El reconocimiento del TDAH en la edad adulta abre la puerta a una mayor y mejor atención e intervención con respecto a las particularidades, necesidades y características especiales del tratamiento dirigido hacia adultos. Hasta ahora, la “(...)aproximación más efectiva para tratar el TDAH en adultos, es la cognitivo- conductual, tanto en una intervención individual como grupal.” (Brown, 2000; McDermott, 2000; Young, 2002). Sin embargo, como ya es sabido a nivel academicista y experimental, el TDAH se caracteriza por síntomas y patrones de comportamiento como la inatención, la hiperactividad y/o la impulsividad.
Dichos síntomas no sólo interfieren a nivel individual, en el funcionamiento y/o el desarrollo cognitivo y en actividades académicas y laborales, sino también lo hace a nivel relacional y emocional, y por lo tanto, en diversas actividades de la vida social y afectiva de la persona afectada.
La observación del impacto y la importancia de la capacidad del sistema familiar para incidir positivamente en la evolución de la condición TDAH de uno de sus miembros, es uno de los factores esenciales respecto a la evolución del tratamiento para el TDAH. Con ello, se ha reforzado la necesidad de moverse del foco cognitivo individual a un enfoque integral que también incluya el trabajo familiar y de pareja.
A partir de una intervención con la familia o la pareja, se activan o se ponen a servicio del TDAH los recursos de afrontamiento tanto individuales como los de los miembros del sistema familiar o del miembro sin TDAH de la pareja. Lo anterior, de tal manera que se logra generar un mayor impacto en la evolución deseada.
A continuación, presentamos un artículo de revisión que muestra los aspectos más importantes en donde una intervención sistémica y relacional pueden generar un mayor beneficio tanto para el adulto con TDAH como para sus seres queridos.
Hospital Juan Ramón Jiménez. Huelva. España.
Psicología.com. 2019 VOL 23
Artículo de revisión
Intervención con familiares y parejas de personas con TDAH:
de la frustración a la aceptación y la reacción asertiva. De las
expectativas iniciales a las expectativas reales
Irene Paola Garza Del Valle 1,Nathalia Garrido Torres2
1 Psicóloga clínica. Especialista en terapia de pareja. Práctica privada. Sevilla. España.
2 Médico Interno Residente de Psiquiatría. Hospital Juan Ramón Jiménez. Huelva. España
Resumen
El reconocimiento del TDAH en la edad adulta abre la puerta a una mayor y mejor atención e
intervención con respecto a las particularidades, necesidades y características especiales del
tratamiento dirigido hacia adultos. Hasta ahora, la "(...)aproximación más efectiva para tratar el
TDAH en adultos, es la cognitivo- conductual, tanto en una intervención individual como
grupal." (Brown, 2000; McDermott, 2000; Young, 2002). Sin embargo, como ya es sabido a nivel
academicista y experimental, el TDAH se caracteriza por síntomas y patrones de
comportamiento
como
la
inatención,
la
hiperactividad
y/o
la
impulsividad.
Dichos síntomas no sólo interfieren a nivel individual, en el funcionamiento y/o el desarrollo
cognitivo y en actividades académicas y laborales, sino también lo hace a nivel relacional y
emocional, y por lo tanto, en diversas actividades de la vida social y afectiva de la persona
afectada.La observación del impacto y la importancia de la capacidad del sistema familiar para
incidir positivamente en la evolución de la condición TDAH de uno de sus miembros, es uno de
los factores esenciales respecto a la evolución del tratamiento para el TDAH. Con ello, se ha
reforzado la necesidad de moverse del foco cognitivo individual a un enfoque integral que
también incluya el trabajo familiar y de pareja.
A partir de una intervención con la familia o la pareja, se activan o se ponen a servicio del TDAH
los recursos de afrontamiento tanto individuales como los de los miembros del sistema familiar
o del miembro sin TDAH de la pareja. Lo anterior, de tal manera que se logra generar un mayor
impacto
en
la
evolución
deseada.
A continuación, presentamos un artículo de revisión que muestra los aspectos más importantes en
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donde una intervención sistémica y relacional pueden generar un mayor beneficio tanto para el adulto
con TDAH como para sus seres queridos.
