La depresión prenatal es un problema de salud pública asociado a trastornos mentales en la descendencia. Un aumento de los niveles de cortisol durante el período fetal puede influir en el comportamiento y la interacción social del neonato, así como en las funciones cerebrales según defienden Shan Wang en un estudio realizado en 204 mujeres embarazadas en un hospital de China.
El cortisol es una hormona secretada por la glándula suprarrenal en situación de estrés crónico y, por tanto, en depresión. En las cantidades adecuadas, es necesario para el funcionamiento normal del organismo. Durante esta alteración, se potencian los niveles de cortisol maternos debido a una activación del eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal de la madre, y estos pasan al feto por vía transplacentaria. La placenta contiene diversas encimas que protegen al feto del exceso de cortisol, pero una sobreexposición podría deteriorar su funcionamiento y permitir un paso excesivo, que se sumaría a la cantidades propias que produce el feto.
El incremento de esta sustancia debilita las conexiones fronto-parietales y temporo-parietales. Los hallazgos más consistentes son cambios en el lóbulos frontal y temporal, adelgazamiento cortical, reducciones en el volumen de materia gris en el sistema límbico y aumentos en el volumen de la amígdala. Además, interfiere en el futuro comportamiento y la interacción social del recién nacido, caracterizándose por ser personas más distantes y con menos habilidades interpersonales. Podría ocasionar también un nacimiento prematuro, debido a que frena la acción de la progesterona, hormona encargada de frenar las contracciones uterinas que provocan el parto.
El cerebro es un órgano plástico, es decir, es capaz de remodelar la estructuración de sus sinapsis. Aun así, como se demuestra en el artículo, se ha observado que muchas de estas conexiones afectadas por el estrés prenatal persisten en la etapa adulta.
Por tanto, según este estudio, la depresión materna antes del nacimiento es un serio problema con riesgos para el neonato, que requiere una detección temprana para reducir los mencionados posibles efectos negativos ante síntomas como estado de ánimo triste, irritabilidad, insomnio o un bajo nivel de energía, señales que no debemos confundir con las características típicas de un embarazo.
