Establecer diagnostico diferencial entre trastorno por déficit de atención e hiperactividad y trastorno generalizado del desarrollo, resulta difícil si la alteración conductual es demasiado grave como para poder objetivar un correcto coeficiente intelectual. Ambos diagnósticos son clínicos, a diferencia del primero que si dispone de tratamientos específicos que mejorarían al paciente.
Presentamos el caso clínico de una paciente de 7 años derivada por rabietas e inquietud psicomotriz. Refiere buen rendimiento escolar, baja tolerancia a la frustración y alta impulsividad. Siendo diagnosticada finalmente de trastorno generalizado del desarrollo.