Efectos de las micotoxinas en los síntomas neuropsiquiátricos y los procesos inmunes

Los efectos de los contaminantes del aire han recibido una mayor atención tanto a nivel clínico como mediático. Uno de esos contaminantes es el moho, crecimiento fúngico en forma de filamentos multicelulares conocidos como hifas. El crecimiento de los moldes es omnipresente no solo en ambientes exteriores sino también en ambientes interiores que contienen cantidades excesivas de humedad.

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La exposición a mohos generalmente se asocia con alergias y asma. Sin embargo, ahora se cree que está asociado con muchos problemas de salud complejos, ya que algunos mohos, especialmente Trichoderma, Fusarium y Stachybotrys spp, producen micotoxinas que se absorben de la piel, las vías respiratorias y el revestimiento intestinal. Las personas expuestas a hongos y micotoxinas presentan síntomas que afectan a múltiples órganos, incluidos los pulmones, el sistema musculoesquelético y los sistemas nerviosos central y periférico. Además, la evidencia ha implicado recientemente la exposición a micotoxinas en la patogénesis del trastorno del espectro autista. Los efectos de las micotoxinas pueden ser mediados a través de diferentes vías que incluyen la secreción de citocinas proinflamatorias, especialmente de los mastocitos.

La información revisada indica que la exposición al moho y las micotoxinas puede afectar el sistema nervioso, directamente o a través de la activación de las células inmunes, contribuyendo así a los trastornos del neurodesarrollo, como el trastorno del espectro autista.

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