El trastorno del sueño en el mayor institucionalizado es uno de los síndromes más habituales con los que nos encontramos. La falta de sueño reparador repercute en el estado biopsicosocial del anciano, en la disminución de su tiempo de reacción, pérdida de equilibrio, con el consiguiente aumento del riesgo de caídas. También presentan mayor dificultad de concentración y disminución de memoria, aumento de su irritabilidad y fatiga diurna, creando en el anciano que lo padece un gran estado de ansiedad y preocupación. La edad avanzada se asocia a un descenso en la cantidad y calidad del descanso nocturno. La
arquitectura del sueño de las personas varía al envejecer; el sueño se hace más ligero y aumentan los despertares nocturnos, esto conlleva una gran ansiedad y preocupación en el mayor que lleva a la toma de narcóticos. Entre 35-45% de los medicamentos que son recetados para favorecer el sueño son prescritos para ancianos. La Fisioterapia y la
Terapia Ocupacional geriátricas juegan un papel muy importante en el tratamiento no farmacológico de este trastorno. Se ha demostrado que la realización de ejercicio físico moderado y las técnicas de relajación mejoran la calidad y duración del sueño en el anciano con la consiguiente mejora de su estado de salud y la disminución de toma de fármacos para este fin. Consideramos imprescindible que se valore este tipo de servicios para conseguir un envejecimiento activo y de calidad.