Damian Santomauro y sus colegas publicaron recientemente un informe exhaustivo sobre la prevalencia global y la carga de salud del autismo, derivado del Estudio de la Carga Global de Enfermedades (GBD) 2021.
Este estudio extenso proporciona datos críticos para la sensibilización, la planificación de servicios y el desarrollo de políticas que apoyen a las personas autis...
Damian Santomauro y sus colegas publicaron recientemente un informe exhaustivo sobre la prevalencia global y la carga de salud del autismo, derivado del Estudio de la Carga Global de Enfermedades (GBD) 2021.
Este estudio extenso proporciona datos críticos para la sensibilización, la planificación de servicios y el desarrollo de políticas que apoyen a las personas autistas para alcanzar resultados óptimos, tanto en países de ingresos altos (HIC) como en países de ingresos bajos y medios (LMIC).
En su análisis innovador, Santomauro y su equipo estimaron que en 2021, una de cada 127 personas en todo el mundo fue diagnosticada con autismo. Esta tasa es un aumento significativo respecto a la estimación de 2019 del GBD, que colocaba la cifra en uno de cada 271. Los autores aclaran que este aparente aumento no necesariamente refleja un verdadero aumento en la prevalencia del autismo, sino más bien cambios en los enfoques metodológicos del GBD. Notablemente, el estudio de 2021 excluyó datos de fuentes de búsqueda pasiva de casos, como registros o estimaciones administrativas, que se sabe que subestiman la prevalencia debido a varias limitaciones.
El hallazgo de una prevalencia de autismo estable durante un período de 15 años, como informaron Santomauro y otros, contrasta con varios estudios del Reino Unido y EE. UU. Estos estudios, que a menudo se basan en estimaciones administrativas o revisiones sistemáticas de registros, han documentado un aumento en los diagnósticos de autismo en las últimas dos décadas. Por ejemplo, la investigación que utiliza datos del Registro Nacional de Pacientes de Suecia destacó un aumento notable en los diagnósticos de autismo durante 20 años, aunque la proporción de la población con puntuaciones elevadas de rasgos de autismo permaneció sin cambios.
Esta discrepancia se puede atribuir a la falta de una prueba biológica para el autismo, lo que significa que la identificación del autismo está influenciada por cambios clínicos, administrativos y seculares. A medida que los criterios diagnósticos evolucionan y la conciencia aumenta, es probable que se identifique a más personas como autistas, especialmente en regiones con servicios de diagnóstico en mejora y mayor conciencia pública.
Estos hallazgos subrayan la importancia de metodologías consistentes y precisas para evaluar la prevalencia del autismo a nivel global. A medida que los criterios y métodos para diagnosticar el autismo continúan evolucionando, es crucial que estudios de salud global como el GBD adapten y refinan sus enfoques para reflejar con precisión este panorama dinámico. Esto es esencial no solo para comprender la verdadera prevalencia del autismo, sino también para garantizar que los recursos, el apoyo y las políticas estén adecuadamente alineados con las necesidades de la población autista.
Además, las diferencias en las tasas de diagnóstico entre países destacan la necesidad de colaboración internacional en investigación y desarrollo de políticas. Al estandarizar los criterios diagnósticos y compartir las mejores prácticas, los países pueden apoyar mejor a las personas autistas, asegurando que tengan acceso a los servicios y oportunidades necesarios para llevar una vida plena. Este enfoque colaborativo también puede ayudar a mitigar las discrepancias en la prevalencia y las estrategias de atención del autismo observadas en diferentes regiones, promoviendo así una distribución más equitativa de los recursos de atención médica en todo el mundo.
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