La condición de transexual (sentirse pertenecer mentalmente al sexo contrario del biológico) se establece a partir del nacimiento y se origina por diversas causas no bien conocidas que actúan ya en la etapa fetal, pero que otras circunstancias de la infancia (relaciones familiares) y adolescencia (la pubertad) podrían influir en su determinación. Esta situación de discordancia, entre el sexo mental y el biológico produce malestar y angustia, que pueden presentarse en diferentes grados, desde leve hasta extremo. Las personas transexuales buscan modificar sus caracteres sexuales mediante el tratamiento hormonal y quirúrgico (Becerra-Fernández y cols, 2010). Hay un mayor, aunque gradual, grado de aceptación de las personas transgénero en muchas culturas alrededor del mundo.
Como profesionales, estos cambios nos exigen una actualización y una revisión de los propios posicionamientos en relación con la identidad de género, su constitución y las variantes que podemos encontrar. El presente trabajo pretende facilitar un acercamiento a un tema en el que existe una fuerte carga ideológica, intentando mostrar los datos, así como las principales posiciones con respecto a diversos dilemas que aún persisten en esta área. Es fundamental preguntarnos, a su vez, por nuestra propia posición e ideología frente a los datos existentes, y cómo puede impactar en la mejor forma de poder atender profesionalmente a las personas con VIG.
Si bien la prevalencia es baja (5,8:100.000 ), su incidencia está aumentando en los últimos años, y la presencia mediática es enorme. Las presentaciones en los medios de comunicación sugieren que la opinión pública está fascinada por DG/VIG en niños y adolescentes. El análisis de los titulares sin duda ilustra la complejidad del fenómeno y la distancia entre los cambios en el marco jurídico y el cambio cultural que implica. Revisemos algunos de estos cambios..
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