Alrededor del 3,6% de los 11 millones de personas encarceladas globalmente padecen trastornos psicóticos, lo que
representa una prevalencia cuatro veces mayor en comparación con la población general. Este fenómeno está vinculado
a altas tasas de suicidio entre los reclusos, mayor riesgo de muerte prematura tras la liberación y una elevada
probabilidad de reincidencia.
Ante esta realidad, Instituciones Penitenciarias Españolas iniciaron en 2009 un programa
destinado a la atención integral de reclusos con Trastornos Mentales Graves.
El objetivo de este estudio piloto es explorar cómo la ansiedad, la depresión y los trastornos relacionados con experiencias traumáticas pueden afectar a los reclusos en dos prisiones de Lugo, recopilando datos iniciales que permitan entender mejor los desafíos de salud mental que enfrenta esta población. Los resultados evidenciaron diferencias significativas en las variables de ansiedad, depresión y experiencias de abuso, destacando la importancia de considerar estos factores en la atención a
la salud mental en el entorno carcelario.
Estos hallazgos sientan las bases para futuras investigaciones y abogan por
políticas y programas más efectivos para garantizar una atención adecuada en las prisiones.