Palabras clave: familia, pareja, expectativas, asertividad
Introducción
El Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad, se describe en el DSM-V, Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, como un trastorno del neurodesarrollo. Sin
embargo, la última edición de este manual, publicada en 2013, ha desaparecido el TDAH del
capítulo sobre Trastornos del niño y del adolescente, ya que actualmente considera que esta
patología también se presenta y continúa a lo largo de la edad adulta.
El reconocimiento del TDAH en la edad adulta abre la puerta a una mayor y mejor atención e
intervención con respecto a las particularidades, necesidades y características especiales del
tratamiento dirigido hacia adultos. Hasta ahora, la "(...)aproximación más efectiva para tratar el
TDAH en adultos, es la cognitivo- conductual, tanto en una intervención individual como
grupal." (Brown, 2000; McDermott, 2000; Young, 2002). Sin embargo, como ya es sabido a nivel
academicista y experimental, el TDAH se caracteriza por síntomas y patrones de
comportamiento como la inatención, la hiperactividad y/o la impulsividad.
Dichos síntomas no sólo interfieren a nivel individual, en el funcionamiento y/o el desarrollo
cognitivo y en actividades académicas y laborales, sino también lo hace a nivel relacional y
emocional, y por lo tanto, en diversas actividades de la vida social y afectiva de la persona
afectada.
"La familia y las relaciones interpersonales cumplen funciones básicas y cubren necesidades
esenciales para el bienestar de una persona; como por ejemplo, la función y la necesidad de
pertenencia e identidad, de protección y de supervivencia, de afectividad y de establecer
patrones relacionales sanos y positivos, de promover la culturalización y la socialización del
individuo y la de promover un sistema de valores y creencias" (Ackerman,
N. 1966 & Valladeres, 2008)
Como anteriormente se expuso, la vida interpersonal (especialmente la vida familiar del adulto
con TDAH) se ve sumamente afectada la mayoría de las veces, tal cual Valladeres (2008)
constata, al afirmar que "(...)el estudio de la familia como grupo social constituye una
necesidad para el profesional de la salud, por ser este grupo el que más influye en la formación
de personalidad, en ella se adquieren las creencias, los temores y criterios de riesgo que
condicionan las actitudes de la persona". Por lo tanto, es primordial generar tratamientos
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multidisciplinarios enfocados en integrar también el trabajo con el grupo familiar y la pareja de
la persona diagnosticada con TDAH.
El TDAH y la terapia familiar
A mediados del siglo XX, terapeutas como John Bowlby, Milton Erickson, Paul Watzlawick,
Gregory Bateson, Virginia Satir, Nathalie Ackerman y el renombrado Salvador Minuchin,
enfocaron su trabajo en movilizarse del énfasis individual hacia el familiar.
Con ello, dichos analistas generaron un cambio conceptual y metodológico en la intervención
psicológica, al ver al individuo como parte de un sistema y al comprender que su adaptación o
funcionamiento estaba conectado e influenciado por la operatividad y la adaptación de su
familia.
La observación del impacto y la importancia de la capacidad del sistema familiar para incidir
positivamente en la evolución de la condición (en este caso, el TDAH de uno de sus miembros)
es uno de los factores esenciales respecto a la evolución del tratamiento para el TDAH. Con ello,
se ha reforzado la necesidad de moverse del foco cognitivo individual a un enfoque integral que
también incluya el trabajo familiar y de pareja.
Delgado Mejía et al. (2012) refieren en su artículo Intervención multimodal del TDAH: El papel
co-terapéutico de la familia en el tratamiento del TDAH, que "(...)la intervención de la familia en
el acompañamiento de los tratamientos de sus hijos o familiares, se considera una condición
sine qua non que garantiza buenos resultados". De igual forma, también explican que
"Actualmente, la familia cumple funciones co-terapéuticas que contribuyen significativamente
en la evolución de los tratamientos.".
