El pensamiento perseverativo, también denominado pensamiento repetitivo, es un proceso cognitivo transdiagnóstico ampliamente reconocido en el ámbito de los trastornos internalizantes. Se caracteriza por su naturaleza repetitiva, intrusiva y difícil de controlar, y está presente en condiciones como la ansiedad generalizada, la depresión y el trastorno obse...
El pensamiento perseverativo, también denominado pensamiento repetitivo, es un proceso cognitivo transdiagnóstico ampliamente reconocido en el ámbito de los trastornos internalizantes. Se caracteriza por su naturaleza repetitiva, intrusiva y difícil de controlar, y está presente en condiciones como la ansiedad generalizada, la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo. Un fenómeno cognitivo que frecuentemente coexiste con el pensamiento perseverativo es la dificultad subjetiva para concentrarse, la cual podría desempeñar un doble papel: tanto como mecanismo mantenedor como consecuencia clínica de los episodios de pensamiento repetitivo.
Aunque diversos modelos teóricos proponen una relación bidireccional entre estos dos fenómenos cognitivos, la evidencia empírica —proveniente de estudios experimentales y longitudinales— ha sido, hasta ahora, inconsistente. Con el objetivo de arrojar mayor claridad sobre esta interacción, el presente estudio investigó la relación dinámica y bidireccional entre el pensamiento perseverativo y la dificultad para concentrarse en la vida diaria, utilizando un diseño de evaluación ecológica momentánea (EMA).
Un total de 200 adultos de la comunidad, sobremuestreados por presentar niveles moderados o severos de pensamiento perseverativo, participaron en el estudio. De ellos, 155 cumplieron con al menos un 70 % de las evaluaciones. Los participantes completaron ocho encuestas diarias durante 14 días consecutivos, en las que reportaron niveles momentáneos de pensamiento perseverativo y dificultad para concentrarse. Se utilizaron modelos multinivel para analizar tanto las asociaciones concurrentes como las asociaciones prospectivas (retardadas en el tiempo) entre ambas variables.
Los resultados revelaron una covariación significativa dentro de la persona, tanto en el mismo momento como de forma prospectiva. Específicamente, una mayor dificultad para concentrarse en un momento anterior (T-1) predijo mayores niveles de pensamiento perseverativo en el momento actual (T), y viceversa: mayores niveles de pensamiento perseverativo en T-1 predijeron una mayor dificultad para concentrarse en T. Estos efectos fueron estadísticamente significativos (β = .19 – .20, p < .001) y se mantuvieron incluso al controlar los niveles previos de la variable dependiente (β = .02 – .06, p < .001).
Estos hallazgos respaldan la hipótesis de una relación recíproca y dinámica entre la dificultad para concentrarse y el pensamiento perseverativo, ofreciendo apoyo empírico a los modelos cognitivos que describen un ciclo de retroalimentación negativa entre ambos procesos. Intervenciones dirigidas a mejorar la concentración o interrumpir el pensamiento repetitivo podrían, por tanto, ser efectivas para romper este "círculo vicioso" y reducir la sintomatología asociada a trastornos internalizantes.
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