Autor/autores:
Orsolini, Laura; Bellagamba, Silvia y Volpe, Umberto
Introducción El trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es una condición psiquiátrica crónica y a menudo debilitante que frecuentemente coexiste con otras enfermedades mentales, incluyendo trastornos alimentarios como la anorexia nerviosa. La superposición de estas condiciones puede complicar el manejo y tratamiento, haciendo que las opciones terapéuticas con...
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El trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es una condición psiquiátrica crónica y a menudo debilitante que frecuentemente coexiste con otras enfermedades mentales, incluyendo trastornos alimentarios como la anorexia nerviosa. La superposición de estas condiciones puede complicar el manejo y tratamiento, haciendo que las opciones terapéuticas convencionales sean menos efectivas.
En este contexto, las guías clínicas más recientes sugieren el uso de antipsicóticos de segunda generación en dosis bajas como terapia adyuvante a los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (isrs) para mejorar los síntomas residuales en pacientes con TOC.
Se presenta el caso de una mujer de 45 años con un diagnóstico de TOC severo y anorexia nerviosa de tipo restrictivo (AN-r).
Esta paciente estaba siendo tratada con fluoxetina, administrada en una dosis de hasta 40 mg/día, complementada con lurasidona en dosis baja de 37 mg/día.
La evaluación del progreso incluyó varios instrumentos estandarizados: la Impresión Clínica Global-Severidad, la Lista de Verificación de Síntomas-90 ítems, la escala Obsesivo Compulsiva de Yale-Brown (Y-BOCS-II) y el inventario de Trastornos de la Alimentación (EDI-3).
Después de un mes de tratamiento combinado, se observó una mejora clínicamente significativa en los síntomas obsesivos, con una reducción del 35% en la puntuación Y-BOCS-II. Además, hubo una mejora notable en la sintomatología alimentaria según el EDI-3. Al cabo de tres meses de tratamiento, la paciente alcanzó una remisión completa de los síntomas de TOC, con una puntuación en Y-BOCS-II de ≤14 (P < 0. 01).
Este caso subraya el potencial de los regímenes de tratamiento que combinan ISRS con antipsicóticos de segunda generación para abordar la comorbilidad entre TOC y trastornos alimentarios.
La lurasidona, en particular, mostró ser una adición valiosa a la fluoxetina, proporcionando mejoras significativas tanto en los síntomas obsesivo-compulsivos como en los aspectos restrictivos de la anorexia nerviosa.
Los hallazgos de este estudio de caso respaldan la necesidad de realizar más investigaciones longitudinales y estudios de efectividad en el mundo real para confirmar la eficacia de la lurasidona como estrategia complementaria en pacientes con TOC, especialmente aquellos resistentes a tratamientos convencionales (tr-TOC), y para explorar su utilidad en el manejo de la sintomatología de trastornos alimentarios cuando existe comorbilidad con AN-r.
Este enfoque multidisciplinario podría ofrecer nuevas vías para el tratamiento de pacientes con complejas co-morbilidades psiquiátricas.
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