A partir de una intervención con la familia o la pareja, se activan o se ponen a servicio del TDAH
los recursos de afrontamiento tanto individuales como los de los miembros del sistema familiar
o del miembro sin TDAH de la pareja. Lo anterior, de tal manera que se logra generar un mayor
impacto en la evolución deseada.
De este modo, al trabajar con el grupo familiar se "(...)pueden atenuar los síntomas del trastorno
y mejorar las condiciones de relaciones del grupo familiar que lleve a dicho sistema a
experimentar una mejor convivencia". (Delgado Mejía et al, 2012)
A continuación, en la discusión de este artículo, se hablará sobre los aspectos más importantes
en donde una intervención sistémica y relacional puede generar un mayor beneficio tanto para
el adulto con TDAH como para sus seres queridos.
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Principales dificultades dentro de la familia y la pareja con un miembro tdah
Impacto del TDAH en la familia
Las dificultades producto del TDAH pueden tener un impacto negativo en la vida, la dinámica y
el ambiente familiar. El TDAH puede ser una condición que no sólo afecte al individuo que la
padece, sino que también tenga una repercusión en la organización interna de la familia a la
que éste pertenece. Del mismo modo, la reacción familiar ante el diagnóstico del TDAH puede
provocar la exacerbación de los síntomas, al contribuir a una dinámica bidireccional
desadaptativa.
Entre las dificultades emocionales y el impacto relacional que puede generar el TDAH, se
encuentran:
Baja autoestima
Tanto el adulto con TDAH como algún miembro de su familia, pueden sentir la sensación de
incapacidad e incertidumbre para hacer frente a las demandas y necesidades que exige el TDAH.
Esto puede crear inseguridad al ejercer el rol que les corresponde dentro de la familia y por lo
tanto, afectar su autoestima.
Trastornos del estado de ánimo Depresión
a)
Por parte del miembro con TDAH: En algunos casos, la persona con TDAH llega a sufrir
depresión al sentir que él y su familia tienen que adecuarse al TDAH. De igual forma,
el/la paciente con TDAH se ve afectado(a) debido a las dificultades que le genera el poder
relacionarse con su familia; así como, en varios casos, no cumplir las expectativas que sus
familiares tienen con respecto a él/ella.
b) Por parte de los familiares de una persona con TDAH: Los seres queridos también pueden sufrir
depresión ante la sensación de aislamiento, invisibilidad y poca atención, producto del
sobreenfoque, sobreatención y sobreprotección de otros miembros de la familia hacia el
miembro TDAH. También, los familiares pueden llegar a experimentar depresión ante la
desilusión de la imposibilidad de obtener las expectativas iniciales que tenían sobre esa
persona o su relación con esa persona.
c) Abuso de substancias
Los familiares y parejas de miembros con TDAH pueden recurrir al abuso de substancias y sufrir
adicciones, ya que muchas veces ellos las utilizan como medio de distracción y desahogo ante
el estrés y el malestar emocional que les provoca la sintomatología de su ser querido con TDAH.
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Rencor y/o envidia
a) Por parte del miembro con TDAH: Por un lado, la persona con TDAH puede sentir envidia
sobre las oportunidades y los éxitos conseguidos en diversas áreas (social, académica,
profesional, relacional) hacia otros miembros de la familia y/o su pareja.
b) Por parte de los familiares de una persona con TDAH: Del mismo modo, algunos familiares
pueden sentir envidia y rencor hacia la persona con TDAH ante la falta de responsabilidades y
obligaciones y/o de la atención adicional que le prestan otros miembros de la familia. De igual
forma, los familiares pueden llegar a sentir resentimiento ante la sensación de estar limitados
y/o afectados por los comportamientos del miembro con TDAH.
La comorbilidad es un término médico que hace referencia a la presencia de uno o más
trastornos que coexisten con un trastorno o enfermedad primaria.
c) agresiva e impulsiva, así como pueden sentir incertidumbre al no saber cuándo se puede
presentar de nuevo la siguiente crisis emocional
Problemas relacionales
Coaliciones, triangulaciones y alianzas
Este tipo de disfunciones a nivel relacional, de coalición y de alianza, suceden cuando dos
miembros de la familia se unen para atacar, ir en contra y/o defenderse del miembro con TDAH
o cuando este último y otro miembro se unen en contra de otro. Es decir, se forman equipos
dentro de la familia, al provocar la ruptura de la unión, la comunicación y la relación familiar
entre todos sus miembros.
