaciones categoriales y dimensionales podría mejorar la investigación
psicopatológica y las oportunidades terapéuticas. De modo que los TCA son más variados y
variables que lo sugerido por los criterios del DSM-IV-TR (APA, 2000) y posterior DSM-5 (APA,
2013).
El efecto específico de la relación entre los trastornos de la personalidad y los trastornos de la
conducta alimentaria es todavía poco claro, generando, por ello, muchas controversias. Lo que
ha quedado patente es que la presencia de un trastorno de la personalidad junto a una alteración
de la conducta alimentaria complica el cuadro clínico. En concreto, hace más difícil la detección
temprana del problema, dificulta el tratamiento y ensombrece el pronóstico terapéutico (Díaz,
Carrasco, Prieto y Saiz, 1999).
Los datos de comorbilidad entre los trastornos de personalidad y los de alimentación son muy
heterogéneos (Thompson-Brenner et al., 2008). Se ha encontrado que los rasgos patológicos de
personalidad se asociaban también con mayores puntuaciones en casi todas las escalas
sintomatológicas del EDI (Eating Disorder Inventory) (Birmingham, Touyz y Harbottle, 2009).
Por su parte, se ha visto que no todas las personas ofrecen la misma predisposición a padecer un
trastorno de alimentación. Ciertos temperamentos asociados a determinados rasgos de
personalidad como inmadurez, evitación y perfeccionismo hacen a las personas más vulnerables
a desarrollar un trastorno de la alimentación (Fassino et al., 2004; Fassino, Daga y Amianto,
2002). Por ejemplo, la impulsividad parece asociada a muchos trastornos mentales y es
identificada como un factor cuya influencia empeora el pronóstico. En los últimos años la
impulsividad ha generado un amplio interés en los TCA, sobre todo dentro de la bulimia nerviosa.
Con estos datos y la posibilidad de influencia de los trastornos de personalidad en la cronificación
de los TCA, su abordaje parece fundamental para lograr una buena evolución clínica (Wonderlich
y Swift, 1990) y unos niveles de funcionamiento global satisfactorios (Herzog et al. 1992).
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Los estudios transversales de la personalidad y el temperamento de individuos con TCA son
numerosos, haciendo referencia comúnmente a rasgos como el perfeccionismo, neuroticismo,
evitación del daño, impulsividad, así como, a los Trastornos obsesivo compulsivo (TOC) y límite
de la personalidad (TLP) (Cassin y von Ranson, 2005; Molina, 2014). Sin embargo, la investigación
transversal tiene limitaciones importantes en comparación con la potencialmente compleja
relación entre los TCA y los diversos temperamentos y rasgos de personalidad. A pesar de los
desafíos inherentes a la realización de investigaciones prospectivas en esta población, son varios
los estudios que se han hecho sobre los rasgos de personalidad y temperamento, que pueden
constituir factores de riesgo para los TCA. Así, el neuroticismo y emocionalidad negativa, se han
convertido en probables factores de riesgo (Bulik et al., 2006; Cervera et al., 2003; Killen et al.,
1996; Lilenfeld et al., 2006; Stice, 2002).
Por su parte, los TCA también se han relacionado con otros síntomas, con el constructo
de "obsesión por la delgadez" que fue elaborado por Bruch (1973, 1982), quien describió la
obsesión por la delgadez o la "búsqueda incesante de la delgadez" como la característica esencial
de los trastornos de la conducta alimentaria. Garner, Garfinkel, Rockert y Olmsted, en 1987,
encontraron que solo la obsesión por la delgadez y la insatisfacción corporal predecían la
aparición de TCA. La alteración de la imagen corporal supone un desequilibrio o perturbación en
sus componentes (Thompson, 1990) y tiene una participación causal en los trastornos
alimentarios (Attie y Brooks-Gunn, 1989; Baile, Guillén y Garrido, 2002), siendo este el aspecto
más preocupante aún más si se tiene en cuenta que durante la adolescencia se produce un
incremento de la insatisfacción corporal (Gralen, Levine, Smolak y Murnen, 1990; Koff y Rierdan,
1991; Richard, Casper y Larson, 1990). Bruch (1962, 1973) describió en un principio el
"sentimiento abrumador de ineficacia" como la perturbación subyacente a los TCA. León y
colaboradores descubrieron en 1999 que el afecto negativo (que abarcaba una amplia gama de
variables, desde la ineficacia hasta las emociones negativas) predecía un mayor riesgo de
presentar síntomas de TCA después de entre 3 y 5 años de seguimiento. Además, el "miedo a la
madurez" como un deseo de volver a la seguridad de la infancia, se ha relacionado con este tipo
de patologías. Sin embargo, esta asociación es discutible ya que en otra investigación realizada
sobre el tema se concluyó que no existe tal relación (Grasso et al., 2012). Los hallazgos sobre
perfeccionismo sugieren que esta variable puede predecir la aparición de síntomas de TCA
(Tyrka, Waldron, Graber y Brooks-Gunn, 2002), correlacionado, en especial, con la AN (Halmi et
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al., 2000), pero también con la BN (Lilenfeld et al., 2000; Pratt, Telch, Labouvie, Wilson y Agras,
2001) y el TA (Pratt et al., 2001). Con respecto al "ascetismo", en las últimas décadas, las
motivaciones ascéticas para perder peso aparecen como menos destacadas en detrimento de
otras como la "obsesión por la delgadez" que pasa a ser el principal factor motivacional. La
"desconfianza interpersonal" y la "inseguridad social", son escalas relacionadas con la asociación
entre problemas interpersonales y síntomas alimentarios que ha sido estudiada por diversos
autores (Goldner et al., 1999; Hartmann, Zeeck y Barrett, 2010).
