La toma de decisiones compartida (SDM, por sus siglas en inglés) se practica con frecuencia en la medicina general, aunque su aplicación ha sido limitada en el tratamiento de trastornos mentales, especialmente en unidades psiquiátricas cerradas. No obstante, recientemente se ha reconocido el impacto positivo de SDM en el ámbito de la salud mental. Los estudios han mostr...
La toma de decisiones compartida (SDM, por sus siglas en inglés) se practica con frecuencia en la medicina general, aunque su aplicación ha sido limitada en el tratamiento de trastornos mentales, especialmente en unidades psiquiátricas cerradas. No obstante, recientemente se ha reconocido el impacto positivo de SDM en el ámbito de la salud mental. Los estudios han mostrado que los pacientes con trastornos mentales graves desean participar activamente en sus cuidados, y su interés en intervenir en la toma de decisiones clínicas es incluso mayor que el de los pacientes que reciben tratamiento en servicios médicos generales.
Este interés en SDM por parte de los pacientes con trastornos mentales graves subraya la importancia de explorar su aplicación específica para aquellos con condiciones complejas, como la esquizofrenia acompañada de ansiedad, dentro de culturas colectivistas, como la china. En las culturas colectivistas, donde el bienestar individual se percibe a menudo en relación con el contexto familiar y social, la participación en la toma de decisiones adquiere matices culturales específicos. Estos contextos pueden afectar la dinámica de SDM, pues los pacientes pueden sentirse más respaldados o influidos por su red familiar y comunitaria.
Esta revisión tiene como objetivo examinar el progreso de la investigación sobre SDM en pacientes con esquizofrenia y ansiedad en culturas colectivistas y proporcionar pautas para su implementación en unidades psiquiátricas cerradas. En estas unidades, donde la autonomía del paciente está más restringida, implementar prácticas de SDM presenta desafíos únicos, como la necesidad de garantizar la seguridad mientras se respeta el derecho del paciente a participar en decisiones sobre su tratamiento.
Al implementar SDM en salud mental, es fundamental que el personal esté capacitado para facilitar un diálogo respetuoso y culturalmente sensible. En entornos psiquiátricos cerrados, es esencial desarrollar protocolos que permitan que los pacientes, a pesar de las restricciones, puedan expresar sus preferencias y participar en el diseño de sus planes de tratamiento. Los beneficios potenciales de SDM en este contexto incluyen una mayor adherencia al tratamiento, mejora en la satisfacción del paciente y un aumento en la percepción de control y autonomía, factores que pueden favorecer su proceso de recuperación.
En conclusión, esta revisión busca ofrecer una referencia útil para la implementación de SDM en psiquiatría dentro de culturas colectivistas y unidades cerradas. La SDM tiene el potencial de mejorar la calidad de la atención, fortalecer la relación terapéutica y fomentar una recuperación centrada en el paciente.
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