Dificultades de comunicación
Por parte del miembro con TDAH: Las personas con TDAH tienen dificultad para prestar atención
en conversaciones o discusiones. Del mismo modo, la impulsividad es uno de sus retos a la hora
de comunicar lo que desean o lo que les enfada y muchas veces pueden también presentar una
hiperfocalización o repetición de lo que se ha dicho o sobre un tema determinado.
Por parte del miembro sin TDAH: Las parejas pueden caer en un estilo de comunicación pasiva
o agresiva ante la frustración de no obtener la respuesta deseada. Esto puede provocarles un
sentimiento de incapacidad ante fracasar comunicarse entre sí o al no poder comunicar
sanamente lo que se desea o necesita con la pareja.
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Dificultades emocionales
Por parte del miembro con TDAH: Una de las dificultades más comunes es la impulsividad
emocional. De la misma forma, se encuentra la dificultad para manejar la frustración y la ira,
problemas para la autorregulación emocional, cambios de humor repentinos y como se refirió
anteriormente, una mayor tendencia a presentar comorbilidad con la ansiedad y la depresión
debido a la dificultad emocional a nivel intrapersonal e interpersonal. Todo esto puede derivar
en problemas de autoestima y autoaceptación del paciente con TDAH ante la percepción del
rechazo del entorno y/o de su pareja.
Por parte del miembro sin TDAH: Las parejas de adultos con TDAH normalmente sienten
frustración y desesperanza ante la problemática de su pareja. Igualmente, refieren
constantemente tener la sensación de no ser amados(as) y/o respetados(as), sufrir ansiedad,
estrés y depresión, resultado de la problemática de pareja y de experimentar una mayor
responsabilidad dentro de la relación y/o ante la familia). De igual manera, suele existir
resentimiento y culpabilidad por sentirse
así ante el paciente con TDAH, desilusión ante el hecho de vivir dentro de una relación de pareja
alejada de sus expectativas, problemas de autoestima ante su incapacidad de responder
efectivamente a las dificultades de su pareja y por último, miedo y malestar ante la impulsividad
y dificultad de autorregulación de su pareja.
Dificultades conductuales
Por parte del miembro con TDAH: Los adultos con TDAH presentan una falta de autocontrol
conductual, comportamientos impulsivos y agresivos, lo cual puede generar dificultad para
comenzar y terminar tareas del hogar, desorganización y falta de compromiso en los acuerdos
de pareja, así como actitudes y comportamientos que dañen o pongan en riesgo la integridad
física y emocional de sus parejas.
Por parte del miembro sin TDAH: Las parejas de las personas con TDAH pueden tener reacciones
conductuales agresivas o pasivas ante las conductas impulsivas o exacerbadas de su pareja. De
igual forma, el miembro sin TDAH puede alejarse y distanciarse; o por el contrario, tener una
excesiva cercanía durante o después de algún comportamiento impulsivo o agresivo del
miembro con TDAH. La pareja también suele actuar desde la sobre-responsabilidad, al adquirir
un rol de papá o de mamá y no de pareja y así mantener la dependencia y los comportamientos
no deseados.
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Dificultades relacionales y de intimidad dentro del vínculo de pareja
Por parte del miembro con TDAH: Los adultos con TDAH tienen dificultad para el contacto
físico. Por un lado, algunos experimentan hipersensibilidad ante la estimulación sensorial, y
por otra parte, algunos otros padecen distracción a la hora de intimar física y sexualmente con
su pareja, al provocar dificultad para estar presente y por lo tanto, para disfrutar y
experimentar placer sexual (producto de la distracción y/o la dificultad para ser
tocado(a)). Otras personas refieren experimentar falta de iniciativa y motivación o por el
contrario, vivir una sobre-búsqueda de estímulos que puede llevar a conductas impulsivas
sexuales y erótico-afectivas fuera y dentro de la pareja.
