Las conclusiones aportadas por el último informe del grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicado el pasado 9 de agosto son devastadoras. A menos que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan de manera inmediata, rápida y a gran escala, los expertos prevén que limitar el calentamiento a cerca de 1, 5 ºC o incluso a 2 ºC será un objetivo inalcanzable.
No hemos sabido cuidar al planeta y ahora estamos sufriendo las consecuencias. Cada vez hay más olas de calor y sequías, las precipitaciones son más intensas, con sus correspondientes inundaciones, el nivel del mar ha aumentado y estamos siendo testigos de un deshielo de los polos y la acidificación de las aguas.
Los efectos que el cambio climático puede tener sobre la salud mental son diversos, y a pesar de que han recibido poca atención, cada vez más expertos piden medidas de salud pública para mitigar estos problemas. La aparición de trastornos mentales tras un desastre natural está bien establecida: depresión, ansiedad, sentimientos de culpa, suicidio, trastorno por estrés postraumático. . . pero, ¿puede el mero hecho de ser conscientes de que el clima está cambiando provocar trastornos psicológicos?
Incluso en países que aún no se han visto directamente afectados por la devastación debida al cambio climático se han descrito recientemente nuevas formas de malestar psicológico, como la solastalgia o la ecoansiedad, sobre todo entre los más jóvenes.
La ecoansiedad es el temor crónico de un cataclismo ambiental, un estrés causado por observar los impactos aparentemente irrevocables del cambio climático, y preocuparse por el futuro de uno mismo, de los niños y las generaciones futuras. Un factor clave que contribuye a la ansiedad climática es saber que el peligro se acerca, pero carecer de medios directos para mitigarlo.
La solastalgia, por otro lado, es un neologismo que describe una forma de angustia, estrés mental o existencial causado por el cambio ambiental, haciendo referencia a la angustia causada por la pérdida del medioambiente.
Nuestros sistemas actuales de salud mental no están capacitados ni formados para atender estos nuevos trastornos, que lamentablemente veremos cada vez más en nuestras consultas.
A pesar de todo, parece que no todos los efectos del cambio climático son negativos, se ha visto que puede ayudar a “despertar” a la población y generar sentimientos de altruismo, optimismo y alentar a la gente a tomar medidas para frenar los efectos del cambio climático. Entre todos podemos hacer frente al cambio climático y dejar a las próximas generaciones un planeta limpio y justo.
La Dra. Baena es médica especialista en psiquiatría.
