Reajustar la medicación en Familia no es ninguna amenaza para Psiquiatría
Artículo revisado por nuestra redacción
El papel de la Atención Primaria en el abordaje de los trastornos de salud mental vuelve al centro del debate sanitario. Los médicos de Familia reivindican su capacidad para ajustar tratamientos farmacológicos y realizar un seguimiento más cercano de los pacientes, evitando demoras derivadas de la sobrecarga en los servicios de Psiquiatría. Raúl C...
Estás viendo una versión reducida de este contenido.
Para consultar la información completa debes registrarte gratuitamente.
Tan sólo te llevará unos segundos.
Y si ya estás registrado inicia sesión pulsando aquí.
El papel de la Atención Primaria en el abordaje de los trastornos de salud mental vuelve al centro del debate sanitario. Los médicos de Familia reivindican su capacidad para ajustar tratamientos farmacológicos y realizar un seguimiento más cercano de los pacientes, evitando demoras derivadas de la sobrecarga en los servicios de Psiquiatría.
Raúl Calvo Rico, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Toledo, defiende que los especialistas hospitalarios deben reconocer “la accesibilidad y el conocimiento profundo” que los médicos de Familia tienen de sus pacientes.
Ese vínculo, asegura, permite atender factores personales —“datos blandos” como el entorno, las creencias o los miedos— que influyen directamente en su estado de salud mental. “A veces los pacientes se descompensan antes de la revisión con el psiquiatra, y la solución debe llegar desde Atención Primaria”, añade.
Un apoyo frente a la sobrecarga asistencial
Calvo Rico subraya que los ajustes de medicación son frecuentes y que los psiquiatras, por la alta demanda y las dificultades de acceso, no siempre pueden asumirlos: “Los médicos de Familia debemos poder hacerlo sin que eso suponga una desconsideración hacia las indicaciones del especialista”.
En esta misma línea, Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), destaca que el seguimiento conjunto entre Atención Primaria y Psiquiatría resulta esencial:
“Los psiquiatras saben que, sin nuestro apoyo, no sería posible ofrecer una atención integral y segura. Nosotros tenemos mayor accesibilidad y hacemos seguimiento longitudinal del paciente”. Según el portavoz, la tensión entre ambos niveles asistenciales “solo se da en casos aislados”.
Coordinación entre niveles asistenciales
Armenteros aboga por articular modelos de coordinación entre Atención Primaria y Salud Mental, con consultas compartidas que faciliten un abordaje integral. “Con una buena coordinación, el beneficio para el paciente sería muy alto, y nosotros podríamos ofrecer una atención más realista y cercana”, explica.
El médico insiste en que los trastornos graves —como psicosis o ciertos casos de bipolaridad— deben seguir siendo competencia hospitalaria. Sin embargo, patologías frecuentes como la ansiedad, la depresión o las adicciones pueden y deben ser gestionadas desde Atención Primaria, con el soporte puntual del hospital. “Somos quienes tenemos la continuidad y la cercanía necesarias para ajustar dosis y evaluar la evolución del paciente”, apunta.
Pese a los avances, Armenteros admite que la colaboración entre ambos niveles “sigue siendo muy heterogénea” y depende de cada comunidad o área sanitaria. “Todos queremos coordinación, pero la realidad dista aún de alcanzar estándares de calidad suficientes”, lamenta.
Formación continua en farmacología
Otro aspecto clave es la formación en farmacología y nuevas terapias. Armenteros reclama programas continuos que permitan a los médicos de Familia actualizarse en los fármacos de innovación terapéutica: “Es fundamental trabajar con las unidades de salud mental para controlar medicamentos con características especiales”.
Una formación más sólida, señala, tendría un impacto directo en la atención: “Si un paciente se descompensa entre consultas hospitalarias, poder resolver su situación desde Atención Primaria mejora la respuesta y reduce la presión asistencial”.
En definitiva, los profesionales defienden que reforzar el papel de la Atención Primaria en salud mental no solo aliviaría la carga de los psiquiatras, sino que mejoraría la atención al paciente gracias a la cercanía, la continuidad y el conocimiento integral que ofrecen los médicos de Familia.

