El doctor Carlos Tornero, director de la Cátedra de Dolor Universidad Francisco de Vitoria-Fundación Vithas y presidente de la Sociedad Española de Neuromodulación, ha puesto de relieve dicha técnica para tratar el dolor, permitiendo reducir el consumo de fármacos.
A través de la emisión de señales eléctricas que modulan el sistema nervioso central o periférico, esta técnica permite modificar aquellas señales neurológicas que puedan encontrase afectadas por una determinada patología.
"Este tipo de técnicas pueden realizarse de forma regular y con mínimos efectos secundarios, permitiendo al paciente obtener una mejora del dolor que padece, recobrando la funcionalidad y en consecuencia obteniendo una reincorporación a la vida habitual. Además, favorece una disminución en el consumo de fármacos, los cuales pueden generar en muchas ocasiones alteraciones importantes como son las molestias gástricas, renales, psicológicas, o problemas de dependencia o adicción", apunta.
Las técnicas intervencionistas ofrecen también la posibilidad de avanzar en la recuperación de pacientes pendientes de cirugía, teniendo en cuenta que las principales intervenciones quirúrgicas que se realizan en pacientes con dolor suelen ser por dolor a nivel de la columna vertebral, como hernias discales. El empleo de técnicas mínimamente intervencionistas percutáneas, sin necesidad de cirugía, supone un alivio importante del dolor e incluso en algunos casos permite replantearse la intervención quirúrgica", asegura el doctor Tornero.
MÚLTIPLES APLICACIONES Y UN RIESGO MÍNIMO
La estimulación a nivel medular se emplea en diferentes patologías entre las que se encuentran los pacientes intervenidos de columna vertebral que, a pesar de la cirugía, continúan con dolor y medicación oral, así como aquellos que presentan dolor regional complejo, dolor pélvico, miembro fantasma tras amputación, dolor post-toracotomía o dolor invalidante como secuela de una intervención quirúrgica.
Asimismo, a nivel cerebral se utiliza habitualmente para el tratamiento del Parkinson, en los trastornos del movimiento, en casos de epilepsia refractaria a tratamientos orales, e incluso en pacientes con depresión mayor y trastornos de la alimentación.
"Son técnicas que, sin duda, aportan múltiples ventajas y con un riesgo muy bajo. Los resultados obtenidos son realmente buenos cuando la selección de los pacientes es la adecuada y el procedimiento es realizado por profesionales experimentados en técnicas de neuromodulación", asegura el doctor Carlos Tornero.