Autor/autores:
Ígor Galynker, Sarah Bloch-Elkouby, Lisa J. Cohen...(et.al)
El suicidio es un problema global de salud pública que cobra más de 700,000 vidas al año en todo el mundo. Las oportunidades de intervención son numerosas, ya que la mitad de las personas que mueren por suicidio contactaron a un proveedor de atención médica dentro del mes previo a su muerte. En estos encuentros, las evaluaciones de riesgo de suicidio se b...
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El suicidio es un problema global de salud pública que cobra más de 700,000 vidas al año en todo el mundo. Las oportunidades de intervención son numerosas, ya que la mitad de las personas que mueren por suicidio contactaron a un proveedor de atención médica dentro del mes previo a su muerte.
En estos encuentros, las evaluaciones de riesgo de suicidio se basan en la autodeclaración de los pacientes sobre la intención suicida y los factores de riesgo crónicos, como intentos anteriores y diagnósticos psiquiátricos previos. Sin embargo, hasta el 75% de los que mueren por suicidio negaron explícitamente la intención suicida en su última reunión con un profesional de la salud 1 , y casi el 20% de los que intentan suicidarse no tienen un trastorno mental diagnosticable.
Además, los factores de riesgo tradicionales, como los intentos de suicidio previos y los antecedentes de enfermedad mental, no predicen de manera confiable el riesgo de suicidio a corto plazo. Durante la última década, varios equipos de investigación independientes han documentado la existencia de estados mentales agudos específicos asociados con la aparición de conductas suicidas. Sin embargo, ni el DSM ni el CIE incluyeron nunca un diagnóstico que hiciera referencia a estos estados.
El síndrome de crisis suicida (SCS) pretende llenar este vacío en la nosología psiquiátrica y está siendo revisado para su inclusión en el DSM. Este diagnóstico proporciona una herramienta sistemática para reconocer y tratar un trastorno mental que presenta un riesgo de suicidio inminente sin depender de la intención suicida autodeclarada.
La SCS es la última y más aguda etapa del modelo de crisis Narrativa del suicidio (NCM), que refleja la progresión del riesgo suicida desde factores de riesgo crónicos hasta el riesgo suicida inminente, y proporciona un marco integral para el diseño e implementación de tratamientos dirigidos específicamente a cada una de las cuatro etapas del proceso suicida.
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