Por parte del miembro sin TDAH: Las dificultades de la pareja del miembro sin TDAH pueden
incluir aislamiento, sensación de soledad y disminución de su interacción social como resultado
de la situación del miembro con TDAH. Esto puede generar un malestar general ante la falta de
participación de la pareja en sus eventos y círculos sociales.
Todas estas dificultades, tanto por parte del miembro con TDAH como por el miembro sin TDAH
(a nivel individual y en el plano de pareja), se extienden en un espectro que va desde problemas
mínimos y manejables hasta situaciones más graves y que se salen de control.
Existen parejas que tienen severas dificultades en la comunicación, pero que a nivel íntimo y
erótico están contentas y satisfechas. De igual forma, hay parejas que tienen problemas en
todos los niveles, mientras que algunas sólo experimentan dificultades en el contacto con otras
personas y con el entorno social. Dicho lo anterior, es importante entender que cada caso de
TDAH es único, así como también lo son los retos que cada pareja afronta.
Intervención con la familia y la pareja
Un proceso de psicoterapia con la familia y/o la pareja de la persona con TDAH puede ayudar a
los miembros de la familia o la pareja a elaborar:
El reconocimiento de emociones y meta-emociones: Uno de los objetivos y metas más
importantes en el trabajo familiar y de pareja es validar y normalizar los sentimientos de los
seres queridos del adulto con TDAH. De esta manera, al permitir el desahogo y al ayudarlos a
aceptar la utilidad de sus emociones, se minimiza e incluso se elimina la frustración.
Otro aspecto muy importante es trabajar las meta-emociones como camino para la aceptación,
por lo que, tanto el paciente como el psicoterapeuta deben poner sobre la mesa interrogantes
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como: ¿Qué siento con lo que siento o cómo me siento con lo que pienso y siento?. Es decir,
cuando se trabaja en la propia conciencia emocional, la pareja y la familia aprenden a identificar
cómo se sienten en cada situación, así como el motivo de esos sentimientos.
El trabajo a nivel emocional puede generar que, a mediano plazo, los seres queridos de la
persona con TDAH puedan funcionar como modelo para ayudar y reforzar en la persona con
TDAH a que ella avance en la identificación, manejo y expresión de sus emociones.
Promover la comunicación asertiva: Delgado Mejía et al (2012), refieren que el entrenamiento
en habilidades como la comunicación asertiva, es parte fundamental de la resolución de
conflictos en el proceso terapéutico familiar y de pareja.
De esta forma, la intervención con la familia y la pareja puede ayudar a que las personas que se
relacionan con un adulto con TDAH logren comunicarse de una manera más efectiva y afectiva.
Como resultado, se pueden mejorar los estilos de comunicación, así como eliminar las barreras
y las defensas que se han generado con el tiempo y como respuesta a la impulsividad o
incapacidad de auto-regulación emocional del miembro con TDAH. Derivado de esto, también
los familiares y parejas pueden lograr comunicar sus necesidades y deseos para así plantearlos
de una manera asertiva.
La comunicación asertiva tiene como característica ser clara, concisa y respetuosa. Dichos
rasgos, ayudan a que la situación sea más fácil de entender y procesar para el miembro con
TDAH. Una comunicación efectiva y afectiva facilita el diálogo de los seres queridos con la
persona con TDAH, pero sobre todo, ayuda a resolver los conflictos derivados de la convivencia
y la rehabilitación, y de esta forma sanar el vínculo afectivo.
Las idealizaciones y las expectativas: Por un lado, es importante trabajar de manera psicoeducativa; es decir, informar a familiares y pareja sobre las causas, síntomas, pronóstico y
tratamiento del TDAH. El conocimiento ayuda a aliviar la presión psicológica y los sentimientos
de resentimiento, enojo, culpa y vergüenza.
También, el conocimiento del TDAH abre el camino para una solución realista, basada en
expectativas reales y congruentes. Por otro lado, es esencial trabajar en la reestructuración de
las expectativas iniciales, ya que cuando los familiares ajustan sus expectativas a las condiciones
del TDAH, hay una mayor aceptación de la realidad, menor frustración e ideas realistas y
congruentes sobre lo que su pareja o familiar puede lograr a través de su tratamiento, pero
también sobre la capacidad propia de ayuda y de poder generar cambios.
