Autor/autores:
Ziv Ben-Zion, Moran Artzi, Dana Niry...(et.al)
El bajo volumen del hipocampo podría servir como un factor de riesgo temprano para el trastorno de estrés postraumático (TEPT) en interacción con otras anomalías cerebrales de origen del desarrollo. Una de esas anomalías puede ser la presencia de un gran Cavum Septum Pellucidum (CSP), que se ha asociado libremente con el TEPT. Aquí, realizamos un ...
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El bajo volumen del hipocampo podría servir como un factor de riesgo temprano para el trastorno de estrés postraumático (TEPT) en interacción con otras anomalías cerebrales de origen del desarrollo. Una de esas anomalías puede ser la presencia de un gran Cavum Septum Pellucidum (CSP), que se ha asociado libremente con el TEPT.
Aquí, realizamos un estudio prospectivo longitudinal de sobrevivientes de traumas recientes. Presumimos que al mes de la exposición al trauma, la relación entre el volumen del hipocampo y la severidad de los síntomas de TEPT será moderada por el volumen de CSP, y que esta interacción temprana explicará los síntomas persistentes de TEPT en los puntos temporales posteriores.
171 adultos (87 mujeres, edad promedio = 34. 22, rango = 18-65) ingresados en el departamento de emergencias de un hospital general después de un evento traumático, se sometieron a evaluación clínica y resonancia magnética estructural dentro de un mes después del trauma. Las evaluaciones clínicas de seguimiento se realizaron a los seis (n = 97) y catorce (n = 78) meses después del trauma. Los volúmenes de hipocampo y CSP fueron medidos automáticamente por el software FreeSurfer y verificados manualmente por un neurorradiólogo.
Un mes después del trauma, el volumen de CSP moderó significativamente la relación entre el volumen del hipocampo y la gravedad del TEPT (p = 0. 026), y esta interacción predijo aún más la gravedad de los síntomas a los catorce meses después del trauma (p = 0. 018). Específicamente, los individuos con hipocampo más pequeño y CSP más grande a un mes después del trauma, mostraron síntomas más graves a los uno y catorce meses después de la exposición al trauma.
Nuestro estudio proporciona evidencia de factores de riesgo neuroanatómicos tempranos para TEPT, que también podrían predecir la progresión del trastorno en el año posterior a la exposición al trauma. Una firma neuroanatómica tan simple de adquirir para el TEPT podría guiar el manejo temprano, así como el monitoreo a largo plazo.
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