Todos nosotros, cualquier profesional sanitario e incluso cualquier estudiante de ciencias de la salud puede afirmar que la Atención Primaria en el Sistema Nacional de Salud es la base de la pirámide y que, sin una Atención Primaria FUERTE, COMPLETA Y DE CALIDAD, nuestro Sistema Sanitario (tan envidiado por otros países tanto europeos como americanos) sería insostenible.
Si miramos en las facultades ya encontramos uno de los principales problemas. No en todas las facultades de Medicina de nuestro país la Medicina Familiar y Comunitaria es una asignatura obligatoria, sino que en alguno de los casos, simplemente se reduce a unos créditos (simbólicos en comparación a la carga del programa) optativos. Para justificar lo que comento, en muchas facultades los créditos asignados a la asignatura de Pediatría son mayores que los asignados a la Medicina Familiar Comunitaria, sin embargo, muchos pediatras acabarán trabajando en el ámbito de la Atención Primaria. Por ello, el estudiantado de medicina tal y como recoge el posicionamiento sobre Atención Primaria del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, solicita la incorporación urgente e inmediata de la Medicina de Familia en todas las universidades de España, con la consiguiente creación de órganos docentes específicos que aseguren la calidad de la enseñanza. No es permisible que el estudio del Sistema Sanitario se vea tambaleado desde su base.
El segundo problema, por cronología, se encuentra en el examen MIR y las plazas de Formación Sanitaria Especializada. ¿Somos conscientes de que más del 25 % de los médicos residentes obtendrán una plaza de Atención Primaria? La respuesta es negativa. Es de aplauso en la elección de plazas que los primeros números de orden sean adjudicatarios de una plaza de Medicina de Familia. ¿Estamos ante una sociedad que tiene completamente desprestigiada a la base del sistema? La respuesta es sí. Una dotación superior a nivel económico y de recursos humanos por parte de las autoridades competentes en materia de atención primaria podrían suponer una fortificación de la misma, consolidando la base de la pirámide y aumentando la calidad asistencial de la misma.
Cuando hablamos de Atención Primaria, nos olvidamos de la división que existe: Urbana y Rural, siendo esta última la mayoritaria para los profesionales sanitarios y la menos conocida por la mayoría de la población.
En muchas ocasiones, leemos titulares como: “la comarca “X” lleva más de 500 días sin médico” y no nos sorprende. Este tipo de titulares, como sociedad, debe hacernos saltar las alarmas de que el sistema no está funcionando plenamente. ¿Cómo es posible que un consultorio rural no tenga en sus instalaciones un equipo médico? Si el problema en la formación de los futuros médicos con la Medicina de Familia parecía grande, al relacionarlo con la vida rural parece un abismo.
En la mayoría (más del 90 %) de las facultades de Medicina no existe formación en Atención Primaria Rural y, en las que sí existe (3 facultades de Medicina en España) tan sólo en 1 de ellas (Universitat de Girona) la formación en Atención Primaria Rural es obligatoria. ¿Somos conscientes de que, más del 50 % de personas que elijan una plaza de formación sanitaria especializada de Medicina Familiar y Comunitaria será de desempeño rural? La respuesta, de nuevo, es NO.
Con este pequeño análisis, el estudiantado pone de manifiesto la carencia en formación que se recibe en las facultades de Medicina en materia del centro de nuestro sistema nacional de salud. Carencias que, por supuesto, deben ser asumidas por los estudiantes, y futuros residentes, para que la calidad asistencial que proporcionen en sus puestos de trabajo no se vea mermada por la ceguera que presenta el sistema para asumir dicho problema e intentar plantear solución a ello. Los únicos perjudicados en esto son los pacientes, y no nos estamos dando cuenta.