Desde el Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Guadalajara se realizó un programa
específico para pacientes con trastornos de la conducta alimentaria (TCA), dentro del cual se ha
llevado a cabo un estudio sobre variables clínicas relacionadas con estos trastornos. De este
modo, y partiendo de la información recogida por la bibliográfica revisada, se pretenden analizar
los patrones de personalidad, síndromes clínicos y variables clínicas en pacientes con TCA.
De modo específico sobre los TCA, Humphrey y Stern (1988), basándose en la teoría de las
relaciones objetales, proponen que las familias en las que aparecen trastornos de la alimentación
experimentan fallos a la hora de proporcionar un ambiente parental contenedor. Muchos de los
estudios empíricos sobre los estilos parentales en los trastornos de la alimentación están basados
en el Parental Bonding Instrument (PBI) (Parker, Tupling y Brown, 1979). Los estudios realizados
con el PBI han generado resultados desiguales, encontrando por un lado, que pacientes con BN
purgativa tienen menos cuidado y mayor sobreprotección de ambos padres en comparación con
pacientes con AN restrictiva (Takahashi, 1994); y, por otro lado, que los pacientes con BN tienen
mayor sobreprotección materna y los pacientes con AN mayor sobreprotección paterna
(Hadano, 1998); mientras que los pacientes que tienen atracones reciben menos atención por
parte de ambos padres en comparación con los pacientes con AN, sin encontrar diferencia
significativa en sobreprotección (Yamaguchi, 1999).
Desde el Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Guadalajara se realizó un programa
específico para pacientes con Trastornos de la conducta alimentaria (TCA), dentro del cual se ha
llevado a cabo un estudio sobre variables clínicas relacionadas con estos trastornos. De este
modo, con la información recogida, se pretenden analizar los estilos parentales referidos por un
grupo de 118 pacientes con TCA y realizar un análisis comparativo de los patrones parentales
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referidos según el diagnóstico específico dentro de los Trastornos de la conducta alimentaria:
Anorexia nerviosa, Bulimia nerviosa y Trastorno por atracón (DSM-VR, 2013).
MÉTODO
Participantes
Los participantes de este estudio son pacientes que acudieron al dispositivo Interconsulta y
Enlace del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Guadalajara, derivados al
programa de trastornos de la conducta alimentaria. Todos ellos han sido evaluados y
diagnosticados de algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria (anorexia nerviosa, bulimia
nerviosa o TCA no especificado) por algún facultativo especialista (psiquiatra o psicóloga clínica).
A continuación, se detallan los criterios de inclusión y exclusión (tabla 1 y tabla 2).
Tabla 1
Criterios de inclusión para la investigación.
Criterios de inclusión:
Pacientes derivados al dispositivo de Interconsulta y Enlace del Servicio de Psiquiatría
del Hospital Universitario de Guadalajara.
Diagnóstico de algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria por facultativo
especialista, según criterios DSM-IV-TR. Excluidos los trastornos de la conducta
alimentaria no especificados, salvo el trastorno por atracón.
Haber firmado el correspondiente consentimiento informado.
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Tabla 2
Criterios de exclusión para la investigación
Criterios de inclusión:
No tener diagnóstico de trastorno de la conducta alimentaria según criterios DSM-IVTR.
No querer participar voluntariamente en el estudio.
