Un experto del Hospital Casa de Salud de Valencia ha alertado este lunes sobre las depresiones estacionales con el cambio de hora, un trastorno que afecta mayoritariamente a mujeres (75 por ciento de los casos) y se da con más frecuencia en adultos jóvenes, en el grupo de edad comprendido entre los 20 y 40 años mientras que raramente se presenta por encima de los 55 años.
Según ha explicado en un comunicado el responsable de la Unidad de Psiquiatría en el Hospital Casa de Salud de Valencia, el doctor Andrés Roig, "en la mayoría de los casos la depresión estacional se manifiesta con síntomas leves o moderados, la apatía y el desinterés, la debilidad, el cansancio y la somnolencia, no revisten una particular gravedad y remiten en primavera o verano".
Sin embargo, en otras personas "pueden incidir en su entorno laboral, académico o familiar y relacional, interferir en el funcionamiento cotidiano y dar lugar a dificultades en el trabajo y los estudios, a problemas interpersonales y al aislamiento social".
Con la depresión estacional ocurre lo contrario que con la enfermedad depresiva: se incrementa el apetito (70-80%) hay apetencia por los hidratos de carbono (80-90%) y se gana peso (70-80%). Según ha confirmado el especialista en Psiquiatría del Hospital Casa de Salud, "este aumento de la ingesta de hidratos de carbono se manifiesta en particular por la tarde y la noche y con alimentos con hidratos de carbono de absorción rápida, con alto contenido en azúcares, que incrementarán la liberación de insulina".
También en prácticamente todos los casos de depresión estacional se encuentran con una importante somnolencia diurna a pesar del aumento de las horas de sueño nocturno. Para los responsables de Psiquiatría del hospital valenciano, "algunas personas pueden experimentar año tras año ciertos cambios en el estado de ánimo, en la vitalidad, en los patrones de alimentación y en el ritmo del sueño que aparentemente guardan relación con los cambios climatológicos".
"Esto es debido a que la disminución de las horas de luz puede alterar los ritmos circadianos de nuestro reloj biológico que afecta a la síntesis de ciertas hormonas. Esto ocurre en particular con la melatonina, una hormona segregada por la glándula pineal y cuyo funcionamiento está regulada por los fotorreceptores de la retina. Así, cuando se reducen las horas de luz, se incrementa la síntesis de melatonina lo que a su vez puede afectar a los mecanismos de neurotransmisión que intervienen en el mantenimiento del estado de ánimo", hand escrito.
Pero además, "existen otras investigaciones que apuntan a que la reducción de la luz solar podría guardar relación con bajos niveles cerebrales de serotonina, lo que a su vez también contribuiría al descenso del estado de ánimo", ha indicado el doctor Andrés Roig.
Según los expertos, "el riesgo de depresión estacional no es el mismo para todas las personas dada la existencia de diferentes condiciones biológicas; algunas personas, dadas sus características genéticas, tienen un menor número de fotorreceptores o menores concentraciones de fotopigmentos (melanopsina) en la retina, con lo que son menos sensitivos a la luz. Y necesitarán una mayor exposición a la luz solar para mantener un funcionamiento normal en los meses fríos".
Además, el hecho de que los relojes en otoño se atrasen una hora, les exigirá un mayor esfuerzo adaptativo. "La disminución de la exposición a la luz actúa como un factor desencadenante y les provoca una alteración de los ritmos biológicos y de los mecanismos de neurotransmisión", ha señalado.
BAJO CONSUMO DE PESCADO
Según el centro, "algunas investigaciones apuntan a cierta relación entre la depresión estacional y el tipo de dieta". En los países con bajo consumo de pescado es mayor el riesgo de padecer distintas enfermedades depresivas y algunos estudios han demostrado que el empleo de aceite de hígado de bacalao puede contribuir a la reducción de los síntomas depresivos.
Esto explicaría que países como Islandia y Japón, con poblaciones con una dieta rica en pescado y altos contenidos en ácidos Omega-3, tengan una incidencia de depresión estacional mucho menor de la esperable por sus latitudes y sus condiciones climáticas, ha indicado el hospital.
Entre los tratamientos de primera línea para los casos graves de depresión estacional se encuentra la Fototerapia o Terapia Lumínica, que "resulta segura y efectiva en más del 80 por ciento de pacientes como han evidenciado múltiples estudios". Se trata de un procedimiento que consiste en la administración -mediante unas lámparas especiales- de un tipo particular de luz con una intensidad superior a 2.500 unidades lumínicas.
También los antidepresivos habituales, se han mostrado "eficaces" en el tratamiento de la depresión estacional, con una buena respuesta a los inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS) como la fluoxetina y la sertralina. En los casos severos "resultará recomendable además el tratamiento psicoterapéutico para ayudar a resolver los conflictos interpersonales, familiares o laborales que hayan podido asociarse a la depresión estacional".
La mayoría de los casos no revisten gravedad y bastará con cuidar la alimentación e incrementar la exposición a la luz solar y artificial y realizar diariamente cualquier actividad física o ejercicio al aire libre.
