A diferencia de las intervenciones psicofarmacológicas para otras afecciones psiquiátricas, pocos medicamentos han demostrado ser efectivos para mejorar las cogniciones en los trastornos alimentarios, y las psicoterapias basadas en la evidencia a menudo fracasan en muchos pacientes.
Esto es especialmente preocupante en el caso de la anorexia nerviosa (AN), un trastorno que no solo e...
A diferencia de las intervenciones psicofarmacológicas para otras afecciones psiquiátricas, pocos medicamentos han demostrado ser efectivos para mejorar las cogniciones en los trastornos alimentarios, y las psicoterapias basadas en la evidencia a menudo fracasan en muchos pacientes.
Esto es especialmente preocupante en el caso de la anorexia nerviosa (AN), un trastorno que no solo es cada vez más prevalente, sino también notoriamente difícil de tratar. La AN sigue presentando desafíos significativos en su manejo clínico, lo que subraya la urgente necesidad de desarrollar nuevos tratamientos que puedan abordar de manera más eficaz esta enfermedad devastadora.
Este artículo ofrece una descripción general de investigaciones preliminares que exploran enfoques innovadores y potencialmente transformadores para el tratamiento de la AN. Entre las terapias emergentes que se examinan, se incluyen el uso de cannabidiol, la terapia con psilocibina, la ketamina, la dieta cetogénica, la estimulación magnética transcraneal (emt) y la estimulación del nervio vago (ENV).
Cada una de estas intervenciones ha mostrado, en estudios piloto, un potencial prometedor para abordar aspectos específicos de la AN, ya sea a través de la modulación de circuitos neuronales, la alteración de estados de conciencia o la mejora del equilibrio metabólico.
El cannabidiol, por ejemplo, ha sido investigado por sus propiedades ansiolíticas y su capacidad para regular la ansiedad y la percepción corporal, factores críticos en la patología de la AN.
La psilocibina, un alucinógeno que ha ganado atención por su potencial terapéutico en otras afecciones psiquiátricas, se está explorando por su capacidad para inducir cambios profundos en la percepción y el procesamiento emocional, lo cual podría ser útil en el tratamiento de la AN.
La ketamina, conocida por sus efectos antidepresivos de acción rápida, también está siendo investigada por su capacidad para romper patrones cognitivos rígidos y mejorar la flexibilidad cognitiva en pacientes con AN.
Por otro lado, la dieta cetogénica, que induce un estado de cetosis, podría ofrecer beneficios metabólicos que contrarresten algunos de los efectos físicos devastadores de la AN, mientras que la estimulación magnética transcraneal y la estimulación del nervio vago están siendo exploradas como intervenciones neuromoduladoras que podrían ayudar a restablecer patrones neuronales disfuncionales asociados con la enfermedad.
Estos estudios piloto subrayan la importancia de llevar a cabo ensayos clínicos más amplios y rigurosos, que incluyan una mayor diversidad de participantes. Solo a través de investigaciones más extensas y representativas será posible trasladar rápidamente estos hallazgos a la práctica clínica real, ofreciendo nuevas esperanzas y opciones de tratamiento a los pacientes que luchan contra la anorexia nerviosa.
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