Los hijos expuestos a la depresión materna prenatal (PMD) son vulnerables a la depresión a lo largo de su vida. La(s) causa(s) subyacente(s) de este riesgo intergeneracional elevado es probablemente compleja. Sin embargo, la depresión está respaldada por una red límbico-frontal disfuncional, asociada con sesgos de procesamiento de información central (p. e...
Los hijos expuestos a la depresión materna prenatal (PMD) son vulnerables a la depresión a lo largo de su vida. La(s) causa(s) subyacente(s) de este riesgo intergeneracional elevado es probablemente compleja. Sin embargo, la depresión está respaldada por una red límbico-frontal disfuncional, asociada con sesgos de procesamiento de información central (p. ej. , prestar más atención a los estímulos tristes). Las alteraciones en esta red podrían mediar en la transmisión de esta vulnerabilidad en bebés expuestos a PMD.
En este estudio, nuestro objetivo fue explorar la asociación entre la exposición fetal a PMD y la función de la red límbica frontal en la infancia, con la hipótesis de que, en respuesta a los sonidos emocionales, los bebés expuestos a PMD exhibirían una actividad atípica en estas regiones, en relación con los no expuestos. a PMD.
Método
Empleamos una nueva secuencia de imágenes de resonancia magnética funcional para comparar la función cerebral, mientras escuchamos sonidos emocionales, en 78 bebés nacidos a término (3 a 6 meses de edad) nacidos de madres con y sin diagnóstico de PMD.
Resultados
Después de la exclusión de 19 conjuntos de datos debido a que los bebés se despertaron o se movieron excesivamente, informamos diferencias de actividad cerebral entre grupos, entre 29 bebés expuestos a PMD y 29 bebés no expuestos a PMD, que ocurrieron en las regiones temporal, estriatal, amígdala/parahipocampal y frontal ( p < 0, 005).
La descendencia expuesta a PMD exhibió un aumento relativo en la activación de los sonidos tristes y una activación reducida (o sin cambios) de los sonidos alegres en los grupos límbico-frontales.
Conclusiones
Los hallazgos de una respuesta diferencial a los sonidos balanceados positivos y negativos entre los 3 y los 6 meses de edad pueden tener implicaciones significativas para nuestra comprensión de los mecanismos neuronales que sustentan el mayor riesgo de depresión en la vejez en esta población.
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