Problemas graves de lectoescritura, idioma o retraso mental que impida la correcta
cumplimentación de los cuestionarios
Trastornos de la conducta alimentaria no especificados, salvo el trastorno por atracón
La muestra fue recogida de modo prospectivo solicitando la participación en el estudio a todos
los nuevos casos de pacientes que llegaban al programa, así como, a los pacientes que se
encontraban incluidos en el programa en el momento en el que se inició el presente estudio. La
recogida de información se produjo durante 11 meses, desde junio del 2013, tras la resolución
positiva desde el Comité ético del Hospital Universitario de Guadalajara, hasta mayo de 2014.
Durante ese periodo temporal se realiza la recogida de información a través del protocolo y la
entrega de test a 164 pacientes. De esos pacientes, 12 (7,32 %) no entregan toda la
documentación completa y tampoco se logra contactar con ellos para terminarlo, de modo que
quedan excluidos de la investigación. Se encuentran 27 pacientes (16,46 %) con trastornos de la
conducta alimentaria no especificados y tampoco se incluyen en la investigación por no incluirse
dentro de los objetivos de la misma y por ser pacientes que no cumplen los criterios de inclusión
del programa de TCA. En la muestra, 7 (4,27 %) eran varones, y se decide no incluiros en la
investigación para controlar de este modo la variable sexo y la posible influencia que puede tener
en los datos.
A continuación, se detallan las variables socio-demográficas analizadas en la muestra de estudio
y posteriormente, se muestra una tabla resumen de dichos datos (tabla 3).
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La muestra a estudio está formada por 118 participantes, todos ellos mujeres de edades
comprendidas entre los 18 y los 59 años. La edad media de la muestra es de 31,90
(DT = 10,23). Con respecto al lugar de residencia, el 66,1 % (n=78) reside en medio urbano,
mientras que el 33,9 % (n=40) lo hace en medio rural. Se han considerado que las pacientes que
vivieran en Guadalajara capital y en Azuqueca de Henares pertenecían a medio urbano por ser
los dos municipios de la provincia de Guadalajara con más población y desarrollo económico. Un
85,6 % (n=101) son originarias de España; el 3,40 % (n=4) proceden del resto de Europa; el 10,2
% (n=12) son de algún país de Latinoamérica y el 0,8 % (n=1) de África.
En lo que se refiere al estado civil, de las 118 mujeres que conforman la muestra un 49,2 % (n=58)
se encuentran solteras, el 33,9 % (n=40) casadas, el 10,2 % (n=12) están divorciadas, un 5,9 %
(n=7) se encuentran separadas, y el 0,80 % (n=1) viudas. El 55,9 % (n=66) no tiene hijos, el 16,9
% (n=20) tiene un solo hijo, el 21,2% (n=25) tiene 2 hijos y el 5,9 % (n=7) tiene tres o más hijos.
La media con respecto al número de hijos es de 0,8 (DT = 1,05), con un mínimo de 0 hijos y un
máximo de 4. Con respecto al nivel educativo, el 1,7 % (n=2) de las mujeres del estudio son
analfabetas, el 4,2 % (n=5) tienen estudios primarios, el 22 % (n=26) han acabado la EGB/ESO, el
16,1 % (n=19) finalizaron sus estudios de Bachillerato o BUP, el 11,9% (n=14) tienen estudios de
FPI, y el 16,9 % (n=20) FPII. El 15,3 % (n=18) han finalizado estudios de diplomatura y el 11,9 %
(n=14) estudios de licenciatura, y en relación a la situación laboral el 58,5 % (n=69) se encuentran
en activo, el 31,4 % (n=37) en paro y el 10,1 % (n=12) en algún tipo de incapacidad laboral. Con
respecto a la profesión de las participantes, encontramos que el 5,9 % (n=7) se definen como
amas de casa, el 0,8 % (n=1) profesional liberal, el 3,4% (n=3,4) autónomos, el 0,8 % (n=1)
funcionario, el 33,9 % (n=40) trabajadores cualificados, el 24,6 % (n=29) trabajadores no
cualificados, el 27,1 % (n=32) son estudiantes y el 3,4 % (n=4) no tienen una profesión definida.
