El pozoalbense Juan Guijo es, desde septiembre de 2020, el presidente de la Asociación de allegados y personas con enfermedad mental de Córdoba (Asaenec), una entidad que trabaja para eliminar los estigmas que hay en la sociedad sobre los afectados por este tipo de patologías, que desde el comienzo de la pandemia han ido en aumento. En este tiempo, este médico de familia ha cumplido varios de los objetivos que se planteó al entrar en la presidencia, entre los que destaca un proyecto para dar charlas en los colegios e institutos con el fin de detectar posibles problemas de salud mental entre los jóvenes.
–En los últimos meses personas conocidas como el cantante Dani Martín o el humorista Ángel Martín han dado a conocer sus problemas de salud mental. ¿Ayudan estos testimonios a visibilizar estas patologías?
–Ángel Martín ha escrito un libro magnífico que recomiendo, está muy bien. Nosotros lo hemos difundido por redes sociales. Sin duda, el que hayan contado su problema ha hecho que mucha gente se eche adelante y ese estigma disminuya. También ha contribuido el covid. Como ha habido una difusión importante, los problemas de salud mental se han hecho más visibles.
–¿Ha aumentado el covid los problemas de salud mental entre la población?
–El covid ha visibilizado los problemas de salud mental; muchos de ellos estaban ocultos y han salido a la luz porque la gente ya no podía aguantar. Ha sido un estallido. También hay gente que no los tenía y han aparecido porque no se han adaptado a estar unos meses encerrados. El problema fundamental que se ha tenido con esto ha sido el estrés, que es el detonante de todo. El estrés no es una enfermedad, pero sí puede desencadenar una enfermedad. Para las personas que tenían problemas de salud mental ha sido más complicado porque tenían menos acceso a las consultas, las citas eran más tardías, no eran presenciales, había reticencia por ir a centros como el nuestro… Nosotros no hemos cerrado, pero sí hemos notado una bajada en la asistencia. Afortunadamente ya la hemos recuperado y estamos en niveles de 2019 y aumentando continuamente la demanda de asistencia y consultas tanto de afectados como de familiares. Nosotros no nos ceñimos al tratamiento de la enfermedad en su aspecto médico, sino en el social, para buscar un entorno adecuado y facilitar a las familias la dirección que tienen que llevar con ellos. Siempre digo que el campo en el que hay que actuar consta de varios verbos: sensibilizar a la población general; visibilizar con campañas y a través de los medios de comunicación para llegar a la gente; normalizar porque no podemos ver la enfermedad mental como algo que tienen otros ya que un día la podemos tener nosotros; integrar e incluir y, por último, reivindicar. Todo eso se traduce en una serie de campos: promocionar la salud mental -y ahí es fundamental la Administración-; segundo, prevenir; tercero detección precoz, y cuarto, el abordaje, que tiene que ser integral.
–¿Cómo trata la sanidad pública a la salud mental?
–Pienso que bien. Nosotros tenemos muy buenas relaciones con todas las unidades de gestión clínica de salud mental del Reina Sofía y con el Programa de Salud Mental de Andalucía. Sabemos que se están haciendo muchas cosas, en parte por la labor reivindicativa de las asociaciones. Un ejemplo de ello ha sido la puesta en marcha del teléfono del suicidio, el 024, aunque cogido un poco con alfileres porque los psiquiatras no van a participar. Otro punto importante es que se ha creado una figura en Andalucía, adscrita al director del Programa de Salud Mental, que se está encargando de defender derechos y libertades de estas personas. El tercer ejemplo es la creación de la especialidad de psiquiatría infanto-juvenil, que era otra de nuestras reivindicaciones. Luego, hay otras que se han intentado hacer. Por ejemplo, los equipos de tratamiento intensivo comunitario (ETIC), que están dirigidos a personas con trastorno mental grave cuyo abordaje es difícil porque no toman la medicación, no acuden a las citas, viven aislados en sus domicilios… Se han creado 17 equipos en Andalucía, pero falta personal, no hay psiquiatras suficientes. Entonces, creo que la Administración está haciendo mucho por la salud mental, pero tiene que hacer mucho más a través de una mayor inversión.
–¿Cómo van las listas de espera en la sanidad pública en cuanto al acceso a un profesional de Salud Mental?
–La lista de espera se ha reducido y espero que siga en esa línea. El año pasado había unos retrasos importantes porque además muchas citas eran telefónicas. Ya son presenciales y no están en los tres o cuatro meses que estaban antes. Las listas tienen que mejorar en el tratamiento de psicoterapia. Es verdad que la Administración ha aumentado la presencia de los psicólogos en los centros de salud, pero aún así nosotros hacemos un seguimiento mensual o incluso de menor tiempo y eso no es fácil en la sanidad pública.
–¿Se abusa en Atención Primaria de los tratamientos farmacológicos antes de derivar al especialista?
–Nosotros queremos que la gente, antes de venir aquí, acuda a su médico y nos traiga el informe. Si no lo ha hecho les aconsejamos que lo hagan. Nosotros no queremos rivalizar, sino sumar y apoyar. Es verdad que la terapia no tiene que conformarse solo con el tratamiento propio de la enfermedad, hay que tratar el aspecto social, que es lo que nosotros hacemos. La Administración no tiene recursos para ello. ¿Que la gente está sobremedicalizada? Habría que hablar de casos concretos, no generalizaría. Hay personas para las que la farmacoterapia es necesaria. Es verdad es que con tratamiento de psicoterapia, apoyo social y de las familias necesitarían menos medicación, sin duda alguna.