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Esto influye positivamente también en la relación porque hay mayor claridad y entendimiento
de por qué el adulto con TDAH actúa de cierta forma y se separan los síntomas y las conductas
de la persona.
Un acuerdo relacional y de convivencia: Con todo lo anterior, los familiares y pareja podrán
promover y desarrollar un acuerdo claro y específico de lo que cada miembro de la familia o la
pareja necesita, espera y desea (por ejemplo, los roles y responsabilidades de cada miembro
dentro de la relación o el sistema, libertades, derechos, etc.).
Tener establecido un plan específico y claro de qué hacer y cómo reaccionar ante lo cotidiano y
ante las dificultades, da mucha estructura, pero sobre todo, provee seguridad. Cuando los
miembros de una relación o de una familia se sienten seguros, el impacto a nivel individual y
para el vínculo es sumamente positivo.
La intervención con familiares y parejas de personas con TDAH, además de ser un proceso
benéfico y útil para ellos emocionalmente (ya que permite que recuperen su autoestima y
autoconfianza), también puede ser bastante influyente en el progreso de la persona con TDAH.
Esto debido a que los seres queridos tienden a ser bastante creativos en cuanto a las soluciones
y estrategias que la persona con TDAH puede implementar para sobrellevar dificultades.
Además, los
"(...)tratamientos
multimodales, que incluyen a la familia como
facilitadora(...)dan la posibilidad de crear, mantener y generalizar en la casa las conductas
deseadas, trabajadas inicialmente en el ambiente psicoterapéutico." (Delgado Mejía et al. 2012)
responsabilidades de cada miembro dentro de la relación o el sistema, libertades, derechos,
etc.).
Tener establecido un plan específico y claro de qué hacer y cómo reaccionar ante lo cotidiano y
ante las dificultades, da mucha estructura, pero sobre todo, provee seguridad. Cuando los
miembros de una relación o de una familia se sienten seguros, el impacto a nivel individual y
para el vínculo es sumamente positivo.
La intervención con familiares y parejas de personas con TDAH, además de ser un proceso
benéfico y útil para ellos emocionalmente (ya que permite que recuperen su autoestima y
autoconfianza), también puede ser bastante influyente en el progreso de la persona con TDAH.
Esto debido a que los seres queridos tienden a ser bastante creativos en cuanto a las soluciones
y estrategias que la persona con TDAH puede implementar para sobrellevar dificultades.
Además, los
"(...)tratamientos
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multimodales, que incluyen a la familia como
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facilitadora(...)dan la posibilidad de crear, mantener y generalizar en la casa las conductas
deseadas, trabajadas inicialmente en el ambiente psicoterapéutico." (Delgado Mejía et al. 2012)
Objetivos de la ponencia
El objetivo de esta ponencia es remarcar la importancia de un proceso integral que incluya a la
familia y a la pareja de adultos con TDAH. De esta manera, se lograrán exponer los beneficios
emocionales y relacionales, tanto para la persona con TDAH como para sus seres queridos y la
dinámica relacional.
Esencialmente, esta ponencia busca plantear la importancia del trabajo con familiares y parejas
desde dos visiones: La primera, desde un enfoque racional-emotivo-conductual; es decir, en el
énfasis del trabajo con las expectativas (creencias y esquemas mentales sobre lo que se espera
y se desea que suceda) de familiares y de la pareja entorno a la persona con TDAH, la evolución
del TDAH y la influencia del TDAH en el vínculo y en los planes vitales, individuales y compartidos
a través de la segunda visión, la de la Terapia racional- emotivo-conductual (TREC).
La Terapia racional-emotivo-conductual (TREC) es un modelo de psicoterapia creado por el
doctor Albert Ellis, cuya finalidad es la reestructuración cognitiva. Este modelo toma como base
el hecho de que las personas se sienten y reaccionan según sus pensamientos y su
interpretación de las situaciones. En este caso, el trabajo con familiares y parejas desde este
modelo cognitivo, busca ayudarlos a aprender a reestructurar sus pensamientos idealizados o
irracionales, para así generar creencias y expectativas reales y acordes a las particularidades del
TDAH y de esta manera, que las personas puedan sentir menor malestar y reaccionar de una
forma más asertiva ante el adulto con TDAH, la sintomatología que experimenta y los retos a
los que se enfrenta debido al TDAH.