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Tabla 3
Resumen de datos socio-demográficos
VARIABLE
SUBCATEGORÍAS
FRECUENCIA
PORCENTAJE
LUGAR DE
Urbano
78
66,1%
RESIDENCIA
Rural
40
33,9%
España
101
85,6%
Europa
4
3,4%
Latinoamérica
12
10,2%
África
1
0,8%
Soltero
58
49,2%
Casado
40
33,9%
Divorciado
12
10,2%
Separado
7
5,9%
Viudo
1
0,8%
No
66
55,9%
1
20
16,9%
2
25
21,2%
3 o más
7
5,9%
Analfabeto
2
1,7%
Estudios primarios
5
4,2%
EGB
26
22,0%
BUP/Bachiller
19
16,1%
Formación Profesional I
14
11,9%
Formación Profesional II
20
16,9%
Diplomado
18
15,3%
Licenciado
14
11,9%
Activo
69
58,5%
ILTransitoria
3
2,5%
ILPermanente
6
5,1%
PROCEDENCIA
ESTADO CIVIL
NÚMERO DE HIJOS
NIVEL EDUCATIVO
SITUACIÓN
LABORAL
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PROFESIÓN
ILTotal
1
0,8%
ILAbsoluta
2
1,7%
Paro
37
31,4%
Ama de casa
7
5,9%
Profesión liberal
1
0,8%
Empresario autónomo
4
3,4%
Funcionario/empleado
1
,8%
Trabajador cualificado
40
33,9%
Trabajador no
29
24,6%
Estudiante
32
27,1%
Sin profesión
4
3,4%
no directivo
cualificado
Materiales y mediciones
Con cada uno de los participantes incluidos en la investigación, y después de ser diagnosticados
de algún trastorno de la conducta alimentaria por un especialista, ya fuera psicólogo clínico o
psiquiatra del programa de Interconsulta y Enlace del dispositivo de trastornos de la conducta
alimentaria, realizó una entrevista de recogida de datos para obtener datos sobre información
sociodemográfica. A su vez, se pasó el Inventario clínico multiaxial de Millon (Millon Clinical
Multiaxial Inventory-III, MCMI-III; Millon et al., 1997). Adaptación española por Cardenal y
Sánchez (2008). TEA Ediciones, S.A., Madrid. Este test evalúa el estilo de funcionamiento y
psicopatología en el momento de la realización. Está basado en la derivación de tres dimensiones
polares que son: conducta instrumental (activo-pasivo), fuente del refuerzo (independientedependiente) y naturaleza del refuerzo (placer-dolor). Incluye un elemento discordante en la
naturaleza y la fuente del dolor (ambivalencia). Se derivan diez estilos de personalidad, a pesar
de que en total son once debido a la inclusión de un funcionamiento depresivo de la personalidad
en la última versión. De modo que los patrones de personalidad evaluados por el MCMI-III son
los siguientes: esquizoide, evitativo, depresivo, dependiente, histriónico, narcisista, antisocial,
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agresivo-sádico, compulsivo, pasivo-agresivo, autodestructivo, esquizotípico, límite y paranoide;
siendo estos tres últimos considerados patrones de personalidad graves. A su vez, el MCMI-III
evalúa diez síndromes clínicos relativos a los siguientes trastornos: trastorno de ansiedad,
trastorno somatomorfo, trastorno bipolar, trastorno distímico, dependencia del alcohol,
dependencia de sustancias, trastorno de estrés postraumático, trastorno del pensamiento,
depresión mayor y trastorno delirante. Estos tres últimos son considerados, en este inventario,
como los de mayor gravedad. En relación con las variables clínicamente relevantes relacionadas
con el TCA se utilizó el Inventario de Trastornos Alimentarios-2 (Eating Disorders Inventory-2,
EDI-2; Garner, 1991). Adaptación española por Corral, González, Pereña y Seisdedos (1998). TEA
Ediciones, S.A., Madrid. Es un instrumento de autoinforme que ofrece puntaciones en once
escalas que son clínicamente relevantes en el caso de los trastornos de la conducta alimentaria
(obsesión por la delgadez, bulimia, insatisfacción corporal, ineficacia, perfeccionismo,
desconfianza interpersonal, conciencia interoceptiva, miedo a la madurez, ascetismo, regulación
de los impulsos, inseguridad social) y se compone de noventa y un elementos a los que se
contesta en una escala de seis puntos. En la presente investigación, los datos obtenidos en el
análisis estadístico a través del coeficiente alpha de Cronbach fueron: subtest de Obsesión por
la delgadez 0,88; Bulimia 0,82; Insatisfacción corporal 0,83; Ineficacia 0,82; Perfeccionismo 0,76;
Desconfianza interpersonal 0,73; Conciencia interoceptiva 0,79; Miedo a la madurez 0,60;
Ascetismo 0,49; Impulsividad 0,84; Inseguridad social 0,80.
