Más de 100 genes relacionados con el riesgo de esquizofrenia parecen causar la enfermedad debido a su papel en la placenta y no en el cerebro en desarrollo, según un nuevo estudio dirigido por el Instituto Lieber para el Desarrollo Cerebral, en Estados unidos, y publicado en la revista 'Nature Communications'.
En general, los científicos habían dado por sentado durante más de un siglo que los genes del riesgo de esquizofrenia tenían que ver principalmente, si no exclusivamente, con el cerebro. Pero la última investigación ha descubierto que la placenta desempeña un papel mucho más importante en el desarrollo de la enfermedad de lo que se sabía hasta ahora.
"El secreto de la genética de la esquizofrenia ha estado oculto a plena vista: la placenta, el órgano fundamental para el desarrollo prenatal, pone en marcha la trayectoria evolutiva del riesgo", afirma el doctor Daniel Weinberger, autor principal del trabajo y director y consejero delegado del Instituto Lieber para el Desarrollo Cerebral, situado en el campus médico Johns Hopkins (Estados Unidos)--. La opinión comúnmente compartida sobre las causas de la esquizofrenia es que los factores de riesgo genéticos y ambientales intervienen directa y únicamente en el cerebro, pero estos últimos resultados demuestran que la salud de la placenta también es fundamental".
Los investigadores descubrieron que los genes de la esquizofrenia influyen en una función crítica de la placenta para detectar nutrientes en el torrente sanguíneo de la madre, incluido el oxígeno, e intercambiar nutrientes en función de lo que encuentra.
Los genes de riesgo de esquizofrenia se expresan más débilmente en las células de la placenta que forman el núcleo de este intercambio de nutrientes materno-fetal, denominadas trofoblastos, lo que afecta negativamente al papel de la placenta en la nutrición del feto en desarrollo.
El trabajo también identifica varios genes de la placenta que son factores causales de diabetes, trastorno bipolar, depresión, autismo y trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Sin embargo, los científicos encontraron muchas más asociaciones genéticas con genes de la esquizofrenia que con cualquiera de estos otros trastornos.
Los investigadores también descubrieron que los genes de riesgo de esquizofrenia hallados en la placenta pueden tener un efecto relativamente mayor sobre la heredabilidad, la probabilidad de que la enfermedad se herede de los antepasados, que los genes de riesgo hallados en el cerebro.
"Dirigirse a la biología de la placenta es un nuevo enfoque potencial crucial para la prevención, que es el santo grial de la salud pública", explica Gianluca Ursini, autor principal del artículo e investigador del Instituto Lieber.
"Los científicos podrían detectar cambios en los genes de riesgo de la placenta décadas antes de la posible aparición de un trastorno, posiblemente incluso en el torrente sanguíneo de la madre durante el embarazo --prosigue--. Si los médicos supieran qué niños corren más riesgo de sufrir trastornos del desarrollo, podrían aplicar intervenciones tempranas para mantenerlos sanos".
Los científicos también hallaron interesantes diferencias basadas en el sexo en los genes de riesgo de la placenta. Diferentes genes se asociaron con el riesgo de esquizofrenia en función de si la placenta procedía de un niño o una niña. En los embarazos con hijos varones, los procesos inflamatorios de la placenta parecen desempeñar un papel central.
Investigaciones anteriores han demostrado que los varones son más vulnerables que las mujeres al estrés prenatal. En general, trastornos del desarrollo como la esquizofrenia se dan con más frecuencia en varones y niños.
También descubrieron resultados preocupantes sobre los embarazos COVID-19. Los científicos estudiaron una pequeña muestra de placentas de madres que habían tenido COVID-19 durante el embarazo y descubrieron que los genes de la esquizofrenia de riesgo placentario se activaban drásticamente en estas placentas.
El hallazgo indica que la infección por COVID-19 durante el embarazo puede ser un factor de riesgo de esquizofrenia debido a cómo la infección afecta a la placenta. Los científicos del Instituto Lieber están estudiando esta posibilidad con una investigación financiada por los NIH en la que se examinan las placentas de COVID-19 para obtener más información.
Los investigadores del Instituto Lieber esperan que su estudio en curso de los genes de la placenta conduzca algún día a nuevos tratamientos y herramientas de diagnóstico, revolucionando quizás el campo de la medicina prenatal.
"En la era moderna de la medicina molecular y genética, el tratamiento estándar de los embarazos complicados sigue siendo principalmente el reposo en cama --recuerda Weinberger--. Estos nuevos conocimientos moleculares sobre el modo en que los genes relacionados con trastornos cerebrales y de otros órganos actúan en la placenta ofrecen nuevas oportunidades para mejorar la salud prenatal y prevenir complicaciones en etapas posteriores de la vida".