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Es complicado que el término "aceptación" no sea pronunciado de boca de algún psicólogo/a durante su ejercicio profesional. ¿Nos hemos aferrado a ella como si fuese el recurso defintivo? ¿realmente es tan importante aprender a aceptar?
Como casi toda en la vida, la psicología también esta sujeta a modas. Un tiempo atrás fue la asertividad y en los últimos años, prácticas como el mundfulness son las que los profesionales de la psicología hemos tenido más presentes. El hecho de que una técnica terapéutica, corriente, modelo u otro se "viralice", no implica que debamos cargarnos de crítica contra él o ella, ni es el espíritu de este artículo.
Bajo mi punto de vista, el verdadero problema de las "técnicas de moda" es usarlas como medicina para todo. Recuerdo el caso de una paciente que había perdido recientemente a un ser querido, razón por la que acudía a consulta, y que me contaba que su anterior terapeuta "le ponçia a mirar una mandarina para trabajar la aceptación".
Yo estaba de acuerdo con ella en que la aceptación tenía que llegar, sin embargo, no podemos incrustarla a la fuerza.
Tal y como yo lo entiendo, la aceptación es un estado natural de la mente. Elisabeth Kübler-Ross fue la psiquiatra pionera en hablar sobre las 5 fases o etapas del duelo:
Cuando sufrimos un desencadenate adverso, sobre todo cuanto más irrepentino e inesperado es, nuestra mente prefiere tratar de transformar la realidad que adaptarse a la misma. Esta es una conducta de lucha, motivada por nuestro sistema de acción. Si nos imaginamos, cómo una persona con un duelo complicado llega finalmente a la quinta etapa, seguramente, nos la imaginemos recorriendo mentalmente todas las opciones hasta darse cuenta que la realidad es lo único que le queda.
En la aceptación hay paz, en parte, porque se abandona la lucha. Este sentimiento se llama alivio, y aunque no hay alegría en la aceptación por la pérdida de un ser querido, si puede haber paz.
Yo diría que sí, que todos sabemos hacerlo de forma natural, y que s transcurrido un tiempo, lo acabamos haciendo. Considero que lo que debemos enseñar los terapeutas, es a acortar el tiempo que tarda en aparecer, para evitar el sufrimiento. Me explico, pongo como ejemplo el caso de otra paciente:
Durante la época de confinamiento debido al coronavirus, mi paciente recibe un comunicado de su empresa donde le explican que no sabrán si podrán hacer frente con el sueldo de toda la plantilla actual. Es un mensaje bastante inespecífico, impersonal y que genera mucha incertidumbre. Esto provoca en ella descontrol y activa la necesidad de hacer algo. Sin embargo, lo único que puede hacer es angustiarse y pensar en los múltiples escenarios que hipotéticamente se pueden abrir, ya que el comunicado ni tan siquiera indica que vaya a haber despidos.
Esto es lo que yo entiendo por una respuesta de lucha - negación - control. Transcurridas dos semanas de cuarentena, mi paciente ha adoptado una postura de "que sea lo que tenga que ser, yo no puedo hacer nada" (aceptación). Ella sola y motivada por mi intervención, ha recorrido una senda mental donde finalmente ha determinado, tras pasar por diferentes estados emocionales, que simplemente es algo que no puede controlar.
¿Todo bien? Ahora sí, sin embargo, ella ha estado dos semanas sufriendo y con dolores de estómago muy intensos.
¿Cómo debemos trabajar la aceptación?
Trabajar la capacidad de aceptar singifica enseñar a nuestros pacientes a discriminar rápidamente cuando "elegir rendirse" sin tener que llegar a agotarse antes. La aceptación es diferente a la resignación fundamentalmente para mí en este punto: la resignación llega como un estado de frustración donde seguimos pretendiendo alterar la situación pero no podemos, mientras que la aceptación parte del reconocimiento de los propios límites, de la imperfección intrínseca de las cosas y de la incorporacion del dolor y la contrariedad como parte natural del vivir.
Grulla psicología y nutrición
María Del Rosario Torrealba Garrido
Psicólogo - Venezuela
Fecha: 12/04/2020