Procedimiento
El programa específico de trastornos de la conducta alimentaria se realiza desde el año 2005
en el Servicio de Psiquiatría (dispositivo de Interconsulta y Enlace) del Hospital General
Universitario de Guadalajara. El equipo psicoterapéutico ha elaborado un programa específico
para esta patología desde un abordaje multidisciplinar, con una estrecha colaboración entre los
distintos profesionales que tratan diferentes aspectos de este tipo de trastornos.
Las primeras entrevistas a los pacientes una vez remitidos al programa se llevan a cabo,
indistintamente, en las consultas de Psicología clínica o de Psiquiatría, comenzando en una de
ellas el circuito y pasando después a la otra. Los individuos son derivados tras la primera
intervención y diagnóstico preciso, o bien a la consulta de Enfermería, o bien a la consulta de
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Nutrición (pero no a ambas a la vez), remitidos siempre tras llevarse a cabo una valoración
psiquiátrica. Por tanto, todos los pacientes tienen atención psiquiátrica, psicológica y
nutricional (en una de las dos consultas mencionadas).
A continuación, se presenta el diagrama de recogida de datos de la presente investigación
(figura 1):
Figura 1. Presentación esquemática de recogida de datos
Análisis estadístico
Todos los análisis estadísticos fueron realizados a través del programa estadístico SPSS 20.00.
Primeramente, se determinaron los índices de fiabilidad a través del coeficiente alpha de
Cronbach para cada una de las escalas y subescalas utilizadas en el estudio, y se utilizaron
estadísticos descriptivos de tendencia central, con medias y desviaciones estándar de las
diferentes variables estudiadas, así como el uso de frecuencia y porcentajes, para analizar las
variables sociodemográficas. La presente investigación incluye un estudio observacional
descriptivo sobre en la que se ha llevado a cabo un análisis de varianza (ANOVA) de 1 factor,
siendo el factor el grupo diagnóstico (anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastorno por
atracón) con cada una de las variables valoradas en el MCMI-III y en el EDI-2, variables
dependientes. Para comprobar si los diferentes grupos diagnósticos son equiparables a nivel
socio-demográfico, se llevaron a cabo pruebas Chi-Cuadrado de Pearson, así como análisis de
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varianza de 1 factor en el caso de las variables cuantitativas. Asimismo, para determinar entre
qué grupos diagnósticos se dan mayores diferencias se utilizaron comparaciones post-hoc a
través de la prueba de Bonferroni, mediante la que se determinó en qué grupos diagnósticos
concretos se dan diferencias en el caso de que existan.
Resultados
Se procede a analizar cada una de las variables estudiadas en los distintos grandes grupos de
diagnóstico: anorexia nerviosa representada por un 28 % (n=33) de los participantes, bulimia
nerviosa con un 50 % (n=59) y trastorno por atracón con un 22 % (n=26). Antes de realizar el
análisis, se ha estudiado la posible influencia de la variable edad, con ello el objetivo era poder
determinar si existían diferencias significativas entre los grupos a estudio en dicha variable. Los
resultados del ANOVA de un factor señalan que no existen diferencias significativas entre los
grupos y la edad (F(2, 115)= 2,57; p =0,081)
(ver tabla 4).
Tabla 4. Diferencias en la variable edad en función de los grupos diagnósticos
Anorexia
Nerviosa
G1
(n=33)
EDAD
30±9,15
Bulimia
Nerviosa
G2
(n=59)
31,27±10,29
DIAGNÓSTICO
Trastorno por
atracón
G3
(n=26)
35,73±10,78
F
(2, 115)
Bonferroni
2,57
n.s.
Nota: el símbolo ± hace referencia a la desviación típica. *p<.05; **p<.01; ***p<.001.
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En las siguientes tablas 5 y 6 se muestran los resultados obtenidos al analizar las diferencias entre
los tres grupos diagnósticos y las variables clínicas estudiadas. Para una mejor visualización y
comprensión de los resultados se ha procedido a la presentación en tablas desglosadas por áreas
de variables analizadas:
Área de
patrones
de
personalidad y
síndromes
clínicos según el
Inventario Multiaxial Clínico de Millon III (MCMI-III) en cada grupo diagnóstico
Con respecto a los patrones de personalidad, se encuentran diferencias estadísticamente
significativas en el patrón evitativo (F(2,115)= 3,57, p<.05) y en el patrón histriónico (F(2,115) = 4,75,
p<.01). Analizando las puntuaciones entre los tres grupos diagnósticos, a través de
comparaciones post-hoc (Bonferroni), se observa que solo existen diferencias significativas en
patrón evitativo entre el grupo 1 (anorexia nerviosa) y el 3 (trastorno por atracón) (13,79 vs.
