Las muertes por suicidio son un grave problema de salud pública, representando la segunda causa de muerte entre personas de 15 a 29 años a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, un porcentaje significativo de personas que intentan suicidarse lo vuelven a intentar en el año siguiente. Los expertos subrayan la necesidad de intervenciones basadas en la evidencia científica para prevenir muchas de estas muertes. En este contexto, la tecnología y la inteligencia artificial pueden ser cruciales en el diseño de estrategias de prevención más eficaces.
Un estudio en curso, llevado a cabo por varios hospitales españoles, emplea los teléfonos móviles para evaluar la efectividad de combinar distintas fuentes de información con el fin de prevenir los intentos de suicidio y definir el perfil de los pacientes que repiten un intento de suicidio.
El proyecto "Una estrategia de salud conectada para prevenir el suicidio en personas en riesgo" (Multisite Smartphone-based Ecological Momentary Intervention for suicide prevention) está liderado por el Dr. Enrique Baca-García, jefe del Departamento de Psiquiatría del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, junto con otros destacados expertos de instituciones como la Universidad Carlos III de Madrid, el Hospital Virgen del Rocío-Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS)-Cibersam, la Universidad de Oviedo, y el Hospital del Mar (Barcelona).
Este estudio implica a personas que han sido atendidas por un intento de suicidio en alguno de los siete hospitales participantes, ubicados en cuatro comunidades autónomas. El proyecto ha sido seleccionado en la convocatoria CaixaResearch de Investigación en Salud 2023, destinada a impulsar la investigación biomédica con gran impacto social.
Objetivo del Estudio
El Dr. Enrique Baca-García explica que el principal objetivo del estudio es desarrollar un procedimiento que ayude a las personas con mayor riesgo de suicidio a evitar nuevos intentos o fallecimientos por suicidio. Se busca aplicar un procedimiento tecnológico para asistir a quienes ya han mostrado ideación suicida o han realizado intentos de suicidio. De forma secundaria, el estudio también pretende comprender mejor las causas y circunstancias que llevan a una persona a intentar suicidarse.
Determinación de Patrones de Conducta
Para ello, se utilizan los datos proporcionados por los teléfonos móviles de los participantes, los cuales permiten monitorear cómo se sienten en cada momento y en qué entorno se encuentran. Algoritmos de segunda generación analizan estos datos para identificar patrones de conducta, como los horarios de sueño, trabajo y actividad física. Cuando se detectan desviaciones significativas de estos patrones, el sistema alerta sobre cambios drásticos en los hábitos, como dormir menos o salir más.
El Dr. Baca-García señala que las personas con ideación suicida o intentos de suicidio suelen cambiar sus patrones de conducta de diferentes maneras. Asociado a este detector de cambios, existe un aviso para utilizar un plan de seguridad, una herramienta fundamental en la prevención de la conducta suicida, que ofrece estrategias para evitar pensamientos o conductas suicidas. Este plan ha demostrado ser efectivo en prevenir intentos de suicidio en los días siguientes a su implementación.
Desarrollo del Proyecto
El proyecto cuenta con el apoyo del Departamento de Teoría de la Señal de la Universidad Carlos III de Madrid, que proporciona el software y el motor de inteligencia artificial para los análisis. Se reclutan personas en riesgo, como aquellas con intentos previos de suicidio, ideación suicida o autolesiones. Actualmente, el estudio tiene 300 participantes, con el objetivo de reclutar más de 1200 personas.
Eficacia del Sistema de Monitorización
Un estudio previo, financiado en 2016 por la Fundación Americana para la Prevención del Suicidio (AFSP), ya había demostrado la eficacia de la monitorización de la conducta suicida mediante dispositivos móviles, anticipando ideación y conducta suicida con una precisión del 80%. El actual proyecto busca no solo monitorear, sino también ayudar activamente a las personas en riesgo, reduciendo así las tasas de suicidio y los intentos de suicidio.
Alrededor del 15-20% de los pacientes no aceptan el uso de esta tecnología, pero la mayoría que sí acepta encuentra que el sistema les ayuda a evitar recaídas de una manera sencilla y no invasiva. Todos los participantes en el estudio reciben tratamiento para evaluar el grado de mejora que ofrece este método.
Conclusión
Este prometedor proyecto, que intenta abordar un problema de salud y humano de gran magnitud, se encuentra en su fase inicial y se espera que la recolección de datos y análisis secundario prolongue la investigación por varios años. El objetivo es lograr una comprensión más profunda y ofrecer soluciones efectivas para reducir las trágicas estadísticas asociadas al suicidio.
