La pandemia de COVID-19 ha afectado significativamente a las personas mayores y, en particular, a las personas con enfermedad de Alzheimer y trastornos relacionados (ADRD). Los síntomas conductuales y psicológicos de la demencia (BPSD) son heterogéneos y comunes en personas con ADRD y están asociados con enfermedades más graves. Sin embargo, a difer...
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La pandemia de COVID-19 ha afectado significativamente a las personas mayores y, en particular, a las personas con enfermedad de Alzheimer y trastornos relacionados (ADRD).
Los síntomas conductuales y psicológicos de la demencia (BPSD) son heterogéneos y comunes en personas con ADRD y están asociados con enfermedades más graves. Sin embargo, a diferencia de los síntomas cognitivos de ADRD que generalmente son progresivos, BPSD puede ser tratable.
Las personas con BPSD enfrentan desafíos únicos durante la pandemia debido a la naturaleza inherente de la enfermedad y los impactos biológicos y psicosociales del COVID-19. Estos desafíos incluyen un mayor riesgo de infección grave por COVID-19 en personas con BPSD debido a su fragilidad y vulnerabilidad médica, dificultad para participar en exámenes de detección o pruebas y adherirse a medidas de control de infecciones como el distanciamiento físico. Más lejos, Es probable que los efectos biológicos del COVID-19 en el cerebro y su impacto psicosocial, como el aislamiento y la interrupción de la atención de salud mental, empeoren el BPSD.
En este documento, discutimos estos desafíos y estrategias para manejar el impacto de COVID-19 y para cuidar de manera efectiva a las personas con BPSD en entornos comunitarios, de atención a largo plazo o hospitalarios durante la pandemia. A pesar de la incertidumbre constante asociada con esta pandemia, podemos reducir su impacto en las personas con BPSD con un enfoque proactivo.
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