Los niños que enfrentaron inseguridad alimentaria durante la primera infancia, o cuyas madres la experimentaron durante el embarazo, tenían un índice de masa corporal (IMC) más alto y más del 50% más de probabilidades de desarrollar obesidad u obesidad severa en la infancia y la adolescencia, según un nuevo estudio financiado por el Programa de Influencias Ambientales en los Resultados de Salud Infantil (ECHO) del NIH (Estados Unidos). El estudio completo, titulado
"Acceso a alimentos en el vecindario en los primeros años de vida y trayectorias del índice de masa corporal infantil y la obesidad en ECHO", se publica en 'JAMA Pediatrics'.Si bien investigaciones anteriores han vinculado la inseguridad alimentaria con la obesidad en adultos, su impacto en los niños es menos claro.
Los investigadores de la cohorte ECHO exploraron cómo la inseguridad alimentaria durante la primera infancia y el embarazo puede afectar la incidencia de la obesidad en la niñez y la adolescencia.
En concreto, se recopilaron datos sobre el peso y la altura de los niños desde su nacimiento hasta la adolescencia a través de visitas en persona, registros médicos e informes de los padres o cuidadores. Los investigadores analizaron estos datos junto con la información del vecindario para investigar la relación entre el acceso a los alimentos y el IMC o la obesidad infantil.
"Vivir en barrios con acceso a alimentos saludables durante estas etapas puede ser un factor importante para prevenir el desarrollo de la obesidad más adelante en la infancia y la adolescencia", relata Izzuddin M. Aris, del Harvard Pilgrim Health Care Institute (Estados Unidos). "Nuestros hallazgos respaldan la necesidad de realizar más investigaciones sobre estrategias para mejorar el acceso a alimentos saludables en los primeros años de vida".
El estudio analizó datos de casi 30.000 parejas madre-hijo de 55 sitios de investigación de la cohorte ECHO en todo el país. Alrededor del 23% tenía madres que vivían en una zona con acceso limitado a tiendas de comestibles durante el embarazo, y alrededor del 24% de los niños vivían en estas zonas durante la primera infancia.
El término "bajos ingresos y bajo acceso a alimentos" (LILA, por sus siglas en inglés) se refiere a un barrio con un tercio o más de los residentes que viven a más de media milla de una tienda de comestibles en áreas urbanas o a más de 10 millas en áreas rurales.
Los investigadores utilizaron las direcciones residenciales de los participantes durante el embarazo (1994 a 2023) o la primera infancia (1999 a 2023).
Luego, compararon estas direcciones con los datos de acceso a alimentos del Atlas de investigación de acceso a alimentos del USDA, que proporciona información sobre los ingresos del hogar, la disponibilidad de vehículos y el acceso a alimentos en el vecindario.
Los hallazgos clave incluyen conclusiones como que vivir en vecindarios de LILA durante el embarazo o la primera infancia se asoció con un IMC más alto en el niño a los 5 y 15 años y una probabilidad más del 50% mayor de desarrollar obesidad u obesidad grave a los 5, 10 y 15 años.
Las asociaciones se hicieron más fuertes a medida que los niños crecieron y fueron más fuertes entre aquellos que vivieron en los vecindarios de LILA durante la primera infancia y el embarazo de su madre.