10,23, p<.05), y entre el grupo 3 (trastorno por atracón) y el 1 (anorexia nerviosa) (13,00 vs.
9,27, p<.05) (tabla 5).
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Tabla 5. Diferencias en patrones de personalidad y trastornos clínicos según el Inventario
Multiaxial Clínico de Millon III (MCMI-III) en función de los tres grupos
DIAGNÓSTICOS
Patrón esquizoide
Patrón evitativo
Patrón depresivo
Patrón dependiente
Anorexia
Bulimia
Trastorno por
Nerviosa
Nerviosa
atracón
F
Bonferron
G1
G2
G3
(2, 115)
i
(n=33)
(n=59)
(n=26)
11,09±4,9
10,17±4,8
8
5
13,79±5,8
10,98±5,2
6
7
13,55±5,5
13,24±5,1
8
8
11,97±5,0
11,85±5,0
4
0
11,20±4,1
9,38±6,18
0,80
10,23±6,27
3,57*
10,96±5,88
1,98
12,35±6,54
0,08
13,00±5,12
4,75**
Patrón histriónico
9,27±5,03
Patrón narcisista
7,88±4,58
8,95±4,02
9,50±4,90
1,09
Patrón antisocial
6,94±3,95
8,51±4,23
8,35±4,21
1,61
10,33±4,4
11,71±5,5
7
2
9,54±5,32
1,80
14,21±4,3
12,54±4,1
9
6
13,65±4,06
1,82
13,42±3,8
13,47±4,7
3
4
13,85±5,77
0,07
10,64±5,5
10,29±5,4
5
3
10,23±6,48
0,05
10,08±6,95
0,76
Patrón agresivo
Patrón compulsivo
Patrón negativista
Patrón autodestructivo
Patrón esquizotípico
10,88±6,0
4
8
9,29±5,49
1>3*
1<3*
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Patrón límite
Patrón paranoide
Trastorno de ansiedad
11,45±4,5
12,03±0,9
4
7
11,45±4,5
12,03±5,9
4
7
9,58±5,32
10,32±5,9
0
13,08±5,83
0,62
13,08±5,83
0,37
10,81±5,13
0,94
9,38±4,34
0,01
10,52±4,0
10,78±4,5
0
5
Trastorno bipolar
8,30±4,64
8,39±4,59
8,23±4,70
0,35
Trastorno distímico
8,00±3,09
8,61±4,32
8,08±3,19
0,25
11,58±6,3
11,69±5,5
0
3
10,69±7,11
2,75
2,88±2,42
4,08±2,69
3,54±2,75
2,24
8,31±6,18
0,89
10,27±6,18
0,89
10,31±7,36
0,26
3,31±2,69
0,45
Trastornos somatomorfo
Dependencia Alcohol
Dependencia Sustancias
Trastorno de estrés
postraumático
9,58±5,09
10,02±5,3
9
Trastorno del
12,21±5,5
11,56±5,4
pensamiento
0
1
11,36±6,0
11,31±6,0
4
1
2,67±2,19
2,97±2,72
Depresión mayor
Trastorno delirante
Nota: el símbolo ± hace referencia a la desviación típica. *p<.05; **p<.01; ***p<.001.
Todas las filas se refieren a las subescalas del MCMI-III = Inventario Multiaxial Clínico de MillonIII.
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Área de rasgos psicológicos o conjuntos de síntomas de relevancia en los TCA valorados a
través del Inventario de Trastornos de la conducta alimentaria (EDI-2) según el grupo
diagnóstico
Entre la variables valoradas por el EDI-2 se encuentran diferencias estadísticamente significativas
en la escala bulimia (F(2, 115)= 10,65; p<.001), y en la escala insatisfacción corporal (F(2, 115)=
7,3, p<. 001). Las comparaciones múltiples post-hoc (Bonferroni), señalan que dichas diferencias
se encuentran en la escala bulimia entre el grupo 3 (trastorno por atracón) y el grupo 1 (anorexia
nerviosa) (9,04 vs. 3,52; p<.001) y entre el grupo 2 (bulimia nerviosa) y el grupo 1 (anorexia
nerviosa) (8,12 vs. 3,52; p<.001). En la escala de insatisfacción corporal la diferencia se encuentra
entre el grupo 3 (trastorno por atracón) y el 1 (anorexia nerviosa) (20,81 vs.14,18; p<.001). (Ver
tabla 6).
