Huir de la angustia suele presentarse en nuestra época como un ideal para "ser feliz", traducido en un suelta todo lo que te hace mal. Se nos invita a mostrarnos felices, cambiar de página rápidamente, para no perder el tiempo vivenciando la angustia, seguir la vida como si nada pasara.

Contrario a esta idea, el psicoanálisis nos enseña que poder vivenciar la angustia permite movernos del lugar cómodo, interrogarse, permitirnos experimentar.

Permitirse experimentar la angustia, vivenciar esta, ponerle palabras, es aprender de lo que me pasa para luego vivir con menos peso sobre las espaldas.

Nada más pesado que una angustia que no ha sido tramitada.