El suicidio es una de las causas de muerte más frecuente. Al año mueren más de un millón de personas por este motivo, en el mismo rango que los fallecimientos por cáncer de pulmón. Este problema es especialmente relevante si se tiene en cuenta que uno de los grupos de edad más afectados por este problema son los jóvenes. Por si fuera poco, por cada suicidio consumado hay 10 intentos de suicidio, como muestra en Estados Unidos se atienden 500.000 intentos en las urgencias de sus hospitales y fallecen 30.000 personas por esta causa. La sociedad occidental esta tomando conciencia de la importancia de este tema con diversas llamadas de atención a la población y programas de prevención específicos. En esta mesa se van a tratar temas asistenciales predominantemente, aunque también se abordarán aspectos sociológicos y terapéuticos. El suicidio constituye un grave problema de salud pública. La Organización Mundial de la Salud estimaba en 1976 que el suicidio consumado era la décima causa de muerte, y cada día fallecen en el planeta 1000 personas por este motivo (OMS, 1976). Hay que reseñar que las tasas de suicidio se han ido manteniendo con ligeras oscilaciones en los últimos treinta años, si bien en algunos países industrializados han aumentado (La Vecchia et al, 1994).
Introducción
El suicidio es una de las causas de muerte más frecuente. Al año mueren más de un millón de personas por este motivo, en el mismo rango que los fallecimientos por cáncer de pulmón. Este problema es especialmente relevante si se tiene en cuenta que uno de los grupos de edad más afectados por este problema son los jóvenes. Por si fuera poco, por cada suicidio consumado hay 10 intentos de suicidio, como muestra en Estados Unidos se atienden 500.000 intentos en las urgencias de sus hospitales y fallecen 30.000 personas por esta causa. La sociedad occidental esta tomando conciencia de la importancia de este tema con diversas llamadas de atención a la población y programas de prevención específicos. En esta mesa se van a tratar temas asistenciales predominantemente, aunque también se abordarán aspectos sociológicos y terapéuticos. El suicidio constituye un grave problema de salud pública. La Organización Mundial de la Salud estimaba en 1976 que el suicidio consumado era la décima causa de muerte, y cada día fallecen en el planeta 1000 personas por este motivo (OMS, 1976). Hay que reseñar que las tasas de suicidio se han ido manteniendo con ligeras oscilaciones en los últimos treinta años, si bien en algunos países industrializados han aumentado (La Vecchia et al, 1994).
Actualmente la OMS estima que por este motivo fallecieron 9445.000 personas en el año 1998 (World Health Report 1999 ). El análisis de mortalidad en España a principios de la década de los noventa pone de manifiesto que el suicidio representa la vigésima causa de muerte en hombres (la octava por años potenciales de vida perdidos) y vigesimoséptima en mujeres (undécima por años potenciales de vida perdidos) en 1991 (Martínez y Llácer, 1995-98). Este problema alcanza especial dramatismo en los más jóvenes, donde el suicidio es la segunda causa de muerte, tanto en hombres como en mujeres, entre los 15 y 24 años. Su contribución a esta siniestra estadística es muy relevante entre los consumidores de drogas, población a la que pertenecen la mayoría de las muertes entre los 25 y 34 años (Roca y Esteve, 1997). En los años siguientes se consolida esta situación; la infección por VIH representa la primera causa de pérdida de años potenciales de vida en hombres y la segunda en mujeres, mientras que el suicidio escala posiciones hasta situarse en séptima posición y undécima respectivamente. En el caso de los hombres los años potenciales de vida perdidos son 264,3/100.000 habitantes y en el de las mujeres 64,2/100.000 habitantes, siendo su relación de 4 a 1.
El suicidio y envenenamiento accidental (la mayoría por sobredosis, con la dificultad que entraña a la hora de hacer el diagnóstico diferencial con el suicido) refuerzan su posición en el rango de edades de 15 a 44 años, aumentando con respecto a la década de los ochenta. Estos datos parecen ya suficientemente ilustrativos, sin necesidad de entrar en polémica sobre su precisión y la de las conclusiones extraídas de los mismos. Además hay que considerar que seguramente están infraestimados por los problemas que conlleva hacer este tipo de registros (éticos, religiosos, legales, técnicos), tal y como muchos autores reconocen en nuestro medio (Aranda, 1984; Gracia y Rodríguez, 1991; Gutiérrez, 1995). En íntima relación con lo anterior, las tentativas de suicidio constituyen otro problema relevante por su elevada morbilidad y el riesgo que se le asocia, puesto que el 10% de los pacientes con tentativas de suicidio acaban suicidándose y un 50% de los suicidios consumados tienen antecedentes previos de tentativas de suicidio (Roy, 1989).