Tabla 6. Diferencias en variables psicológicas valoradas a través del Inventario de Trastornos de
la conducta alimentaria (EDI-2) en función de los grupos diagnósticos
DIAGNÓSTICOS
Escala Obsesión por
la delgadez
Escala Bulimia
Escala Insatisfacción
corporal
Escala Ineficacia
Escala
Perfeccionismo
Escala Desconfianza
Anorexia
Bulimia
Trastorno por
Nerviosa
Nerviosa
atracón
F
G1
G2
G3
(2, 115)
(n=33)
(n=59)
(n=26)
15,55±3,89
16,54±3,36
14,58±3,86
3,52±4,58
8,12±5,23
9,04±5,96
4,18±6,61
17,49±6,80
11,94±6,54
Bonferroni
2,87
10,65**
1<3***
*
1<2***
20,81±6,28
7,30***
1<3***
10,71±5,78
10,42±7,87
0,51
7,52±4,49
6,41±4,08
4,85±4,22
2,90
8,06±4,60
5,98±4,03
5,65±5,18
2,88
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Escala Conciencia
10,97±6,69
12,19±6,24
11,50±7,33
0,37
8,27±5,31
6,98±4,34
6,81±3,72
1,07
Escala Acetismo
7,35±3,33
6,66±3,78
7,65±4,34
0,74
Escala Impulsividad
6,88±5,86
8,59±6,42
8,69±6,89
0,89
9,85±5,46
7,81±5,07
8,42±5,29
1,61
Escala Miedo
madurez
Escala Inseguridad
social
Nota: el símbolo ± hace referencia a la desviación típica. *p<.05; **p<.01; ***p<.001.
Todas las filas se refieren a las subescalas del EDI-2 = Inventario de Trastornos de la conducta
alimentaria.
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Discusión y Conclusiones
A día de hoy no existen evidencias suficientes para apoyar la validez clínica de los criterios
diagnósticos de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). De modo que hay un
cuestionamiento sobre los criterios de la anorexia nerviosa (AN) y la bulimia nerviosa (BN) como
grupos discretos de síntomas, aunque hay que reconocer que se han dado pasos importantes en
la distinción entre los TCA, asimismo es importante tener en cuenta que hay problemas
considerables que perduran.
Así pues, el sistema de clasificación debe permitir diferenciar a los individualmente clasificados
en cada uno de los diagnósticos, de modo que los individuos con BN deben ser fiablemente
diferentes de los individuos con AN, sobre las variables que no están incluidas en los criterios de
diagnóstico en sí. Si los trastornos no difieren en tales variables externas y solo difieren en los
signos y síntomas incluidos en el conjunto de criterios de diagnóstico, la clasificación no tendría
utilidad. Asimismo, se ha de tener en cuenta el fenómeno de la transición diagnóstica o
entrecruzamiento diagnóstico (Fairburn y Harrison, 2003).
Se ha encontrado que la mitad de los pacientes con AN terminan por desarrollar una BN, un
tercio de los pacientes con BN provienen de una historia previa de AN y otro tercio ha presentado
historia de sobrepeso u obesidad. También es bastante común que los pacientes con AN alternen
entre sintomatología restrictiva y purgativa en diferentes momentos del trastorno y en torno a
un 50 % de los pacientes con AN desarrollan posteriormente BN (Bulik et al., 1997). Este
fenómeno genera continuos cruces o cambios de diagnóstico y planteó dudas sobre el curso, la
recaída, los subtipos o los propios criterios de los TCA (Eddy et al., 2008). Se han identificado los
siguientes factores de riesgo de cambio de diagnóstico de AN a BN o de BN a AN: baja
autosuficiencia o autonomía, elevadas críticas paternas, abuso/dependencia de alcohol y bajo
nivel de búsqueda de sensaciones (Tozzi et al., 2005).
Dicho esto, en el presente estudio se ha realizado una comparación entre los tres grupos
diagnósticos principales: anorexia nerviosa (AN), bulimia nerviosa (BN) y trastorno por atracón
(TA). Entre estos grupos diagnósticos, los resultados del ANOVA de un factor señalan que no
existen diferencias significativas entre los grupos y la edad, encontrando solo diferencias en
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escasas variables de las estudiadas (estilos de personalidad y algunas características psicológicas
relacionadas con el TCA).
