En el presente trabajo se define a la mentalización como la capacidad para comprender el
comportamiento propio y ajeno en términos de estados mentales. Esta capacidad es un
determinante clave para la organización del self, la regulación emocional y el establecimiento de
relaciones interpersonales satisfactorias. Su adquisición tiene lugar en el interior de las relaciones de
apego tempranas. A su vez, se caracteriza a los pacientes límite como sujetos con una
psicopatología que puede comprenderse desde una dificultad en la identificación y regulación de los
cambios bruscos en los propios estados mentales. Desde esta perspectiva, la identidad y las
relaciones interpersonales, núcleo de todo trastorno de personalidad, están profundamente
afectadas por la falte de identificación, comprensión e integración de los propios estados mentales y
los de los demás, lo cual conlleva un desajuste en las relaciones interpersonales, con las
subsecuentes dificultades de este estado de cosas. La evaluación de la mentalización se revela,
entonces, de la mayor importancia clínica en el trabajo con estos pacientes, a los efectos de
establecer focos y objetivos para el tratamiento. En este trabajo se reseña un método que permite
poner de manifiesto el desempeño mentalizador en pacientes con patología TLP. Se ilustra dicho
método con materiales clínicos obtenidos en el curso de una investigación.