Encuesta sobre el uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES) del Ministerio de Sanidad, que también señala que el alcohol es la droga con la edad media de inicio de consumo más baja en el país, comenzando a ingerirse a los 13,9 años, tanto en chicos como en chicas.
Estos datos evidencian un grave problema de salud pública entre la juventud, que desconoce que el consumo de alcohol en edades tempranas es significativamente más peligroso que en la adultez, ya que resulta más adictivo y más dañino para sus órganos inmaduros, generando mayores efectos a nivel neurológico y hepático.
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Como explica el doctor Valero Sebastián, del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría (AEP), "El consumo de alcohol a estas edades debería preocuparnos aún más, porque es más fácil que sufran un coma etílico, especialmente en su primer consumo. No son conscientes de las consecuencias de beber en exceso, solo quieren experimentar, pero su organismo no está preparado para metabolizar el alcohol, por lo que los daños son mayores".
En 2006, se presentó un anteproyecto de ley para combatir esta tendencia. Sin embargo, el consumo entre los jóvenes ha seguido en aumento en los últimos años.
Este verano se ha propuesto un nuevo Anteproyecto de Ley de prevención del consumo de alcohol y sus efectos en menores de edad, con medidas que buscan influir en los ámbitos familiar, educativo, sociosanitario, urbanístico y en la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Una vez finalizados los trámites de audiencia pública, se procederá a su aprobación como proyecto de ley para iniciar su tramitación parlamentaria.
¿Por qué es difícil reducir el consumo de alcohol entre los adolescentes?
En España, el alcohol está estrechamente ligado al estilo de vida social, por lo que los niños y adolescentes ven a sus mayores consumirlo y tienden a imitar ese comportamiento. De hecho, un 40,2% de los adolescentes encuestados afirma que su padre bebe alcohol al menos los fines de semana, si no más, mientras que en las madres este porcentaje es del 25,1%.
"Los padres deben recordar que son un modelo para sus hijos. Si ellos consumen en exceso, especialmente bebidas alcohólicas de alta graduación, es más probable que sus hijos hagan lo mismo", añade la Dra. Lefa Eddy, psiquiatra infantil y adolescente, también miembro del Comité de Promoción de la Salud.
Además, la adolescencia es una etapa de grandes cambios, donde es común sentir curiosidad por nuevas experiencias, especialmente aquellas que desafían los límites y les hacen sentir más adultos.
"En consulta, es difícil detectar si un adolescente bebe alcohol, a menos que lo cuenten los padres o el joven decida confesarlo.
En una analítica normal, entre semana, no suele reflejarse, y a esta edad, salvo que tengan una enfermedad crónica, solemos verlos una o dos veces al año", comenta el Dr. Sebastián, quien considera que las medidas del Anteproyecto de Ley "son lógicas, pero posiblemente no sean totalmente efectivas a corto plazo. Al principio, como ocurrió con el tabaco, la gente no las acepta bien, pero con el tiempo todos reconocen su importancia".
Desde el Comité de Promoción de la Salud de la AEP, insisten en que es crucial acompañar estas medidas con los recursos necesarios para su implementación y "concienciar sobre los peligros del consumo excesivo de alcohol para la salud. Todos los niños conocen la famosa frase 'fumar mata' que aparece en las cajetillas de tabaco, y muchos la repiten a sus padres cuando los ven fumar.
Incluso algunos adultos se esconden de sus hijos cuando lo hacen. Con el tiempo, deberíamos lograr lo mismo con el alcohol".