Con respecto a los patrones de personalidad, se encuentran diferencias estadísticamente
significativas en el patrón evitativo y en el patrón histriónico. Analizando las puntuaciones entre
los tres grupos diagnósticos, a través de comparaciones post-hoc (Bonferroni), se observa que
solo existen diferencias significativas en patrón evitativo entre el de anorexia nerviosa y el de
trastorno por atracón, de modo que el grupo de pacientes con anorexia nerviosa obtiene una
puntuación significativamente mayor al grupo de pacientes con trastorno por atracón. Y en
relación con el patrón histriónico, las diferencias se dan entre el grupo del trastorno por atracón
y el de anorexia nerviosa, de modo que el grupo de pacientes con anorexia nerviosa obtiene una
puntuación significativamente menor que el grupo de pacientes con trastorno por atracón. A
este respecto, se ha de señalar que diversos estudios han encontrado que al tener en cuenta la
personalidad de los pacientes con anorexia nerviosa se obtiene que del 23 % al 80 % cumple los
criterios para algún trastorno de la personalidad (Gartner et al., 1989; Herzog et al., 1992;
Wonderlich et al., 1990).
Los más frecuentes en los pacientes con TCA son el trastorno límite y el trastorno evitativo de la
personalidad, (Chen et al., 2011). Y además, autores como Kleinfield y colaboradores (1994)
observaron la presencia de un mayor repertorio de conductas evitativas en los pacientes con
anorexia nerviosa frente a aquellos con bulimia nerviosa y controles. Mientras que los estudios
que examinan las tasas de prevalencia de los trastornos de la personalidad (TP) en el trastorno
por atracón (TA), colectivamente sugieren que los TP por evitación, obsesivo-compulsivo y límite
son los más comunes (Becker et al., 2010; Cassin y Von Ranson, 2005). En este caso caso, los
datos serían congruentes con la presencia significativa del patrón evitativo en los pacientes con
AN.
Entre las variables valoradas por el EDI-2 se encuentran diferencias estadísticamente
significativas en la escala bulimia, y en la escala insatisfacción corporal. Las comparaciones
múltiples post-hoc (Bonferroni), señalan que dichas diferencias se encuentran en la escala
bulimia entre el grupo del trastorno por atracón y el grupo de anorexia nerviosa, siendo el grupo
del trastorno por atracón mayor al de anorexia nerviosa, y entre el grupo de bulimia nerviosa y
el grupo de anorexia nerviosa, de nuevo siendo el grupo de bulimia nerviosa mayor al de anorexia
nerviosa (AN). La escala de bulimia evalúa la tendencia a tener pensamientos o a darse comilonas
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o atracones de comida incontrolables. De modo que este tipo de pensamientos o actos estarán
presentes en pacientes con bulimia nerviosa (BN) y pacientes con trastorno por atracón (TA), tal
y como los resultados encontrados indican. En la escala de insatisfacción corporal la diferencia
se encuentra entre el grupo del trastorno por atracón que obtendría una puntuación
significantemente mayor al grupo de anorexia nerviosa. Esta escala mide la insatisfacción del
sujeto con la forma general de su cuerpo o con las de aquellas partes del mismo que más
preocupan a los que padecen trastornos de la conducta alimentaria. Ghaderi (2001) hace una
revisión bibliográfica de la importante relación entre la insatisfacción corporal y la instauración
de los TCA, y es, precisamente, la insatisfacción con el propio cuerpo y el peso lo que propicia la
aparición de conductas de control de peso como son el seguimiento de dietas alimentarias
(Abraham y Llewellyn-Jones, 1997; Hart y Ollendick, 1985), que pueden desencadenar los TCA.
En la muestra estudiada, se encuentra que esta variable tiene un valor significativamente mayor
en los pacientes con TA que en los que padecen AN, pudiendo esta diferencia estar relacionada
con el IMC, que siguiendo los criterios diagnósticos, es mayor en los pacientes con TA.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) continúan siendo uno de los principales
problemas de salud pública de nuestros días, y por lo tanto han de continuar siendo objeto de
investigación. En relación a ello, el presente estudio nos permite concluir que solamente se han
encontrado diferencias entre AN, BN y TA en el patrón evitativo e histriónico del MCMI, y en la
escala de insatisfacción corporal del EDI-2. Los datos encontrados son congruentes con estudios
previos, pero no permiten llegar a conclusiones claras, de modo que es necesario continuar
profundizando tanto sobre la relación entre los TCA y los patrones de personalidad, cómo sobre
el tipo de vinculación existente.
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