Todas las personas suelen tener expectativas sobre su pareja o sobre cualquier familiar en
cuanto a la forma y la frecuencia en la expresión de las necesidades, sentimientos, ideas,
entendimiento, empatía, atracción física, deseo sexual, cariño, la necesidad de amar y sentirse
amado, el respeto, las actividades compartidas, la repartición de labores domésticas, y
económicas dentro de la relación, entre muchas otras.
En este caso, las relaciones con pacientes con TDAH, pueden representar una mayor dificultad
para que las expectativas sean acordes, se apeguen o se asemejen a la realidad. Muchas parejas
con un adulto con TDAH refieren que al inicio de la relación, muchas de las expectativas se
cumplen, ya que este tipo de personas son divertidas, vivaces y la impulsividad muchas veces
puede tornarse como una iniciativa y una vitalidad positiva en el cortejo. Sin embargo, cuando
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la relación requiere más responsabilidad y estabilidad es cuando las expectativas en esa nueva
etapa o ante ese nuevo ciclo ya no se cumplen. Ante estas fases de mayor compromiso y
responsabilidad compartida (formar una familia, pagar una renta o una hipoteca, mantener un
trabajo) es cuando empiezan los desbalances y la diferencia entre la responsabilidad de ambos
miembros, así como es momento en el que las personas con TDAH se sienten sobresaturadas e
incapaces de sobrellevar estas -exigencias- fundamentales en una relación adulta.
El trabajo con familiares ayuda a que las personas puedan trascender estas situaciones, las
adjudiquen al TDAH y no a la persona y de esta manera disminuya su frustración, su sensación
de no ser valorados o amados por la persona con TDAH y que puedan lidiar con las dificultades
sin culpar y resentir. Como consecuencia, desde el apoyo y la comprensión, se puede permitir
que el adulto con TDAH pueda aprender habilidades para trascender estas dificultades sin
afectar sus relaciones afectivas
De igual forma, esta ponencia busca paralelamente integrar el trabajo emocional con los seres
queridos, al fomentar la importancia de la psicoeducación en inteligencia emocional y
habilidades sociales y relacionales que permitan a las personas moverse de la frustración a la
aceptación.
El entrenamiento en inteligencia emocional y habilidades interpersonales, tiene como
fundamento que todas las emociones son naturales, sanas y útiles y que el problema realmente,
es que muchas personas sufren debido a la atribución negativa social hacia determinadas
emociones. Al educar a los familiares y a la pareja sobre emociones, ayudarlos a normalizarlas
y a encontrar y beneficiarse de su utilidad, se genera una mejoría importante.
Si los familiares logran tener un mejor automanejo emocional, podrán sentirse más capaces de
lidiar ante la montaña rusa de su ser querido con TDAH. Esto influye positivamente en su
autoestima, en su sensación de control y en el vínculo afectivo con la persona con TDAH.
Además de ayudar a aprender a normalizar las emociones y permitirse sentirlas, uno de los
grandes pilares de la inteligencia emocional es la expresión de la emoción; es decir, cómo
comunicarle a otros lo que uno siente.La comunicación asertiva según Mantilla, tiene que ver
con la capacidad de expresarse verbal y no verbalmente en forma apropiada a la cultura y
acorde a las situaciones. Un comportamiento asertivo implica un conjunto de pensamientos,
sentimientos y acciones que ayudan a una persona a alcanzar sus objetivos personales de forma
socialmente aceptable.
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Debido a lo anterior, el entrenamiento en este tipo de comunicación es básico en la intervención
familiar y relacional, pues ayuda a neutralizar los estilos de comunicación familiar o de pareja
que no estaban siendo efectivos o que se habían desarrollado ante la acumulación de tensión
por el TDAH, desarrollar habilidades de escucha y mejorar el autocontrol, al permitir un diálogo
más útil en la resolución de problemas.
