Crecer en la pobreza aumenta el riesgo de que los jóvenes desarrollen problemas de comportamiento agresivo, que, a su vez, están asociados con una serie de resultados problemáticos, que incluyen abandono escolar, uso de sustancias, problemas de salud mental y delincuencia. En parte, esto puede deberse a la exposición a contextos escolares adversos que crean influencias de socialización que apoyan la agresión.
En el estudio actual, se siguió a 356 niños de familias de bajos ingresos (58% blancos, 17% latinos, 25% negros; 54% niñas) desde el preescolar hasta el séptimo grado. Los datos longitudinales incluyeron medidas de los contextos a nivel escolar experimentados por los participantes del estudio durante sus años de escuela primaria y secundaria, incluidos los niveles escolares de pobreza (porcentaje de estudiantes que reciben almuerzo gratis o de precio reducido) y el rendimiento académico (porcentaje de estudiantes que obtienen calificaciones por debajo del nivel básico de competencia en las pruebas estatales de rendimiento). Los análisis de regresión sugirieron poco impacto de estos contextos a nivel escolar en las calificaciones de agresión de maestros o padres en quinto grado, controlando la agresión y la demografía de referencia del niño.
En contraste, los contextos a nivel escolar tuvieron efectos significativos sobre la agresión infantil en el séptimo grado con contribuciones únicas del rendimiento a nivel escolar, controlando la agresión infantil del quinto grado y los contextos de la escuela primaria junto con las covariables de referencia. Estos efectos fueron sólidos en las calificaciones de maestros y padres.
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