ntroducciónEn la vida cotidiana es comúnmente aceptado que las “cosas” preexisten a toda enumeración y nominación.
Nombramos lo que hay, lo que ya existe, sobre lo que hay sobradas pruebas materiales y objetivas de existencia primera. (1)
Todo parece suceder en orden a primero el suceso o fenómeno y luego el lenguaje que lo connota.
A nuestro sentido común- (2) tan afecto a engañarnos- se presenta un mundo que paulatinamente se va manifestando, un orden de sentido y significación que en el hombre se va instalando como proceso cultural. (3)
Pero todo este ordenamiento y clasificación, aún con las salvedades de revisión y rectificación posterior, sigue dando debate y discusión.
A grandes rasgos y para no perder el rumbo del trabajo, tenemos que entre los pre-socráticos (4) y más recientemente desde la modernidad, etnólogos, lingüistas, naturalistas, positivistas, nominalistas, vienen entre sí contrariándose con posiciones más o menos estructuralistas. (5) DesarrolloEl psicoanálisis no podía ni querría faltar a ésta discusión. Razones y motivos no faltan: ocuparse del sujeto íntimamente afectado por su falta que es, al mismo tiempo, aquello que lo causa.
Desde sus orígenes freudianos, hilando en los testimonios de la clínica, estuvo siempre más interesado y preocupado por el sujeto en su propia desarmonía consigo mismo (6) que en bregar por una mejorada integración y coaptación a su medio natural y social. No obstante, nunca descuidó al mundo objetivo, fáctico.
Más bien, por y para su progreso conceptual, deslindó denodadamente la realidad psíquica de la realidad no desiderativa. El título del trabajo bien puede parecer apropiado al recorrido que notoriamente realizó Lacan, inventando su registro 7) y dimensión ulterior. (8)
Aunque algo así se significa, los propósitos fueron otros.
Con mi elaboración, trataré de resaltar y trastocar lo evidente e intuitivo del pensamiento tradicional de que lo real es lo originario, verdadero y hasta, en el colmo del realismo positivista, lo único.
Real que, según se verá, exige para su alcance y solución el necesario pasaje de traducción por la imagen y por la representación simbólica.
Sabemos que Lacan precisó la noción de identidad, por su fuerte relación al ser. Hizo caer obviedades instituidas como: a es a o mi abuelo es mi abuelo e incluso dualidades complementarias. (9)
Cualquier objeto sólo es captable si desaparece por algunos instantes y, merced a su ausencia transitoria, se logra formar su imagen. (10)
Pagando el precio de todo esquema, lo Real en primer término se torna aprehensible desde lo imaginario, y en caso de generación y producción de sujeto, a través de lo simbólico por escansión - que presupone desaparición y negación de al menos alguna letra – destilándose así el primer significante que representará a un sujeto ante otro Ste. (11)
Máxima abstracción y no privativa del pueblo elegido. Más bien, exigencia ética de ir más allá de la evidencia. Reconociendo que la distinción entre los términos de cualquier identidad, se sostiene en la inscripción del primer elemento así como no la del segundo.
Propiedad significante de no ser lo que los otros significantes son.
Cuestiones todas que se apoyan en la letra, esencia del Ste.
Verificamos así que, sobre lo Real, es desde los otros dos registros que tenemos noticia.
Cabría aclarar y profundizar si solo es anoticiamiento o propia causación.
El planteo de lo Real como segregado desde lo imaginario y simbólico ¿instituye un nuevo idealismo? (12) o, ¿nada hay más material que el significante y la letra heredera del rasgo en que se encarna?
Todo lo que hay de Real es a condición significante que se hace discernible y distinguible, incluido lo que hay de simbólico y de imaginario en el anudamiento Real.
Retomando las cuestiones relativas a la nominación y a lo Real (13), el
nombre propio produce un sujeto real en la medida en que cada uno de nosotros puede faltarle al Otro. (14)
Quedó planteada hasta aquí la posibilidad de entrever lo real por las prefiguraciones por contraste entre lo que aparece y desaparece con la imagen y, aún más radicalmente, por la incursión y el desbrosamiento de lo Real desde lo simbólico.
El punto que interesa a la investigación de mi tesis es que lo Real producido
desengancha y desanuda, no se halla ni contiene en la imagen ni en lo formal. Ni siquiera en lo escrito más perfecto: las matemáticas. (15) Y lo verdaderamente imposible en lo Real es que no se desagregue y manifieste.
Ahora bien, como hipotetizo en mi tesis, lo Real sin anudamiento, en estado “puro” , resulta inestable, tal como se observa en algunas producciones (sueño de angustia y alucinación) y sólo consiste cuando deviene el despertar y el delirio.
Corroborando que la verdad no puede ser toda dicha, salvo desencadena (16) miento y no sin fugacidad.
¿Pensar en lo Real como algo producido, hasta propiciado y derivado por los otros dos registros o consistencias y que, por tornarse indómito, impulsa nuevas escrituras (17) que no cesan de escribirse, acaso, no es toda una paradoja?
De real producido a propulsor formal. Oscilación que parece remedar la dualidad pulsional freudiana.
Y dialéctica entre la inconsistencia que se desprende de esta consideración y estabilidad que adquirirá el nudo borromeo.
A propósito, un verdadero nudo común que parece tener una estructura firme y perfectamente enmarañada (18), sin puntas de ovillo.
Pero tal un nudo ideal daría cuenta del pegoteamiento e in diferenciación de sus elementos. (9)
Continua...
Universidad de Buenos Aires