Fomentar la autonomía de las personas con Alzheimer y ayudar a mantener su independencia el mayor tiempo posible ralentiza el proceso de deterioro cognitivo, promueve su autoestima y mejora su calidad de vida, según ha señalado el equipo de expertos de Ace Alzheimer Center Barcelona con ocasión del Día Mundial del Cerebro, que se celebra el próximo 22 de julio.
Para ello, se deben seguir una serie de estrategias que, a su vez, no pongan en riesgo su seguridad. Una de las claves es llevar a cabo una supervisión constante por parte de la persona cuidadora de todas aquellas actividades instrumentales de la vida diaria, que incluyen tareas tan elementales como comprar, cocinar, limpiar el hogar, utilizar electrodomésticos o gestionar dinero, entre otras.
Un control diario de cómo las desarrollan ayudará a detectar en qué tareas diarias necesitan acompañamiento y facilitará la puesta en marcha de la segunda estrategia, que consiste en adaptar las actividades a sus capacidades y necesidades en cada fase de la enfermedad.
Por ejemplo, a la hora de hacer la compra, es recomendable revisar periódicamente la despensa y el frigorífico para asegurar que haya suficientes provisiones, así como planificar las comidas y hacer listas de compra detalladas. También es útil observar la conducta al hacer la compra y proporcionar apoyo si es necesario.
En el caso de cocinar, es importante mantener el orden en la despensa y el frigorífico, planificar las comidas utilizando un recetario, y ofrecer tareas sencillas a la persona con demencia, dando indicaciones claras sobre la secuencia de acciones a seguir. Además, mantener el orden en la cocina y reforzar la seguridad, por ejemplo, con detectores de gas, es esencial para prevenir accidentes.
A medida que la demencia progresa hacia una fase moderada, las actividades y el espacio deben simplificarse. Es necesario supervisar el uso de los cubiertos y observar cambios como la impulsividad o las variaciones en el apetito. Y también es esencial atender las actividades de la vida diaria básicas como la higiene personal, vestirse, el control de esfínteres, el descanso y la movilidad funcional.
Por ejemplo, es crucial asegurar un baño seguro y mantener hábitos de higiene constantes, simplificando el proceso y dando instrucciones cortas y claras.