MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los adultos sufren más que los niños el peso emocional de la tartamudez, según ha informado el Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM) con motivo de la celebración del Día Internacional de este problema que afecta al 2 por ciento de los adultos españoles y al 5 por ciento de los niños menores de cuatro años.
Se trata de una dificultad del habla que comienza en la infancia y que si no se detecta y se trata puede tener importantes repercusiones en el plano relacional y laboral en la edad adulta. De hecho, muchos pacientes reconocen tener baja autoestima y miedo a hablar con los demás, lo que influye negativamente en muchos ámbitos de su vida cotidiana.
"El tratamiento de la tartamudez en los adultos se complica debido a factores emocionales, ya que los adultos sufren más el peso emocional de la tartamudez, pero con una intervención adecuada también se puede lograr un dominio de la expresión oral lo más funcional, relajada y fluida posible", ha comentado logopeda especialista en tartamudez y colabora activa con la Fundación Española de la Tartamudez, Raquel Escobar.
TRATAMIENTO COMBINADO DE LOGOPEDIA Y PSICOLOGÍA
En concreto, prosigue, el abordaje de la tartamudez en los adultos debe combinar logopedia y psicología, ya que, en la edad adulta, la tartamudez se caracteriza por la presencia de comportamientos primarios, que tienen que ver con las disfluencias del habla, pero también con otros comportamientos secundarios que se pueden clasificar en tres grupos: fisiológicos (tics, fuerza), verbales (evitaciones, sustituciones y muletillas) y emocionales (ansiedad, miedo y baja autoestima).
Ahora bien, la experta ha comentado que antes de comenzar a trabajar el patrón del habla, hay que extinguir los comportamientos secundarios existentes, para lo cual los logopedas se centrarán en los de tipo fisiológico y verbales. Sin embargo, los de tipo emocional, si existieran, tendrían que ser tratados por un psicólogo.
"Desde el punto de vista de la logopedia, el tratamiento se basará en modificar la velocidad, el volumen y los impactos articulatorio, poniendo interés en suavizar los inicios del hablar (que es cuando se presentan sobre todo las disfluencias)", ha enfatizado.
En este punto, y una vez adquirido el patrón del habla, hay que ayudarle y acompañarle en la generalización del mismo. Es decir, será necesario realizar una correcta programación en base a situaciones, personas o temas, de tal forma que aprenderán a comunicarse de forma más suave y cómoda y ganarán en seguridad y calidad de vida.
No obstante, esta logopeda ha aconsejado hablar del problema para normalizar el trastorno y "decir lo que desea, cuando lo desea y sin limitaciones".