Autor/autores:
Hao-Ming Dong , Daniel S. Margulies , Xi-Nian Zuo...(et.al)
La transición de la niñez a la adolescencia está marcada por cambios pronunciados en la estructura y función del cerebro que coinciden con el desarrollo de habilidades físicas, cognitivas y sociales. Trabajos previos en poblaciones adultas han caracterizado la organización topográfica de la corteza, revelando gradientes funcionales a macroescala q...
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La transición de la niñez a la adolescencia está marcada por cambios pronunciados en la estructura y función del cerebro que coinciden con el desarrollo de habilidades físicas, cognitivas y sociales.
Trabajos previos en poblaciones adultas han caracterizado la organización topográfica de la corteza, revelando gradientes funcionales a macroescala que se extienden desde regiones unimodales (somatosensoriales / motoras y visuales) a través de las áreas de asociación cortical que sustentan la cognición compleja en humanos. Sin embargo, aún no se ha establecido la presencia de estos gradientes funcionales centrales a lo largo del desarrollo, así como su curso de maduración.
Aquí, aprovechando 378 resonancias magnéticas funcionales en estado de reposo de 190 individuos sanos de 6 a 17 años de edad, demostramos que la transición de la niñez a la adolescencia se refleja en la maduración gradual de los patrones de gradiente a lo largo de la hoja cortical.
En los niños, el gradiente organizativo general está anclado dentro de la corteza unimodal, entre los territorios somatosensorial / motor y visual. Por el contrario, en la adolescencia, el gradiente principal de conectividad pasa a un marco espacial similar al de un adulto, con la red predeterminada en el extremo opuesto de un espectro de las regiones sensoriales y motoras primarias.
Las transiciones de gradiente observadas se refinan gradualmente con la edad, alcanzando un punto de inflexión agudo en los 13 y 14 años. La maduración funcional se distribuyó de manera no uniforme a través de las redes corticales. Las redes unimodales alcanzaron sus posiciones maduras al principio del desarrollo, mientras que las regiones de asociación, en particular la corteza prefrontal medial, alcanzó un pico posterior durante la adolescencia.
Estos datos revelan cambios dependientes de la edad en la organización a macroescala de la corteza y sugieren que la maduración programada de los patrones de gradiente funcional puede ser de vital importancia para comprender cómo se refinan las capacidades cognitivas y conductuales a lo largo del desarrollo.
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