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Aceptar las emociones negativas: la clave para sentirse bien



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Noticia | 10/07/2020

No es difícil sentirse sobrepasados por lo que sentimos. Tanto las emociones negativas, como las positivas, a veces se apoderan de nosotros y no sabemos cómo debemos gestionarlas. Pero, por mucho que los sentimientos, y los pensamientos, cobren tanto protagonismo que no seamos capaces de centrarnos en nada más, debemos ser capaces de regularlas, y nada mejor para ello que el mindfulness.


Esta técnica consiste en «traer la atención al momento presente», es decir, intentar, al menos unos minutos, concentrarnos en qué pensamientos viven en nuestra cabeza y qué está experimentando nuestro cuerpo. La idea no es intentar «arreglar», o poner fin a estos pensamientos y sensaciones, sino reconocerlas y aceptarlas.


Antonio Gallego, explica que cuando encontramos dificultad para gestionar una emoción, normalmente hablamos de «emociones difíciles». Estas, como la anticipación, la incertidumbre o el miedo, al igual que hacen los pensamientos, generan en nosotros un conjunto de sensaciones físicas. «Si sentimos ansiedad sentimos tensión en el cuello o en la espalda, o podemos tener dolor de tripa. . . Si llevamos nuestra atención plena a esas sensaciones corporales, podremos identificar qué emoción estamos experimentando», señala el experto. Comenta, que normalmente vamos por la vida con un «piloto automático» y que, cuando sentimos sensaciones poco agradables, muchas veces no sabemos reconocer su origen, por lo que entrenar esta consciencia es muy importante. «Si fomentamos la atención a nuestro cuerpo, vamos a crear un mapa de cómo nos sentimos, y con ello podremos reconocer qué sentimos, para después aceptarlo y dejarlo ir», dice.



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Aceptar lo que sentimos
Esto último, el momento de aceptar lo que sentimos para después soltarlo, es esencial. Comenta el experto que no es posible eliminar una emoción que estamos sintiendo, pero sí podemos «recibir el mensaje que nos trae, asimilarlo y después dejarla ir». Para hacer esto, debemos entrenar nuestra mente a través de la técnica de mindfulness. «La idea es no irnos al futuro, sino traer la emoción al presente; no solo ayudamos a la gestión emocional, también lo hace en nuestra productividad, o en nuestras relaciones sociales, por ejemplo», apunta Antonio Gallego.


Normalmente, cuando aparecen estas emociones que nos son incómodas, tendemos a eliminarlas y evitarlas. «En algún momento, de tanto contenerlas, se rompe el dique y salen con más fuerza, por lo que nos preocupamos más en esconderlas y entramos en un circulo vicioso de emoción y falta de recursos para gestionarla que va creciendo, causándonos un gran malestar», añade el experto.


Las emociones más incómodas
Antonio Gallego señala cuatro de las emociones «complicadas» que más nos cuesta gestionar:


- Miedo: es una emoción altamente paralizante. Además de bloquearnos, puede también llevarnos a huir, a evitar aquello que tememos, haciendo que nunca seamos capaces de afrontar esa situación.


- Ira: es una emoción que no solo nos daña a nosotros mismos, sino que puede afectar a aquellas personas que nos rodean y que son importantes para nosotros. La ira tiene la dificultad de que contenerla es perjudicial, pero sacarla también lo puede ser si no se hace de la forma correcta.


- Culpa: muchas veces nos recreamos una y otra vez en el pasado, como si eso fuera a cambiar lo sucedido. Lo adaptativo en ese caso es reconocer e integrar un aprendizaje y seguir adelante. También la culpa puede surgir por sentirnos excesivamente responsables en el cumplimiento de las expectativas de los demás.


- Ansiedad: En la ansiedad se suelen entrelazar varias emociones como el miedo, la incertidumbre, la culpa, la tristeza… Una ansiedad mantenida y mal regulada puede ocasionar graves daños en nuestro sistema inmunológico, dando pie a padecer más enfermedades.


Si sentimos alguna de estas emociones de manera habitual, y no sabemos cómo gestionarlas, lo primero que debemos hacer es darnos cuenta de que están ahí. «Hay que darle un espacio a esa emoción, aceptarla, y ponerle un coto: no podemos dejar que el sentimiento nos desborde», apunta el profesional.


«Es importante entender que no podemos saber qué va a suceder, pero si tenemos control sobre cómo nos sentimos respecto a las situaciones que acontecen», explica Antonio Gallego. Por ello, hace hincapié en la importancia del mindfulness como herramienta para ver qué «no está arrastrando» en nuestra mente y volver a centrarnos en el presente. «Esto no quiere decir que no podamos planificar, incluso es necesario, pero no podemos hacerlo durante todo el día, estar con el runrún en nuestro tiempo de ocio; debemos acotar un tiempo del día para ello», concluye.



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Fuente: ABC
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