Implementar en el Sistema Nacional de Salud (SNS) un protocolo que logre objetivar la causa psíquica de síntomas somáticos de baja explicabilidad como las parálisis conversivas y así recuperar la movilidad del paciente. Ese es el objetivo que persigue el psiquiatra del Complejo Asistencial Universitario de León (Caule), Antonio Serrano García, quien a través de su proyecto 'Sedación en Parálisis Conversivas' ha estandarizado una técnica mediante la cual ha logrado la recuperación de la movilidad de cuatro pacientes que presentaban parálisis de tipo funcional.
“Lo que hacemos es estimularlo para comprobar su movilidad. Los cuatro casos son un éxito porque en todos hemos recuperado la movilidad casi al 100 por cien. Esto no ha sido de forma inmediata, ha llevado meses y en algún caso incluso años. Primero hay que hacer la técnica, después grabas al paciente y lo confrontas con el video”, explica Serrano.
Al ponerle la grabación al paciente, donde ve que sí se puede mover, este es consciente de que la parálisis es fruto de un “conflicto psíquico”. “Este choque de realidad el paciente lo tiene que reposar y con trabajo terapéutico va recuperando la movilidad. Al final, la técnica lo que te permite es cambiar la posición del paciente, es decir, cuando puedes confrontarle inicias un proceso psicoterapéutico de morbilidad en el que puede cambiar cosas”, explica el especialista, quien ha realizado el proyecto de forma multidisciplinar entre la Unidad de Psiquiatría de Enlace y la Unidad del Dolor.
Objetivar la subjetividad del origen psíquico
Para Serrano la técnica es sencilla, pero protocolizarlo y hacerlo con rigor permite que se pueda “replicar sin problemas en cualquier sitio”. “Es una técnica leve. Todos los psiquiatras nos enfrentamos a objetivar lo subjetivo. Si te dicen que no se mueve, pero que no hay lesión, tienes que verlo. Si eliminas las defensas, ves si hay movilidad o no”, reivindica el especialista.
Un protocolo que además genera una satisfacción “muy grande” a nivel profesional y que ahorra dinero al SNS. “Es muy bonito porque quitas una limitación muy importante. Logramos recuperar algo que se da por muy difícil. Esto es posible gracias al abordaje multidisciplinar, con la ayuda de Anestesiología, ya que hay que hacerle la terapia mediante una sedación, y también con la colaboración de otros profesionales de Neurología, Traumatología… Todos ellos ayudan a decir si hay base médica o no”, explica Serrano.
Además, según detalla el psiquiatra, recuperar una discapacidad tan importante como una parálisis supone un éxito a nivel de gestión porque evita muchos gastos al sistema. “Esto es mucho más barato que cualquier tratamiento para una parálisis. Un reciente estudio ha asegurado que hasta el 10 por ciento de los gastos en salud corresponden a síntomas de baja explicabilidad orgánica. Para la población de León suponen un ahorro de 21 millones de euros al año”, reivindica Serrano.
Una solución a un problema frecuente
Según detalla el psiquiatra y corrobora la evidencia científica, la presencia de síntomas somáticos de baja explicabilidad somática es una constante en la práctica médica y llevan aparejados un elevadísimo consumo de recursos sanitarios. “Se calcula que hasta una tercera parte de las consultas realizadas en Neurología se podrían categorizar como síntomas de baja explicabilidad somática. Entre estos síntomas de baja explicabilidad las parálisis a menudo son motivo de controversia entre los neurólogos y los psiquiatras y asocian una elevada discapacidad para los pacientes”, explica Serrano.
El psiquiatra recuerda que la ausencia de pruebas objetivas que permitan definir la ausencia de base somática de una parálisis limita de “forma notable” la capacidad para intervenir sobre estos cuadros y al paciente le resulta “enormemente complejo” asumir el origen psicógeno de su parálisis, especialmente en los cuadros de tipo conversivo que, por definición, son cuadros en los que no existe voluntariedad por parte del paciente.
“Tenemos una parálisis, pero no sabemos cómo resolverlo. No le encuentran nada que la justifique y ahí es donde podemos intervenir, pero con la confianza de los otros especialistas en mí y yo en ellos”, detalla Serrano, quien, además, aclara que la Unidad de Psiquiatría de Enlace es una consulta muy médica porque tienen muchos pacientes que se quedan “en los huecos del sistema” al no tener un diagnóstico claro y, por lo tanto, con el “abordaje médico puro no llega”.
“Este grupo de pacientes son muchos y lo que intentamos con este protocolo es darle salida porque están peloteando de Servicio en Servicio sin una solución clara. Tienen un trastorno de conversión con síntomas neurobiológicos que no corresponden una enfermedad orgánica conocida. Sería más una alteración de software más que de hardware”, detalla Serrano.
¿Cómo funciona la técnica?
La técnica se basa en la sedación superficial con anestésicos (Propofol) en pacientes con cuadros de parálisis con sospecha de origen psicógeno. “El objetivo de esta técnica es doble, por una parte, es diagnóstico, al objetivarse la motilidad conservada del paciente, y, por otra parte, terapéutico, al confrontar al paciente con el video de la técnica realizada”, explica el especialista.
El motivo de llevarla a cabo es porque en el momento actual no existen tratamientos eficaces para las parálisis conversivas, más allá del uso de antidepresivos y algunas técnicas psicoterapéuticas. La técnica en sí no es innovadora, pero la creación de un protocolo que permita su uso sistemático sí. Para ello se distinguen cinco partes en el proceso: Indicación; información al paciente y consentimiento informado; realización de la técnica; consulta postprocedimiento; y seguimiento.
La técnica se debe realizar en una sala que tenga acceso a control de vía aérea y siempre bajo la supervisión de un anestesista. Por su parte, el psiquiatra estará presente en la sala y realizará la exploración física y psicopatológica, estimulando la motilidad del paciente y, si fuera necesario, realizando una exploración psicopatológica durante la sedación superficial. Mientras, un miembro auxiliar será el encargado de la grabación del procedimiento.
Posteriormente, en la consulta posprocedimiento se realizará la exploración psicopatológica y física del paciente y se mostrará al paciente en video completo de toda la técnica. “Se tratará de responder a las preguntas del paciente y se encaminará la intervención a la adquisición de conciencia del origen psicógeno del cuadro. Se señalará especialmente la diferencia entre psicógeno y voluntario, haciendo hincapié en la ausencia de voluntariedad de los cuadros conversivos”, detalla el protocolo.