–Se está hablando mucho últimamente de un aumento de casos de enfermedad mental en niños y adolescentes. ¿Lo habéis notado en la asociación?
–No solo están aumentando desde la pandemia, sino que hemos visto que es un campo que hay que tratar lo antes posible porque una gran parte de las enfermedades de salud mental comienzan en la adolescencia. Por tanto, si detectamos precozmente en la infancia y la adolescencia un problema, podremos atajar a tiempo la enfermedad. Por eso precisamente vamos a hacer una ampliación de espacios y hemos iniciado un proyecto de formación en centros educativos dirigido a profesores y alumnos para dar charlas con el objetivo de formarlos para detectar problemas de salud mental, sobre todo relacionados con el suicidio. Hemos tenido ya un primer encuentro con la delegada de Educación y el delegado de Igualdad. Hemos trabajado en varios puntos como la aplicación de técnicas de resolución de conflictos y saber cómo ayudar a cualquier persona que veamos que tiene un trastorno y, sino, ponerlo en conocimiento del profesor o un familiar. En los colegios también vamos a actuar en violencia de género, en el fomento de relaciones de ayuda y empatía y en técnicas de conciencia corporal refiriéndose fundamentalmente a la gestión emocional de cada uno y si se hace correctamente.
–¿Cuándo se va a poner en marcha el programa en colegios?
–Para el próximo curso. Vamos a hacer charlas de sensibilización bien on-line o bien presenciales. Las darán nuestras psicólogas y trabajadoras sociales.
–¿El bullying está relacionado con los problemas de salud mental en los niños y jóvenes?
–Sí, el bullying en España todavía, a pesar de lo que vemos, no está correctamente detectado y tratado. En otras sociedades, como la inglesa, tienen más experiencia y han volcado en él más medios. Aquí llevamos poco tiempo, pero es un problema importante. El primer problema que yo pondría es el suicidio y en segundo lugar el bullying.
–Al final ambos están conectados porque bastantes niños que sufren acoso escolar acaban en suicidio…
–Sí. En la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud hay un apartado sobre Prevención, promoción, detección precoz y abordaje de la conducta suicida y se articula en tres ejes. El primero es la sensibilización y mejora de la información a través de la concienciación, que tiene que estar promovida por las instituciones públicas, entidades sociales y medios de comunicación. El segundo es la detección precoz del riesgo suicida y el tercero es la asistencia integral a niños con problemas. Si no seguimos estos pasos, no hay nada que hacer.
–¿Por qué sigue existiendo ese rechazo social hacia las personas con problemas de salud mental, quizás por miedo?
–Por una parte, porque la cultura popular hace muchos años piensa así y eso es muy difícil cambiarlo. Los medios de comunicación y el cine nos han hecho ver que la enfermedad mental era peligrosa. Hay muchas películas del loco que va por ahí asesinando a gente. La salud mental tiene una serie de mitos que hay que desterrar: el primero es que la persona con enfermedad mental es peligrosa y el segundo es que la enfermedad mental no se cura. Si no conseguimos que esos mitos desaparezcan, va a ser difícil eliminar ese estigma. ¿Qué hay que hacer? Tratar e integrar a la gente. Los afectados no pueden estar metidos en un psiquiátrico o centro aislado. Como pueden dar problemas, los ponemos a las afueras de Córdoba… No, usted tiene que ponerlos en el centro, donde entren y salgan con total normalidad, como hace todo el mundo. Bien es verdad que el enfermo mental tiene que tener una premisa importante: debe estar controlado y tratado. Si no asiste a sus controles médicos y sus terapias y no se toma la medicación, indudablemente puede descompensarse y tener un comportamiento anormal. Pero para eso estamos nosotros.
–¿Qué balance hace del tiempo que lleva al frente de la asociación, desde septiembre de 2020?
–Ha sido muy satisfactorio, aunque siempre se puede hacer más. Hemos hecho muchas cosas. Lo primero ha sido afianzar la asociación en el tiempo que nos ha tocado. Lo segundo, conseguir una ampliación de espacios, que era necesario. Tercero, hemos creado una plataforma web nueva, interactiva y con posibilidad de formación en un futuro. También hemos aumentado las reuniones institucionales, los convenios y nos hemos integrado en el Córdoba Social Lab y el Foro de Discapacidad del Distrito Noroeste. Hemos aumentado nuestra presencia en medios de comunicación y hemos publicado un libro con ayuda de la Diputación que se titula Entendiendo la adolescencia, que está dirigido a padres. Luego, queremos hacer unos premios para personas relacionadas con la salud mental. Por último, estamos haciendo gestiones para intervenir en personas que estén en tercer grado en la prisión y estamos en contacto con el juzgado porque aquí trabaja gente judicializada que en vez de cumplir la pena en prisión la hacen en trabajo social en la asociación. Yo creo en lo que hago y en que se puede hacer mucho más.