Conclusiones
La familia y la pareja son los sistemas sociales más importantes de cualquier persona. Ellos
influyen en conjunto y directamente en cada individuo, en su capacidad para enfrentar
demandas o exigencias y en la resolución de conflictos, retos y estresores.
Los estresores, en este caso, los miembros con diagnóstico y sintomatología de TDAH, si no se
sobrellevan individualmente y en conjunto, pueden generar crisis y un mayor malestar no sólo
a la persona que lo experimenta, sino también a su sistema familiar y a sus vínculos afectivos.
Un trabajo familiar y relacional en un caso de TDAH, utiliza las capacidades y los recursos de
cada miembro de la familia o la pareja para afrontar las dificultades y los retos, y de esta manera,
todos sean parte de la solución. Como lo refieren varios expertos, uno de los estresores no
normativos que parecería requerir de cambios al interior del sistema familiar es la impresión
diagnóstica de Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
De esta forma, las personas que no pueden responder normalmente a otro sujeto, o entender
peticiones o sugerencias sencillas a consecuencia de una deficiencia neurológica, suponen, en
algunos casos, una gran carga para sus seres queridos. Los familiares, enfrentados a la creencia
de que el -impedimento- de su familiar es a la vez fundamental y permanente, no sólo soportan
la carga de tener que relacionarse con esa persona y ayudarla, sino también con un bagaje
adicional de culpa, cólera o desesperación (Roselló, García, Tárraga & Mulas, 2003; Joselevich,
2003).
La manera en la que los familiares o pareja de una persona con TDAH describen sus vidas desde
e incluidas por el trastorno, los limitan para elaborar nuevas ideas, enfoques y/o soluciones
respecto a su situación vital. La importancia del proceso terapéutico consiste en ayudar a las
familias a desarrollar otras historias a partir de que la familia logre re-definir al TDAH, al trabajar
en sus esquemas y expectativas, así como en la manera en la que interpreta, expresa y por lo
tanto, vive el TDAH. De este modo, se podrán modificar y redefinir los vínculos relacionales e
individuales.
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Si las personas logran ver, entender y hablar del TDAH de otras formas en las que éste deje de
ser una condición imposible de resolver o mejorar, será más fácil. Asimismo, cuando se trabaja
con la familia no sólo se hace con cómo el diagnóstico ha influido y afectado a la familia y a cada
uno de sus miembros, sino también en cómo la forma en la que la familia ha decidido vivir el
TDAH tiene un efecto en la evolución del mismo.
De esta manera, existe una corresponsabilidad y los miembros de la pareja o la familia se
mueven del -ser víctimas- del trastorno de su ser querido, a ser piezas importantes en la
recuperación o minimización de los efectos negativos que el TDAH tiene para todos. Como
consecuencia, las personas comienzan a saber qué pueden y qué quieren hacer diferente para
que ciertas cosas dejen de pasar o suceder con menor frecuencia.
En mi experiencia profesional y en mi participación en el Equipo Reflexivo del Equipo de
Orientación Familiar de la Universidad de Sevilla y en el Equipo de Investigación en Terapia
Familiar de la Universidad de Sevilla, ambos liderados por el Profesor Miguel Garrido, he podido
reconocer y confirmar la importancia del trabajo familiar y sobre todo, comprender la diferencia
y el impacto tan valioso de la inclusión familiar y de pareja en los procesos terapéuticos.
La familia es una parte importante en los procesos terapéuticos, de transformación y evolución
de cualquier persona. Además, el TDAH no sólo afecta a las personas diagnosticadas, sino
también tiene un impacto en todas las personas que conviven o tienen algún vínculo afectivo
con la misma. Con el diagnóstico, comienza una nueva realidad y por lo tanto, es importante
trabajar con todas aquellas personas que se ven incluídas por ella.
Agradecimientos: Danna Campos por su colaboración en la revisión y edición de este trabajo
Bibliografía
Ackerman NW. (1966) Diagnóstico y tratamiento de las relaciones familiares (2da Ed.)
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