Aunque no hay estadísticas fiables, se calcula que por cada muerte por suicidio se producen 10 tentativas (Leon et al, 1990). Todo lo expuesto llevó a la OMS, al diseñar su programa "Salud para todos en el año 2000", a incluir en su objetivo número 12 el propósito de conseguir que "para el año 2000, las actuales tendencias crecientes de suicidios y tentativas de suicidio deben ser invertidas" (OMS, 1986). La conducta suicida es un fenómeno muy complejo, donde se imbrican factores sociales, culturales, psicopatológicos y biológicos, y que afecta a todas las culturas en menor o mayor grado (Slater y Roth, 1986). De ahí la dificultad de su estudio, que empieza con la definición y conceptualización de la propia conducta suicida. Para la Psiquiatría esta conducta plantea un enorme desafío si se tiene en cuenta que el 90% de los pacientes que se suicidan tienen algún tipo de enfermedad mental.
Por otro lado, es una importante causa de muerte en los enfermos depresivos (hasta el 20% en algunas series), bipolares (sobre un 15%), esquizofrénicos (15%) y en pacientes con problemas relacionados con el abuso de sustancias (Kaplan et al, 1994). La producción sobre el suicidio es vastísima. La revisión bibliográfica realizada por Farberow hace casi 30 años (Weis, 1974), encontró más de 7000 artículos y libros sobre el tema. Actualmente, haciendo una búsqueda en la base de datos MEDLINE, aparecen más de 26.623 referencias que responden a la palabra clave "suicide", teniendo en cuenta que esta base de datos contiene desde 1966 y no cubre todas las fuentes bibliográficas. Además de ello en Internet se pueden encontrar más de 266 websites (251.498 web pages) que tratan específicamente el suicidio y al menos 5 newsgroups. Este tipo de recursos de la red informática permite acceder fácilmente, por ejemplo, a información estadística actualizada sobre la situación del suicidio en numerosos países del mundo, a través de la dirección URL:http://www.rochford.org/suicide/resource/stats/other/.
Una vez ilustrada la gravedad del problema, en esta mesa se van a tratar los siguentes aspectos concretos: El Dr. Ceverino expondrá un trabajo en el que se analiza el impacto de este problema en la ateción sanitaria, ya que la conducta suicida se relaciona con un porcentaje elevado de visitas previas a recursos asistenciales, principalmente médicos generales y psiquiatras. En esta aportación se discute el papel de estos profesionales en la prevención del suicidio. La doctora Zabala expone la compleja relación entre la enfermedad física, su evolución, la desesperanza que conlleva y la conducta suicida. La Dra. Díaz-Sastre, partiendo de la premisa que los intentos de suicidio son atendidos en la mayoría de los casos, en los servicios de urgencia de los hospitales generales; aborda la evaluación de los mismos de cara a establecer las medidas de contención y de tratamiento necesarias.
En este medio tan dinámico y estresante es vital contar con los datos imprescindibles sobre los que basar esta decisión. Complementado este trabajo el Dr. García-Resa plantea cuales son los criterios prácticos que usan los clínicos para decidir el alto o el ingreso de un intento de suicidio. La Dra. Oquendo expone una serie de interesantes cuestiones extraídas de un trabajo que compara las tasas de suicidio y depresión en las diferente etnias estadounidense. Hasta que punto la psicopatiología, la patoplastia, los condicionantes sociales, culturales y genéticos, condicionan la conducta suicida y deben ser objeto de prevención, son preguntas abiertas
Bibliografía
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· Weis JMA. Suicide. En: Americam handbook of Psychiatry. Adult clinical psychiatry. Editor: Aniety S. Nueva York: Basic Book, 1974.
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