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Los profesionales sanitarios defienden que no se banalice el término “depresión”



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Noticia | 05/09/2018

La depresión es una enfermedad grave que nada tiene que ver con la vuelta a la rutina tras las vacaciones de verano 


El malestar producido por el final de las vacaciones y el regreso al trabajo no se corresponde con la depresión ni ninguna otra enfermedad.
Esta posible sintomatología se debe a un estado emocional normal.
La depresión, en cambio, es una enfermedad psiquiátrica bien definida que afecta a más de dos millones de españoles y constituye la segunda causa de baja laboral en España.


Sentimientos de irritabilidad, ansiedad o tristeza que se manifiestan tras la vuelta al trabajo después del periodo estival de descanso corresponden a un estado de ánimo pasajero y breve, más o menos negativo, que depende en gran medida de la satisfacción que se obtiene del trabajo, del regreso a horarios estrictos o del retorno a la rutina, entre otras circunstancias. No se trata, por tanto, de ninguna enfermedad o síndrome, sino de un proceso emocional normal. 



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Psiquiatras y médicos de atención primaria confirman que “patologizar” la vida cotidiana es un agravio comparativo con una enfermedad real, grave, como es la depresión, que afecta a más de dos millones de españoles y es la segunda causa de baja laboral en nuestro país. Como explica la doctora Silvia López Chamón, Médico de Familia y Secretaria del grupo de Salud Mental SEMERGEN, “somos seres vivos con un ciclo vital, tenemos que aprender recursos básicos para el día a día. No todo malestar supone enfermedad. Es importante discriminar lo banal de lo trascendente”.


En opinión de la Dra. López Chamón, “depresión es un término utilizado, en muchas ocasiones, de forma inadecuada. En realidad, no deberíamos banalizar ningún término médico que nomine enfermedades importantes, tanto para magnificar como para minimizar otras circunstancias. Es una forma de estigmatizar a los pacientes que las padecen o tienen riesgo de padecerlas”.


Todo cambio de rutina conlleva un periodo de adaptación. La vuelta al trabajo después de las vacaciones es simplemente una dificultad más de la vida que requiere adaptarse a una realidad que no siempre concuerda con las expectativas. “Desde mi punto de vista hay habilidades que se están perdiendo: la capacidad de introspección, la aceptación de las limitaciones personales como oportunidades de superación o no tener claros los objetivos vitales individuales ni de grupo, también la necesidad de mostrarse exitoso a los demás en cada momento, la baja tolerancia a la frustración, no identificar referentes adecuados, etc.”, asegura la Dra. López Chamón.


Esta situación -incorrectamente denominada “depresión postvacacional”- responde a un estado de ánimo más bien negativo entre los trabajadores que vuelven a sus puestos y que tiene que ver con el nivel de insatisfacción. “Puede tratarse de personas con cierto grado de frustración laboral que no disfrutan con su trabajo o una forma de resistencia a volver a las obligaciones y responsabilidades habituales”, matiza la Dra. López Chamón. Sería un sentimiento comparable al que se produce los lunes para muchos trabajadores, tras dos días de descanso y que, ahora, después de un mayor periodo de descanso, tiene lugar de modo más acentuado.


Es, por tanto, un malestar transitorio y breve que no requiere de atención médica ni de un tratamiento farmacológico, sino de un enfrentamiento a la realidad y de aceptación de la nueva situación.


La depresión, una enfermedad bien definida
La depresión es una enfermedad psiquiátrica bien definida que nada tiene que ver con el fin del disfrute del periodo estival de cualquier trabajador. Se trata de unaenfermedad mental compleja, multidimensional y heterogénea, que presenta una extensa variedad de síntomas: afectivos, tales como tristeza, ansiedad, irritabilidad, bajo estado de ánimo, desesperanza; cognitivos, como son las dificultades de atención y concentración, de memoria, de toma de decisiones y planificación, y somáticos, entre ellos, fatiga, cambios en el apetito y peso, alteraciones del sueño, cefalea, problemas estomacales.


Tristeza o abatimiento no son sinónimos de depresión. Los períodos de tristeza o melancolía son inherentes a la experiencia humana. La tristeza es un sentimiento normal, pero puede llegar a ser patológica en función de su duración, intensidad y grado de interferencia en la conducta y la vida cotidiana de la persona. 


Según la OMS, más de 300 millones de personas en todo el mundo sufren depresión, 2,4 millones en España, donde, según el estudio ESEMeD, laprevalencia de la depresión a lo largo de la vida es de entre un 5 y un 7,5% en los varones, y de entre un 13 y un 16% en las mujeres. Sin embargo, alrededor del 50% de los pacientes no llega a ser tratado correctamente. La depresión constituye la segunda causa de baja laboral en nuestro país.
Algunos consejos para disfrutar mejor de las vacaciones y facilitar su final feliz


Para concluir, los psiquiatras y médicos de atención primaria señalan que los consejos prácticos no cambian cuando se habla de adaptación, sea después de las vacaciones o ante cualquier otra circunstancia:
Mantener una actitud positiva.
Ser realista.
Dedicar tiempo para el ocio a diario.
Tomar las riendas de la propia vida.
No considerar las vacaciones como la solución a los problemas.
No buscar denodadamente la felicidad como obligación durante ese periodo.
Gozar del tiempo improductivo y aprovecharlo.
Descansar lo suficiente, pero no estar todo el día durmiendo.
Cultivar aficiones.
Dedicar un tiempo a mejorar y profundizar en las relaciones con la familia y amigos.
Planificar el ocio.
Dedicar un tiempo al desarrollo como personas.
Tomarse las cosas con naturalidad, tanto en vacaciones como fuera de ellas.
Mentalizarse de que también se puede ser feliz tras la vuelta al trabajo.
Tratar de incorporarse a la rutina laboral de forma paulatina.
Pensar que el malestar del regreso es algo pasajero y normal, que se debe afrontar adecuadamente.
Hacer explícitos, reales y realizables nuestros objetivos.
Admitir las deficiencias propias.
Pedir apoyo a los demás.


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